4 | Distinto

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Mientras tanto, Jughead y su hija llegaron a su casa. El pelinegro la notó un poco distante y triste, asi que fue a su habitación luego de darse una ducha.

Vió que ella también había tomado un baño, ya que su cabello estaba húmedo y se encontraba frente a su tocador, cepillando su cabello.

- Linda... ¿Está todo bien? Te noto triste desde que saliste de tu clase. -explicó, y entró para sentarse en la orilla de su cama.

- Si, es que me acerqué a Sarah, quería disculparme pero ella no me dejó. -murmuró.

- Ay, mi vida. Hablé con su mamá y ¿Sabes algo? Ella opina igual que yo, y sabe que todo es culpa de su profesora, no tuya. -le explicó.

- Pero Sarah no piensa lo mismo. -sonó confundida, dejando el cepillo para voltearse hacia su padre.

- Bueno, también debes entenderla a ella, se debe sentir muy mal. -se encogió de hombros.

- No es razón para ser grosera conmigo. -se cruzó de brazos con molestia. - Yo solo quiero ser su amiga.

El rió. - Lo sé, linda. En algún momento ella se dará cuenta, ¿Si? Ahora no te preocupes por eso. Y ya que comiste tus vegetales toda la semana... ¿Que opinas de pedir pizza y ver peliculas?

La pelinegra rapidamente se levantó y saltó con sus brazos arriba en forma de celebración. - ¡Miercoles de pelis! -exclamó, haciendo reír a Jughead.

Ya era lunes, lo que indicaba el comienzo de otra semana. Y además, otra clase de Ballet.

Como siempre, Betty entró junto a su hija, la dejó en el salón y antes de irse, se acercó a una oficina de la academia, luego de pasar por varios salones donde habían niñas mas grandes, adolescenres y hasta adultas viendo clases.

Tocó la puerta aunque estaba abierta y la mujer dentro levantó su mirada, viéndola sobre sus lentes.

Sonrió, haciendole una seña para que entrara. - Adelante, señorita Cooper. -aceptó. - Cierre la puerta, por favor.

Ella lo hizo, y se sentó frente a ella.

- Hace bastante no nos cruzábamos por aquí, ¿Como se encuentra?

- Yo muy bien, señora Dubois. -ella sonrió. - ¿Y usted?

- Mejor que nunca. Ese viaje a Francia me dió mucha energía. -dejó sus lentes a un lado, centrando su atención en la rubia. - ¿En que puedo ayudarla, señorita Cooper?

- Bueno... No se si está al tanto de lo que está pasando con Sarah y la señorita Fischer. -hizo una mueca.

La morena frente a ella enarcó una ceja y negó. - No sé de que me habla.

- Bien, le explico. Desde hace un par de semanas la señorita Fischer viene dándole un trato... distinto a mi hija. -suspiró. - Y siendo sincera no es el mejor.

- Vaya al punto, por favor. -pidió la mujer y Betty asintió.

- Una semana atrás las niñas estaban haciendo una pequeña pieza que su profesora les enseñó, y ella pasó toda la clase criticando de muy mala manera a Sarah. Y no, no eran correcciones o críticas constructivas. Eran malas críticas y solo contra Sarah, estuve viendo toda la clase y creame que lo noté. Además, la comparó con Valerie, y le dijo que se sentara para mirarla, lo cuál me parece una humillación para mi hija.

La mujer frente a ella se veía sorprendida. - ¿La mandó a sentarse en medio de una clase?

Betty asintió. - Si, le pidió que viera a Valerie porque ella si sabía hacerlo a la perfección y Sarah se salió llorando, tuvimos que irnos antes.

- Dios... -la mujer suspiró. - Me voy dos meses y resulta que una de mis profesoras humilla a una niña de 6 años, increíble. -se quejó. - ¿Hay algo más, además de eso?

- Si... La clase pasada hablé con la profesora pero ella solamente me dijo que debía aceptar su manera de enseñar, que si quería podía retirar a mi hija de las clases. Y el problema no es solo ese, Sarah se siente insuficiente y Valerie culpable porque piensa que es su culpa todo esto. Y sinceramente, si esto continúa, tendré que retirar a Sarah de la Academia Bolshoi.

Celine rapidamente negó. - No se preocupe señorita Cooper, que yo hoy mismo me encargo de esto, ¿Está bien? Y hablaré con las niñas.

Betty asintió. - Bueno, sabía que hablar con usted si iba a servir de algo. Muchas gracias, señora Duboi.

- No hay de qué, señorita Cooper. -le sonrió.

- Hasta luego. -la rubia se despidió, y luego salió de ahí.

Al salir, sonrió al ver a Jughead sentado en la sala de espera.

- Betty. -el sonrió también. - ¿Como estás?

- Muy bien, ¿Tú? -ella le preguntó, sentándose a su lado.

- Igual. -asintió.

- Vengo de hablar con la directora Duboi. -explicó.

- Oh, ¿Y como fue? -le preguntó curioso.

- Me dijo que hoy iba a encargarse del problema que hay con la profesora de las niñas y que además hablaría con ellas.

En eso vieron a la directora abrir la puerta del salón y pedir a Valerie y a Sarah, para luego llevárselas a su oficina.

Ambos cruzaron miradas. - Bueno, veo que fue efectivo. -el rió. - Espero que puedan resolverlo. Valerie quería disculparse con ella.

- Dios, lo siento tanto, Sarah fue muy grosera. -se disculpó apenada.

- No hay problema. -el negó. - Yo entiendo como se siente, pero bueno, ojalá y hablarlo con la señora Duboi si funcione para que arreglen sus diferencias y además la profesora cambie su actitud.

- Si... Eso espero. -ella asintió en un suspiro.























Buenos días.

A ver, comenten.

Ah era re pesada JSJAJS.

Bye. :)

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora