47 | Insoportable

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El pelinegro bajó del avión privado de su padre en el aeropuerto de Toscana, Italia.

- Fp Jones. -un hombre mayor vestido de traje se acercó al nombrado para saludarlo con un apretón de manos. - Siempre es un placer verte por aquí.

Este sonrió. - Lo mismo digo, Alessandro.

Este le sonrió y luego se dirigió al pelinegro menor extendiéndole la mano de la misma manera. - ¿Como estás, Jughead?

- Todo bien, señor Leone. -le sonrió.

- Franchesca, ven aquí. -el hombre llamó la atención de una chica, la cuál ya caminaba hacia ellos.

Esta se acercó con emoción y cubrió a Jughead con un fuerte abrazo. El se quedó estático ante eso y un poco incómodo, pero para no verse grosero con ella frente al señor Leone, levantó su mano dejándola en la espalda de la castaña.

- ¡No puedo creer que vuelvas, Juggieboo! -sonrió, besando su mejilla y abrazándolo de nuevo.

Este rió un poco falso, alejándose. - Hola, Franchesca.

- ¿Solo Franchesca? -ella se cruzó de brazos e hizo un puchero con molestia. - Siempre me llamas Frenchi. -se quejó.

- No, ese apodo lo inventaste tu misma y nunca me gustó.

Ella rodeó sus ojos. - Como sea... -se dirigió a Fp y lo saludó. - Hola, señor Jones. -dijo animadamente con una sonrisa bastante amplia.

Se acercó de nuevo a Jughead, tomando su mano para entrelazarla con la de ella.

- Ven, Juggieboo, iremos a mi casa. Papi, lo llevaré en mi auto. -le dijo a su padre.

Cuando estaban por alejarse ya que ella lo tomó de la mano, Fp lo llamó.

- No lo creo. -negó. - Nosotros antes iremos a nuestra casa y a resolver unas cosas, y ya nuestro auto está ahí. -Fp señaló un auto negro.

Ella bufó, soltando su mano. - Ush, bueno. Te veré en la noche. -besó la mejilla del pelinegro y se fue.

Jughead y Fp se dirigieron al auto y cuando cerraron las puertas, el pelinegro más chico aún se veía incómodo, bajo la mirada divertida de su padre.

- ¿Que es lo que debemos hacer antes? -preguntó Jughead confundido.

- Nada. Te salvé de pasar más tiempo con la insoportable de Franchsesca. -explicó algo divertido.

- Gracias. -agradeció dramáticamente.

- El favor es más para Betty que para ti. -dijo divertido, comenzando a conducir luego de encender el auto.

Jughead sonrió y tomó su teléfono, para marcar el número de su novia.

Marcó la llamanda y esperó varios tonos hasta que ella respondió. Cuando escuchó su voz adormilada, hizo una mueca.

- ¿Te desperté? -preguntó.

- Si. -ella murmuró.

- Ya llegamos, olvidé la diferencia horaria, lo siento. -se disculpó.

- Está bien, Jug. -lo tranquilizó, sentándose en su cama y encendiendo su lámpara. - ¿Todo bien?

- Si, nena. Ahora iremos a la casa de mi padre y a hacer otras cosas para luego ir con uno de los inversionistas. -explicó. - Sigue durmiendo, llámame cuando despiertes, ¿Si?

- Bueno, Juggie. Te amo. -murmuró.

- Te amo, Betts.

Ella cortó la llamada y Jughead dejó su teléfono a un lado.

- La despertaste. -Fp se burló.

- Cállate. -el se quejó. - Olvidé que aquí en Italia estamos adelantados 9 horas comparado con Los Ángeles. -explicó.

- Yo también lo había olvidado, siendoté sincero. -rió. - Menos mal que no llamé a tu madre, porque me hubiera insultado de todas las formas posibles.

- Oh si, no tengo dudas. -Jughead sonrió.

En la noche, los Jones se encontraban en la gran mansión de la familia Leone.

Mansión en la que solo vivían Alessandro y su hija Franchesca.

- Juggieboo, ven. Debes conocer a mi nueva perrita. -le tomó de la mano guiándolo al patio trasero de la mansión.

El suspiró siguiéndola, luego de alejar su mano de la de ella.

- Se llama Tiffany, es una ternurita. -explicó, tomando a la cachorrita de raza pomerania en sus brazos.

- No me gustan los perros. -se alejó.

- Ay, no sabia. Lo siento. -se disculpó, intentando acercarse para abrazarlo, cuando el teléfono de Jughead sonó.

El sonrió al ver de quién se trataba.

- Amor. -fue lo primero que dijo al atender la llamada, mirando como la cara de la castaña frente a él cambió completamente.

- Juggie. -ella sonrió. - Ya estoy perfectamente despierta. -dijo divertida. - Recién llego al estudio.

- Lo siento. -se disculpó una vez más, con una risita.

- ¡Juggieboo, mira! -la chica lo llamó en voz alta para que se escuchara en la llamada.

- ¿Juggieboo? -Betty preguntó con una ceja enarcada.

- Es la hija de uno de los inversionistas más importantes. -explicó, siguiendo a la castaña, pero manteniéndose alejado. - Juro que no la soporto. -aceptó en un murmuro. - No entiende que no quiero nada con ella.

- ¿O sea que le gustas? -Betty preguntó sorprendida, y algo indignada. - Como no estoy ahí para tomarla del cabello y...

- Bueno, ya. -el le pidió interrumpiéndola. - Basta de tanta agresividad, amor.

- Lo siento. -Betty rió. - Pero no dejes que se pase, eh.

- Obvio no, nena. Y mi padre me ayuda. -rió divertido por lo que pasó cuando llegaron. - Cuando llegue al hotel te cuento, ¿Si? Ahora no tengo mucha privacidad.

- Bueno, Juggie. Te amo mucho.

- Te amo, nena. Cuídate. -sonrió, cortando la llamada y dejó el aparato dentro del bolsillo de su traje.

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora