111 | Respetarme

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Betty despertó cuando la luz del sol comenzó a molestarle. Notó que su esposo no estaba a su lado y cuando se sentó en la cama soltó un quejido ante el dolor de cabeza que tenía.

Abrió sus ojos lentamente y miró alrededor de la habitación.

Ay, no. Pensó la rubia, al ver ropa tirada en el piso y comenzó a pensar, intentando recordar que había pasado la noche anterior.

Claramente se había embriagado, eso estaba más que claro.

¿No habían tenido sexo, o si?

Sus ojos se cristalizaron al pensar en eso. ¿Acaso Jughead no había respetado su pedido? Y se había aprovechado de su estado para poder tener sexo con ella.

Para usarla de nuevo.

La puerta se abrió y Jughead entró con una bandeja con el desayuno en sus manos. - Buenos días. -sonrió, dejando la bandeja en la mesita sin verla.

Pero al levantar su mirada, notó las lágrimas saliendo de los ojos de su esposa.

- Nena. -murmuró con preocupación. - Betts, ¿Que pasó? ¿Por qué lloras? -preguntó con nervios. - ¿Las chicas llamaron? ¿Pasó algo con las niñas?

Ella no respondía y Jughead comenzaba a desesperarse, así que tomó su teléfono para llamar a su mejor amiga.

- No pasó nada con las niñas. -Betty negó mirándolo y limpió sus lágrimas con fuerza, como con molestia.

El suspiró, cancelando la llamada y soltó su móvil. - ¿Entonces que pasa, por qué lloras amor? -se sentó a su lado.

Intentó limpiar sus lágrimas y ella negó. - Déjame Jughead.

- Amor explicame que sucede. -el insistió confundido.

- ¿Anoche tuvimos sexo? -ella preguntó mirándolo.

- ¿Que? No. -el negó rapidamente.

- ¿Y entonces por qué mi ropa está en el piso?

- Vamos Juggie... -ella pidió con necesidad. - Llévame arriba y hazme tuya, estamos solos...

Jughead lo consideró por un momento, pensando en cuánto necesitaba aquello.

El negó y juntó todo su autocontrol para separarse de la rubia. - No, Betts. Luego te vas a arrepentir, y se que yo debo ganarme esto. -explicó.

Betty intentó acercarse.

- Betty. -dijo de forma seria. - No.

La rubia bufó. - ¡Eres un aburrido! -se quejó como niña pequeña con sus ojos cristalizados.

- Aja. -sonrió. - ¿Sabes qué? Si iremos arriba, a darte una ducha fría. -la tomó de la cintura llevándola a su habitación.

Al llegar arriba, la rubia sonrió y comenzó a desvestirse.

- Vamos, Juggie...

- Si, a la ducha. -el murmuró tomándola de la cintura luego de que ella se desvistió.

La rubia estaba intentando quitarle la ropa a él pero el nego.

- Ya deja de intentarlo, y entra. -dijo serio, señalando la ducha.

- Bueno... Tu estabas muy ebria y querías pero yo no quise... -admitió con una mueca. - ¿Por eso estás así? -suspiró entendiendo. - No, amor, no tuvimos sexo. Se que no quieres que me pase contigo ahora porque estoy en prueba o algo así, y sinceramente cuando me pediste que subiera contigo para... Eso lo pensé, pero también pensé en como te sentirías luego, no quiero que vuelvas a sentirte usada...

Ella suspiró mirando sus piernas. - Lo siento. -murmuró. - Pensé que eso había pasado.

- No, no. -el negó tomando su mentón. - Está bien. Despues de todo es mi culpa. -se encogió de hombros. - Y tu ropa está en el piso porque cuando te iba a dar una ducha fría, te quitaste toda la ropa pensando que haríamos otra cosa. -dijo algo divertido.

Betty le dedicó una sonrisa ladina. - Gracias por respetar lo que te pedí, por respetarme a mí.

- Siempre, nena. -sonrió limpiando sus lágrimas y se acercó a besar su frente. - Preparé el desayuno y te traje una pastilla, probablemente te duele la cabeza.

- Si. -ella admitió con una mueca.

Jughead rió y se levantó para tomar la bandeja dejándola sobre la cama, tomando de esta un vaso de agua y la píldora.

Mientras desayunaban, una llamada entró al teléfono de Jughead. Al ver que era Toni, inmediatamente respondió dejando la llamada en altavoz para continuar comiendo.

- Jug. -ella murmuró. - Vi una llamada perdida tuya, pero no escuché el teléfono sonar. -dijo confundida.

- Llamé sin querer, Toni. -sonrió. - ¿Como está todo en casa?

- Bien. -dijo con suficiencia. - Las niñas desayunando y Cher tiene a Marco, la verdad ha estado muy tranquilo. -admitió.

- Tienen suerte. -se burló Betty.

Escucharon una risa de Toni. - Es que le gusta estar con sus tías. -ambos rieron.

- Hablamos luego, Toni. -Jughead dijo.

- Bien, cuídense. -la morena se burló. - En un futuro no quiero tener que cuidar otro niño.

- Bueno, eso no lo decides tú. -Jughead sonrió mirando a su esposa.

- ¿Y tu pito loco si? -preguntó la morena con sarcasmo haciendo reír a Betty, quien recibió una mala mirada del pelinegro.

- Ja, Ja. Tonta. Bye. -no dejó que ella dijera nada más y cortó la llamada.

- Eso fue grosero. -Betty lo señaló de forma retadora.

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora