118 | ¿Quieres besarme?

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En la noche, las niñas se durmieron bastante rápido y temprano, justo después de cenar. Y era raro, porque normalmente pasaban un rato más despiertas.

Pero la razón era que habían tenido una clase muy cansada, que las dejó agotadas.

Y para suerte de los dos adultos, Marco también estaba profundamente dormido. Lo que les dejaba la casa sola, silenciosa y en paz.

Cosa un poco rara, la verdad, así que ninguno sabía que hacer pues no estaban acostumbrados a eso.

- ¿Vemos películas? -Betty le preguntó al pelinegro. - O sea... Es raro que tengamos tanta paz, y no se que más podríamos hacer. -admitió divertida.

El rió y asintió. - Vamos. -la guió a la pequeña sala de cine, cerrando la puerta tras el. - ¿Que quieres ver? -Jughead le preguntó, mientras buscaba en la pantalla.

- 50 sombras de Grey. -ella sonrió traviesa.

Jughead se volteó a ella con una ceja enarcada. - Parece que quieres aprovechar la tranquilidad de la casa. -se burló.

Ella rió. - No lo decía en serio. -ella admitió con una mueca cuando vió que el pelinegro le dió play a la película que dijo segundos antes. - Pero bueno.

Ambos se acomodaron en el sofá más grande, cubriéndose con las mantas abrazados al otro, mirando la pantalla donde ya comenzaba la película.

Al rato, Betty miró a su esposo, quién tenía toda su atención en la película. Ella acarició su mejilla y el la miró, dejando sus caras a centímetros.

- ¿Que pasa? -el preguntó en voz baja mirándola a los ojos.

- ¿Quieres besarme? -ella preguntó, a lo que el soltó una pequeña risa.

- Eso no debes preguntarlo, nena. -negó divertido y se acercó más para así unir sus labios en un beso apasionado.

Al principió fue lento y apasionado pero con un toque de cariño, pero luego ella fue quién lo convirtió en uno más lujurioso.

- Betts. -el jadeó cuando la rubia se separó levemente de sus labios para subirse en su ragazo.

- ¿Mhm? -preguntó, inclinándose para comenzar a besar el cuello de su esposo con necesidad.

- ¿Estás segura? -preguntó acariciando su cintura.

- Si. -ella murmuró. - ¿Vamos a nuestra habitación? -sonrió mirándolo.

- Ay, amor. -el sonrió de lado acariciando su mejilla. - Si lo vamos a hacer no quiero que te guardes un solo sonido. -admitió. - Así que... Aquí lo haremos.

Ella también sonrió de forma traviesa y se levantó para pasarle traba a la puerta de la sala, luego apagó la pantalla y encendió en baja luminosidad las luces led del techo en rojo.

Jughead soltó una pequeña risa pero sonrió sin poder evitarlo cuando su esposa volvió a su regazo y lo besó.

El pelinegro la atrajo de la cintura y gruñó en medio de su beso cuando ella comenzó a moverse circularmente sobre él, haciendo que se formara un bulto en su entrepierna.

La alejó un poco para quitarle la camiseta de su pijama y ella hizo lo mismo, ahora ambos estaban desnudos de la cintura hacia arriba.

Betty volvió a besarlo, apegando sus pechos a él.

Jughead jadeó y se separó de sus labios para bajar sus besos de forma lenta por su cuello y el valle de sus pechos, donde sabía que a ella le gustaba ser besada, mientras lo acercaba del cabello.

Rato despues, cuando los dos estaban más apresurados, terminaron de desvestirse.

La rubia miró el miembro erecto de su novio y relamió su labio inferior con deseo, para luego sentarse sobre él y dejarse caer, llenándose a si misma.

- Jug. -gimió.

- Si, nena. -el gruñó en su oído. - Gime para mí.

La rubia lo miró a los ojos con los suyos levemente cristalizados por todo el placer que estaba sintiendo, y sin dejar de moverse sobre él lo besó.

Ambos movieron sus labios a ritmos distintos, y es que estaban tan apresurados y desesperados que no lograban unificarlo, solo querían sentir sus cuerpos apegados sin importar qué.

- ¡Jug! -exclamó en un fuerte gemido separándose de los labios de su esposo cuando se sintió más cerca de obtener el orgasmo.

- Yo tambié, amor. -murmuró. - Vente conmigo. -Jughead le pidió en un jadeo cargado de placer, con la voz ronca.

Cuando ambos lograron obtener el máximo placer, la rubia se dejó caer en el pecho de su esposo, agitada.

El sonrió acariciando sus brazos y quitándole todo el cabello de la cara ya que estaba bastante despeinado.

- Vamos arriba amor, debemos ducharnos. -el le dijo.

Betty asintió, notándose cansada y se levantó con la respiración aún agitada para tomar su ropa del piso, así como hizo Jughead.

Cuando se vistieron, amtes de salir el pelinegro apagó todas las luces de la sala, y luego la tomó de la cintura guiándola escaleras arriba hacia su habitación.

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora