Ballerinas | Bughead | +18

176 | Dinero

Cuando los tres hermanos se fueron con Gladys, en la casa solo quedó la pareja, que compartió un rato en la sala de cine mirando una película.

Pero cuando empezó a anochecer, ambos decidieron que era hora de ir a alistarse, así que se dieron una ducha juntos.

Ahora, Betty estaba sentada en su tocador frente al espejo arreglando su cabello mientras Jughead se hacía el nudo de la corbata.

- Bebé, no tardes. -el le pidió. - Que me aburro.

Ella rió levemente mirándolo a través del espejo.

- ¿Te combinaste conmigo a propósito? -cuestionó divertida al ver su traje de color azul oscuro.

- No pude evitarlo al ver tu vestido. -se defendió.

- No importa, estás muy guapo. -dijo quitando su mirada de él, y el se dio la media vuelta sin decir nada al sentir sus mejillas arder.

Cuando Betty estuvo lista, se dio cuenta de que ya estaba sola en la habitación, asi que apagó las luces del baño, el vestidor y la habitación en general, dejando encendidas solo las que estaban tras la cama.

Tomó su móvil y bolso de mano, dándose cuenta de que la pequeña maleta que ella y su esposo empacaron con ropa para ir a la cabña ya no estaba ahí asi que supuso que el se la había llevado.

Cuando bajó las escaleras, lo vió en el sillón de la sala mirando su teléfono y sonrió.

- ¿Que haces?

El levantó su mirada y sonrió grandemente al verla, con ese brillo que siempre aparecía en sus ojos cuando admiraba a su bella esposa.

- Estaba viendo instagram, pero verte a ti es mejor. -sonrió acercándose para tomarla de la cintura y besar su mejilla. - Deja de usar labial porque no puedo besarte. -se quejó mirando sus labios tintados de un color vinotinto.

Betty sonrió entrelazando sus manos. - ¿La maleta?

- Ya está en el auto. ¿Vamos?

Ella asintió y así ambos salieron de la casa, entrando al auto negro que estaba aparcado justo frente a esta.

•

- Jug... Quiero hablar algo importante contigo. -Betty admitió, tomando un sorbo de vino de su copa, mirando al pelinegro frente a ella.

Ya estaban cenando, pues un rato antes habían llegado al restaurante donde Jughead reservó una mesa para dos.

El enarcó una ceja con curiosidad. - ¿Es malo?

Betty negó. - No. Pero se que tal vez no te agrade tanto.

El suspiró. - ¿Sobre qué?

- Es sobre algo que quiero que le regalemos a las niñas... -dijo algo nerviosa. - Algo que ellas amarían.

- ¿Y eso es..? -el dejó la pregunta al aire, un tanto confundido.

- El campamento de bailarines. -confesó Betty, y el inmediatamente soltó una risa sarcástica. - Jug. -ella le dio una mala mirada a su esposo por su reacción.

- Betty, no. -el negó. - No dejaré ir a mis hijas solas a otro país por una semana, sin saber que tipo de gente irá.

- Querrás decir nuestras hijas. -la rubia lo corrigió con algo de molestia. - Jughead, sabes muy bien que este ha sido su sueño desde muy chicas... Además, ellas no nos han dicho nada pero estoy segura de que ya saben las fechas del campamento y el lugar, este año será en España.