119 | Primer día

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Luego de la ducha, ambos se metieron bajo las mantas de su cama. Ella solo con la camiseta de su esposo y Jughead con su pantalón de pijama.

- Juggie. -ella murmuró mientras acariciaba su cabello, con él en su pecho disfrutando de las caricias de su esposa.

- ¿Mhm? -el preguntó con los ojos cerrados.

- Estuve pensando y... Creo que ya es hora de comenzar con los preparativos de la boda. -sonrió.

El también sonrió, incoscientemente, sin abrir sus ojos. - Me parece estupendo, amor.

- ¿Tienes ideas de en donde quieres que sea? -ella preguntó.

Jughead se sentó mirándola a los ojos y asintió. - En Italia. -confesó. - Se que... Ni tu ni yo somos los más religiosos, pero me gustaría que hagamos la ceremonia en la misma iglesia donde mis padres se casaron, se que eso haría feliz a mi madre... Si no te molesta, claro. -dijo acariciando su muslo bajo la manta.

Ella sonrió de lado y negó. - No me molesta, Jug. Es lindo. -admitió. - Y la verdad no lo había pensado, pero me gusta la idea de casarnos en Italia. -rió.

- Bueno, de hacer la celebración como se debe. -murmuró en sus labios. - Porque casados ya estamos. -sonrió antes de besar los labios de su esposa y ella rió al separarse.

- Es cierto, pero aún así me parece buena idea. -admitió la rubia.

- Bueno, luego hablamos bien de esto, ahora estoy cansado y quiero mimos hasta dormirme. -pidió, volviendo a dejar su cabeza sobre el pecho de su esposa, tomando su mano para llevarla a su cabello.

Betty soltó una risa y comenzó a moverla de forma lenta dándole las caricias que a él tanto le encantaban.

Al día siguiente, Betty despertó y como pudo, se salió del agarre en su cintura de su esposo y se levantó para salir de la habitación intentando no hacer ruido.

Pasó por la habitación y agradeció mentalmente al notar que su bebé seguía durmiendo, luego de despertar dos veces a lo largo de la noche.

Luego pasó por las habitaciones de sus hijas dejando varios toques en ambas. Entró primero a la de Val.

- Arriba linda. -le pidió abriendo sus persianas, mirando como ella abría sus ojos de par en par.

Luego salió de esa y entró a la de Sarah. - Pequeña, vamos, es tu primer día en la nueva escuela. -sonrió también abriendo las persianas.

Pero se sorprendió cuando la niña se sentó de un solo impulso en la cama. - ¡Es cierto! -exclamó con emoción y se levantó para entrar al baño de su habitación haciendo reír a la rubia.

Betty bajó las escaleras para comenzar a hacer el desayuno. Mientras lo hacía, dos manos se posaron en su cintura.

- Buenos días. -su esposo le dijo al oído con su voz de recién despierto, su voz ronca.

- Buenos días Juggie. -respondió. - Pensé que te ibas a despertar más tarde.

- Oh, si. Quería. -sonrió. - Hasta que recordé que es el primer día de Sarah en la nueva escuela y quise acompañarla antes de que se vayan.

- Eso es lindo. -Betty le dió una tierna sonrisa, dejando su mano en la mejilla de su esposo y luego se acercó a besarlo. - Te amo.

- Te amo nena. -sonrió, guiñándole un ojo cuando ella se alejó para continuar lo que hacía.

Cuando las niñas bajaron, ambas saludaron a sus padres y se sentaron en la mesa esperando el desayuno.

Jughead se sentó junto a ellas y miró a la rubia más chica. - Te noto nerviosa. -rió.

Ella asintió. - Estoy así de nerviosa. -hizo una seña con sus dedos dejando un pequeño espacio entre ellos. - Solo un poco.

- Pero papi, ya yo le dije que le presentaré a mis amigos, y todos van a querer que sea su amiga. -Valerie dijo obvia mirando al pelinegro.

- Y eso está bien, princesa. -asintió. - Pero es normal que se sienta un poco nerviosa por hacer algo nuevo.

- Pero estoy más emocionada que nerviosa. -la niña admitió y el pelinegro soltó una risa.

Mientras Betty dejaba el desayuno de cada uno en la mesa, escucharon al bebé llorar.

Jughead se levantó y tomó su plato para dejarlo dentro del microondas. - Ya vuelvo. -dijo y subió las escaleras.

Bajó minutos despues con el bebé en brazos, que al ser cargado por su padre dejó de llorar.

Cuando todas las chicas terminaron de comer Jughead se acercó a sus hijas y dejó un beso en la frente de cada una. - Suerte, princesas.

Ellas le sonrieron tomando sus cosas y luego el fue hasta su esposa dejando un beso en sus labios.

- Cuídate nena. Te amo.

- Te amo Juggie. -sonrió y miró al bebé que Jughead tenía en sus brazos. - Y a ti mi pequeño. -sonrió y dejó un beso en la pequeña mejilla del bebé.

Luego Betty se fue de la casa junto a sus dos hijas para dejarlas en la escuela.

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora