22 | Detalle

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Bajaron con las manos entrelazadas del auto de Jughead, frente a una hermosa cabaña.

El abrió la puerta con unas llaves que tenía en la chaqueta de su traje y Betty se sorprendió al mirar el interior.

El piso estaba lleno de pétalos de rosas y habían velas por todas partes.

- Jug... -murmuró.

- Pasa, Betts. -le pidió con una sonrisa.

Ella lo miró y suspiró para caminar dentro, siguiendo el camino que marcaban los pétalos del piso, mientras el la seguía.

El camino terminó en una puerta de vidrio corrediza. Al abrirla, miró el patio trasero de la cabaña, desde el que tenía una vista perfecta de la playa.

En medio de este había una mesa con dos platos, dos copas, una hielera y una copa de vino.

- Acaban de servir la comida. -el le murmuró, tomándola de la cintura tras ella. - Así que aún está a temperatura.

Betty seguía mirando todo un tanto incrédula. Todo era... Perfecto. El había pensado hasta en el más mínimo detalle y eso le encantaba.

- ¿Betts? ¿No te gustó? -preguntó ante su silencio.

Ella se volteó a mirarlo y lo tomó de las mejillas mientras negaba. - ¿Como crees eso? -preguntó incrédula. - Es perfecto. Me encantó. -besó sus labios lentamente y al separarse lo miró a los ojos. - Gracias.

- Te mereces esto y más. -el admitió.

Betty mordió su labio inferior y el la guió a la mesa, para rodar su silla y que se sentara. Luego el se sentó frente a ella.

- Pedí que nos prepararan sushi. Debo admitir que me arriesgué un poco porque no te pregunté si te gusta. -admitió.

Ella soltó una leve risa. - Si me gusta. -asintió.

- Gracias a dios. -murmuró haciéndola reír.

Ambos destaparon sus platos revelando los roles de sushi.

- Los dejaron aquí justo antes de que llegaramos. -le explicó.

- Jug, pensaste en todo.

- Por supuesto que sí. -le guiñó un ojo. - Pasaron dos semanas en las que solo nos vimos dos veces, esto era necesario.

- Si... -ella bajó su mirada sonrojada. - De verdad gracias. -murmuró. - Esto es hermoso. Nadie nunca había hecho algo tan lindo por mí... -admitió.

- Betty, mírame. -le pidió.

Ella levantó su cabeza y sus miradas se conectaron.

- Me gustas, y quiero darte hasta lo que no puedo. -le dijo con seguridad. - No me importa si antes no te han dado lo suficiente o no te han valorado como deberían, yo soy otra persona y yo si lo haré. -admitió. - Yo si se valorar a una hermosa mujer como lo eres tú...

Los ojos de la rubia estaban cristalizados. - Tengo miedo. -murmuró. - No quiero salir herida de nuevo.

- Creéme que en mis planes no está hacerte daño. -negó. - Y también tengo miedo, pero supongo que siempre debemos tomar riesgos, ¿No?

Betty asintió. - Si. También me gustas. -sonrió de lado.

Jughead tomó su mano sobre la mesa y la besó. - Ahora disfrutemos de la comida, ¿Si?

La rubia soltó una leve risa y ambos comenzaron a comer.

- ¿Valerie te contó del festival? -le preguntó al pelinegro.

- Si. -asintió. - Claro que lo hizo, sabes lo emocionada que se pone. -ella rió.

- Es igual a Sarah. Quiere que yo les diseñe los trajes a todas.

- Deberías hacerlo, Betts. Tus diseños son increíbles. -admitió.

- Si... El lunes la directora Duboi me pidió ir con ella para hablar sobre eso. Ya veremos. -se encogió de hombros.

- ¿Cuando será el festival?

- Aún no hay fecha exacta, pero probablemente sea en dos meses.

El asintió. - Bueno, queda tiempo...

Cuando terminaron su comida, el se levantó tendiéndole su mano a la rubia, quién la tomó y se levantó también.

El la guió al final de la terraza, donde habían unas rejas y se veía aún mejor la vista. La playa desolada, las olas sonando y la luz de la luna alumbrando.

- Es hermoso aquí. -ella murmuró.

- Compré esta cabaña hace un tiempo, para vacacionar con Valerie. -rió. - Ella siempre ha amado la playa...

Betty lo miró mientras el contemplaba el paisaje.

- Nunca dejaré de decirlo. -el la miró. - Eres un padre increíble.

- Tu no te quedas atras. -el susurró, tomándola de la cintura. - También eres una madre increíble.

- Entonces nuestras hijas tienen mucha suerte. -ella dijo divertida. El pelinegro sonrió de lado y bajó su vista a sus labios. - Hazlo. -ella pidió.

La miró a los ojos otra vez y relamió sus labios, para acercarla a él del cuello y besarla.

Ambos abrieron sus bocas, haciendo de ese beso uno mucho más apasionado y lujurioso, nada parecido a los besos que habían compartido antes.

Ella dejó sus manos en el los hombros del pelinegro y se apegó más a él, para profundizar aún más aquel beso, uniendo sus lenguas en medio de este.

- Vamos arriba. -el pidió con la respiración agitada y Betty lo besó de nuevo.

- Vamos. -ella aceptó y el pelinegro la guió adentro con sus manos entrelazadas.


























Holi JAKSJS

Imaginemos que en la foto de arriba la vista es la playa, ¿Ok? Ok


Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora