142 | Boba sonrisa

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- Mi padre compró esta casa cuando yo era niño. -le informó Jughead a su esposa mientras bajaban del auto tomados de manos. - Y desde entonces ha mantenido este viñedo, solíamos venir a vacacionar aquí.

- Es hermoso Juggie. -la rubia miró todo con emoción. - Siempre quise conocer un viñedo.

- Cuando quieras podemos pasearlo todo montando a caballo, es muy grande y sería muy cansado caminar. -admitió.

- ¿En caballo? -sus ojos brillaron. - ¡Si quiero Juggie!

El rió y dejó un beso en su mejilla, y comenzaron a subir unos escalones que daban a la puerta principal de la casa.

Al llegar, vieron a una mujer algo mayor, junto a un hombre vestido de traje.

- Dios mío, eres todo un hombrecito. -la mujer dijo con los ojos cristalizados y se acercó a abrazar al pelinegro, quien aceptó el abrazo gustoso.

- Hola, Lia. -el sonrió. - Todo sigue igual.

- Me he encargado de mantener esta casa intacta, y me agrada poder recibirte aquí de nuevo junto a tu esposa... -sonrió mirando a la rubia, quien estaba un tanto sonrojada.

Jughead sonrió y se acercó para tomarla de la cintura. - Betts, ella es Lia. -presentó a la mujer y ambas estrecharon sus manos. - Como no vivíamos aquí, ella siempre se encargó de mantener esta casa.

- ¿Soy invisible acaso? -el hombre enarcó una ceja.

- Por supuesto que no. -Jughead rió y se acercó a abrazarlo también. - Amor, el es Enzo, esposo de Lia y el encargado del viñedo.

- Es un gusto. -la rubia también estrecho su mano con la del hombre.

- Lo mismo digo. -Enzo le sonrió amable.

- Bueno, pasen a instalarse, les preparé tu habitación, Jughead. -informó la mujer mientras entraban a la casa.

- Muchas gracias, Lia. En un rato iremos en caballo, ¿Podrías prepararlos, por favor?

- Por supuesto, le diré a Enzo. -sonrió. - ¿Quieren algo para beber, para comer? -cuestionó.

Betty negó y Jughead igual. - Por ahora nada, gracias. -la rubia sonrió.

- Bien, si necesitan algo más solo llámenme. -fue lo último que dijo la mujer antes de alejarse.

Jughead guió a su esposa por las escaleras hasta una de las habitaciones.

- Es hermosa la casa. -Betty admitió cuando entraron.

- Todo sigue igual, estoy asombrado. -el admitió, mirando su colección de libros viejos en un estante.

Betty sonrió mirándolo y se acercó para abrazarlo por la espalda.

- Me alegra conocer todo esto... Que formó gran parte de tu infancia. -admitió ella.

- A mi igual, mi amor. -sonrió dándose vuelta entre sus brazos para mirarla a los ojos. - Realmente estoy muy agradecido de compartir contigo todo esto...

Ella besó sus labios lentamente y se abrazó a él. - Te amo Juggie... Mucho mucho.

El sonrió al escucharla, cerrando sus ojos con paz al tenerla entre ssus brazos. - También te amo mucho mucho, mi nena. -murmuró con sinceridad, y una boba sonrisa en su cara.


























SON DEMASIADO TIERNOS, BASTA

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora