5 | Amigas

572 65 59
                                    

Un rato después, todas las niñas salieron del salón y se fueron de ahí con sus padres. La profesora fue la última en salir, dándole una mala mirada a la rubia.

Jughead rodeó sus ojos. - Esa chica definitivamente tiene un problema.

- Si, eso parece. -rodeó sus ojos.

En eso las niñas salieron de la oficina junto a la directora de la academia.

- ¡Papi! -la niña corrió con alegría hacia su padre y lo abrazó. - Sarah y yo ya somos amigas...

Sarah asintió sonrojada mientras abrazaba a su madre. - Si... Hablamos con la señora Duboi.

- Me alegra que ya sean amigas, como debe ser. No debe haber malos tratos entre compañeras de baile, ¿Oyeron? -la mujer les sonrió y ellas asintieron.

Betty le murmuró un 'gracias' a Celine, la directora, y ella le guiñó un ojo, para desviar su vista de ella al notar que la profesora de las niñas estaba por irse.

- Fischer, a mi oficina. -sonó seria, totalmente diferente a como le había hablado a las niñas segundos atras.

Ella dejó de caminar y se devolvió, notándose molesta mientras iba hacia la oficina con Celine siguiéndola.

Al llegar a la oficina, la mujer le señaló una silla, para que tomara asiento y lo hizo. Se notaba molesta, con los brazos cruzados.

- Creo que ya sabe porqué la llame aquí. -dijo la dirdcotra, sentándose frente a ella. - Pero quiero escuchar de usted que fue lo que sucedió con Sarah Cooper.

Ella rodeó sus ojos. - Yo simplemente estaba dando clases, a mi manera. Ella no lo estaba haciendo bien y le pedí que mirara a Valerie, quién lo hace perfecto.

- Bueno, su madre me dijo que no vió nada mal en su hija, y que todas lo estaban haciendo muy bien.

- No, simplemente había algo en Sarah que no me gustaba cuando bailaba la pieza. -se encogió de hombros sin interés.

La mujer enarcó una ceja. - Entonces ella si lo estaba haciendo bien y la humillaste solo porque sí frente a todas sus compañeras y además hiciste sentir culpable de eso a Valerie por la preferencia que tienes con ella.

- No es mi culpa que esa niña sea tan sensible. A mi muchas veces me hicieron eso y nunca lloré. -se defendió.

- Tiene 6 años, Amelia. -sonó seria. - Y no sé que hacer contigo, porque además la señorita Cooper intenta hablarlo educadamente contigo y le dices "entonces llévatela si no te gusta" -hizo comillas con sus dedos.

- Así son las cosas. Esa es mi manera de enseñar, y ella debe aceptarlo.

- No, fíjate que las cosas no son así. -negó, comenzando a molestarse. - Está es mí academia. -dijo con seriedad. - Y no voy a permitir que una de mis profesoras humillen a las bailarinas en clases. Porque además, si ella decide irse, me cuesta a mí una excelente bailarina. Porque eso es Sarah.

- Pero-

- Déjame hablar. Sabes que no es la primera vez que recibo quejas por tu actitud con las niñas, y no puedo seguir permitiendo eso. -negó.

- Señora Duboi no-

- Cállate, Amelia. -le pidió, al ver su cara de miedo. Al parecer ya se le había bajado el ego, al escuchar las palabras de la morena. - No tengo más remedio que despedirte. -se encogió de hombros.

- No puede hacerlo, soy bailarina profesional.

- Si, eres una bailarina estupenda y te admiro mucho, pero enseñar y tratar con niños no es lo tuyo. Ese trato a mis alumnas no está permitido en esta academia. Ya está decidido. -se encogió de hombros.

La castaña tomó sus cosas con furia y al levantarse, limpió una lagrima con rabia para salir de ahí aventando la puerta.

Mientras Amelia y la directora hablaban...

- Bueno, niñas... Ya que son amigas ahora, ¿Que opinan de ir a McDonald's a celebrar? -les preguntó y ambas asintieron con alegría. Betty miró a Jughead con una ceja enarcada con diversión y el rió. - ¿Tu que opinas?

- Bien, vamos. -ella asintió y los cuatro salieron. Cada uno entró a su auto con su hija, luego de saber a cuál McDonald's irían.

Al llegar, ellos se sentaron en una mesa mientras las niñas iban al parque del local entre risas.

- Espero que la madre de Valerie no tenga problema con esto... -Betty murmuró. - Digo, yo estaría celosa. -explicó divertida.

Jughead rió también y negó. - No debes preocuparte por eso. Soy padre soltero, solo somos ella y yo. -sonrió, señalando hacia el parque donde estaba su hija.

La rubia se notó sorprendida. - Oh, entiendo. Bueno, somos dos. -asintió.

El enarcó una ceja, y ella rió.

- También soy madre soltera. La tuve joven, y su padre nunca se hizo cargo. -se encogió de hombros.

- Que imbécil. Sin ofender. -Betty soltó una carcajada.

- Tienes razón. Nunca más supe de él. -rodeó sus ojos.

- Bueno, yo también tuve a Valerie joven. -explicó. - Tenía 17 y su madre 16, lamentablemente falleció en el parto, no lo soportó.

- Lo siento tanto, Jughead...

- Tranquila. -le dió una sonrisa. - Fue muy trágico, pero supongo que ya lo superé. Después de todo, debo darle lo mejor de mí a mi hija.

Ella sonrió. - Se nota que eres un padre muy atento.

Un rato despues, ya los cuatro se encontraban comiendo en la mesa.

Jughead junto a su hija y frente a ellos las dos rubias.

- Ay, Valerie. Siento mucho como te traté cuando quisiste disculparte conmigo... -Sarah sonó arrepentida.

- Está bien, Sarah. Papi me dijo que debía entenderte y se que tú te sentiste mal.

- Pero no era tu culpa. -Sarah hizo un puchero.

Sus padres las miraban atentamente con una sonrisa, mientras comían sus hamburguesas.

- Pero tranquila, Sarah. Lo bueno es que ya somos amigas. -sonrió, y la rubia asintió con alegría. - ¿Que juguete tienes tú?

- ¡La princesa Peach! -exclamó. - ¿Y tú?

- Yoshi. -rió. - Yoshi es tierno. -dijo mostrándolo y volteó hacia su padre. - ¿Verdad que es tierno papi?

- Si, princesa. -el asintió.

Las niñas terminaron de comer y volvieron al parque, luego de insistirle a los chicos por un rato más antes de irse.

- Bueno, de verdad me alegra que sean amigas ahora. -Betty sonrió, mirándolas jugar a lo lejos.

- A mí igual. -el sonrió. - ¿Puedes darme tu número? -el pidió, tomando su teléfono de su bolsillo trasero.

- Claro. -ella asintió. Le dictó el número y el lo agendó.

- Listo. -sonrió, dejando su teléfono sobre la mesa.

Luego continuaron hablando durante un rato, hasta que decidieron que ya era momento de irse.

Ambos salieron junto a sus hijas y se despidieron.

- Chau Sarah. -Valerie se despidió moviendo su mano.

- Adiós Val, nos vemos el miércoles. -dijo Sarah.

- ¡Si! -la otra niña asintió y Betty rió.

- Adiós Betty, cuídense.

- Adiós Jug, nos vemos. -le sonrió al pelinegro.

Y así, tomaron distintos caminos en sus autos.
























Holi, ya Duboi despidió a la amargada.

Para que aprenda que con una Cooper no debe meterse. 😾

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora