Betty separó sus labios, soltando leves gemidos, pero se notaba que intentaba silenciarlos.
- No te calles. -le pidió. - Gime para mi, amor. Nadie te escuchará estando aquí.
La rubia cerró sus ojos con fuerza cuando el metió dos dedos dentro de ella, y bajó también su otra mano para trabajar su clítoris con esta.
- Jug. -gimió.
- Si amor. -el dijo a su oído. - ¿Te gusta así?
- Mhm. -asintió mordiendo su labio inferior con fuerza. - Más rápido. -pidió.
El sonrió comenzando a meter y sacar sus dedos más rapido, así como también aumentó la velocidad del movimiento circular en su clítoris.
Era solo el con sus dos manos dentro del short de la rubia, dándole el placer que necesitaba. Mientras tanto ella gimiendo y jadeando su mombre, retorciéndose de placer encima de él.
Las piernas de Betty comenzaron a temblar, y Jughead sintió sus dedos más apretados dentro de ella, y asi supo que estaba cerca de llegar.
- ¡Jug! -gritó con sus ojos cristalizados.
El no dijo nada más, solo continuó moviendo sus dedos en ella, como sabía que le gustaba y no paró, hasta que sintió sus dedos cubrirse de fluidos y a la rubia relajarse sobre él.
Jughead sacó sus manos y las llevó a la boca de la rubia, donde ella lamió sus dedos quitándole todos los fluidos.
- Eso es. -sonrió mirándola. - Buena chica.
La rubia tenía la respiración agitada y estaba intentando relajarse, aún encima de su esposo.
- Ya. -Betty suspiró. - Me cansé.
- ¿Ya? -el rió y dejó un beso en su cabeza. - ¿Vamos a dormir? -preguntó en su oído.
Betty asintió y se levantó, cuando Jughead lo hizo, la tomó en sus brazos ya que sus piernas aún temblaban levemente.
Subió con ella las escaleras y la dejó en la cama de su habitación, para luego meterse bajo las sábanas junto a ella y abrazarla.
- Te amo. -Betty le dijo al pelinegro. - Y estás perdonado. -murmuró y cerró sus ojos para dormir, como si nada.
Jughead sonrió inevitablemente y dejó un beso en su frente para cerrar sus ojos también. - Te amo, nena.
•
En la mañana, la pareja despertó.
Ambos estaban abrazados bajo las mantas, apegados al otro en total comodidad.
Jughead sonrió al despertar y ver a su esposa también despierta, acariciando su brazo.
- Buenos días. -murmuró quitando un mechón de cabello de la rubia que estaba en su cara.
- Buenos días Juggie. -ella sonrió.
- Extrañaba despertar así contigo. -el admitió y se acercó a besar sus labios.
Ella aceptó ese beso sin problemas y ambos cerraron sus ojos, moviendo sus labios al mismo ritmo.
- Te amo, nena. Y juro que algo como lo que hice no va a volver a repetirse. -dijo en voz baja y la abrazó.
- Lo sé. -ella murmuró cerrando sus ojos contra su pecho, sintiéndose segura. - Confío en ti.
- Mira que lindo es, Sari. -escucharon en un murmuro.
Ambos se separaron con una ceja enarcada, al escuchar la voz de Valerie. Betty inmediatamente se sentó y tomó el aparato por el que escuchaban al bebé cuando despertaba en la noche.
- Si es muy lindo Val. ¿Cuando va a despertar?
- No sé. -respondió la pelinegra. - Pero si lo despertamos mamá y papá van a retarnos.
- Pero ya quiero que despierte. -se quejó Sarah.
- Y yo. -admitió Valerie.
Los adultos cruzaron miradas y soltaron una carcajada. - Si lo despiertan...
Betty fue interrumpida cuando después a través del mismo aparato escucharon el llanto del bebé.
- Ay, ¡Sari vamonos! -Valerie dijo murmurando con miedo.
- Corre Val. -respondió Sarah.
Jughead se fue en carcajadas cuando Betty se levantó y abrió la puerta de la habitación, encontrándose a las niñas quienes justo pasaban por ahí y pararon en seco al ver a su madre.
- ¿Que hacían? -preguntó Betty.
- Eeeh... -Valerie murmuró.
- ¡Nada! -exclamaron las dos al mismo tiempo.
- ¡Las descubrieron, tontas! -Jughead las molestó desde la cama entre risas y ambas miraron a su mamá con una mueca.
- No despierten a su hermano. -se quejó la rubia. - ¿Saben lo que nos cuesta que duerma? -las retó.
- Bueno... ¿Pero como saben que lo despertamos? -preguntó Sarah confundida.
- Nosotros sabemos todo lo que pasa aquí. -Betty mintió sonriéndole algo divertida.
- Oh... -ambas niñas se miraron.
Betty se dirigió a la habitación de su bebé y mientras, ambas niñas cruzaron sus brazos en su pecho mirando a su padre.
- ¿Por qué te burlas de nosotras, papi? -le preguntó Sarah de forma retadora al pelinegro.
- Porque si. -el les enseñó la lengua y ambas se miraron indignadas.
En eso Betty volvió con Marco en sus brazos y entró a la habitación. - Jughead, deja a las niñas.
El pelinegro bufó y ambas niñas lo miraron egocéntricas.
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Ballerinas | Bughead | +18
FanfictionEl destino se encarga de juntar a una hermosa pareja a través de sus hijas y tal vez un inconveniente sea solo el principio de una hermosa vida juntos. ¿Quién sabe? Jughead Jones y Elizabeth Cooper pueden ser unidos por el amor, y también... Por do...