114 | Solo tu y yo

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Cuando Jughead se separó de la niña rapidamente se levantó y tomó a su esposa de las mejillas para besarla con entusiasmo.

- No me importa lo que digas. -murmuró en sus labios, viendo que ella se notaba sorprendida por aquel beso. - Gracias por esto. Te amo.

Ella sonrió de lado. - También te amo, Jug.

El pelinegro se apresuró a tomar a su otra hija en brazos y la abrazó para luego hacer un poco de cosquillas en su pancita.

- Y tú, princesa, ¿También me estuviste escondiendo esto? -preguntó con falsa molestia, un tanto divertido.

Ella rió y asintió. - Era sorpresa papá.

- Bueno. -sonrió y besó su frente. - Los amo, ¿Saben?

Las tres asintieron y el rió para acercarse a su bebé y besar su cabeza.

- Papi, ¿Podemos ver una película? -preguntó Valerie con una sonrisa.

- ¡Enredados! -exclamó Sarah inmediatamente.

- No. -negaron Jughead y Betty al mismo tiempo.

- Otra. -pidió la rubia mayor.

- ¿Una de barbie? -preguntó Valerie.

Jughead suspiró y asintió. - Bueno, está bien. Vayan a elegir cual. -les pidió a las niñas y ambas corrieron hasta la sala de cine.

El pelinegro se acercó a su esposa y besó su frente. - De verdad gracias por esto. -murmuró.

- Te lo mereces. -admitió. - Eres más padre de Sarah que el idiota que me embarazó.

El rió asintiendo. - Entonces supongo que mañana podremos transferir a Sarah a la escuela de Valerie.

- Mhm. -Betty asintió. - Ya podemos.

En eso, las niñas llegaron junto a ellos. - Ya tenemos la peli, papá. -dijo Valerie.

- Entonces vamos. -sonrió y entraron juntos a la pequeña sala. Cada uno tomó un sofá. Sarah y Valerie junto a la otra así como Jughead y Betty, quién tenía aún a su hijo más pequeño en brazos.

El pelinegro se dispuso a preparar palomitas en la maquina que tenían en la sala y le dió un bowl a cada una, para luego ir a la cocina y volver con vasos con gaseosa.

Se recostó en el sofá junto a la rubia y le dieron play a la película.

Cuando estaba terminando, Marco estaba comenzando a quejarse y Betty suspiró para salir junto a él.

Se fue a la habitación del bebé luego de tomar uno de sus biberones para dárselo, hasta que varios mimutos despues por fin se durmió.

Lo dejó en su cuna y bajó de nuevo. Al asomarse en la puerta de la sala notó que ya la película había acabado.

- A dormir. -le dijo a las niñas. - Ya anocheció.

Ellas fruncieron el ceño. - No cenamos aún, mami. -se quejó.

Ambos adultos rieron. - No es cierto lindas, ya prepararé una cena rápida. -dijo Jughead.

Se levantó y fue hasta la cocina.

Mientras esperaban la cena pusieron otra película, iban más de 10 minutos de esta cuando Jughead entró con una bandeja a la sala.

- Su cena, señorita. -le dijo a Betty divertido y ella rió tomándola.

Luego se la dió a las niñas y el volvió a su puesto también con un plato en sus manos.

Rato despues, cada uno salió de la habitación de una de las niñas, encontrándose en el pasillo.

Betty se acercó a su esposo y lo abrazó mirándolo. - ¿Miramos otra película?

- Si eso quieres. -el sonrió acariciando su mejilla.

Tomaron un aparato para dejarlo junto a Marco para así escuchar si lloraba y se llevaron el otro con ellos a la sala de cine, ya que esta estaba insonorizada y no lo escucharían.

El pelinegro se iba a sentar en el mismo sofá pero la rubia le pidió que se sentara en el grande.

El confundido aceptó y luego la rubia se recostó entre sus piernas. Jughead rió entendiendo y dejó su mano en el abdomen de su esposa, mientras ella estaba recostada contra su abdomen con su cabeza en su pecho.

Mientras la película corría, Betty tomó la mano de su esposo y la llevó bajo su camiseta, pidiéndole indirectamente que le hiciera mimos.

El rió y lo hizo, comenzando a moverla lentamente en su abdomen, como siempre hacía.

Hasta que segundos despues, la rubia tomó de nuevo su mano y la guió más abajo de sus shorts.

- Betty. -Jughead murmuró.

- Hazlo.

- Betty, no. -negó intentando sacar su mano pero ella no se lo permitió.

- Te lo estoy pidiendo yo, y no estoy nada ebria. Hazlo. -insistió. - Lo necesito.

El mordió su labio inferior y asintió, bajando su mano lentamente por sus bragas, tocando su humedad.

Betty jadeó apenas al primer contacto, y cerró sus ojos, tensando su pelvis a él para sentir más fuerte el contacto.

- Relájate, nena. -el le pidió al oído comenzando a mover sus dedos de forma lenta entre sus labios vaginales. - Dejate llevar. Solo somos tu y yo. -murmuró.







Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora