106 | Decisión

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Llegaron los cuatro a casa para cenar. Mientras todos ellos comían normalmente, Betty tenía a su hijo en brazos dándole de su pecho.

- Nena, puedes darle de su biberón para que vengas a comer. -Jughead le pidió, señalando su plato en la mesa.

Ella asintió tomando un biberón del refrigerador, lo dejó unos segundos en el microondas para quitarle el frío y cuando estaba por sentarse en la mesa, Jughead se lo pidió.

- Déjamelo, tu come tranquila. -le pidió, pues su plato ya estaba vacío.

Ella se lo tendió y Jughead se quedó en la misma silla con el bebé en brazos mientras le daba leche de su biberón.

- Niñas. -Betty miró a sus dos hijas. - Necesitamos hablar con ustedes. -informó.

- ¿Sobre qué? -ambas se miraron confundidas y luego a sus padres.

- Bueno, necesitamos quitarnos algunas ocupaciones de encima para poder encargarnos de su hermanito. -comenzó a explicar Jughead. - Entre esas ocupaciones están llevarlas a ustedes a la escuela y a sus clases de Ballet.

- Obviamente no dejarán de hacer ninguna de esas dos cosas. -Betty se apresuró a explicar. - Pero si necesitamos que ambas estudien en la misma escuela, para ahorrarnos tiempo.

- ¿Y en cual? -Sarah preguntó.

- Bueno, estaremos juntas, Sari. -Valerie se encogió de hombros.

- Tienen dos opciones. Bueno, tú, Sarah. -el pelinegro miró a la rubia más pequeña. - Una de tus opciones es que te cambies a la escuela de Valerie porque está más cerca de casa.

- Y la opción que tienen ambas es cambiarse juntas a otra escuela nueva. -dijo Betty.

- Pero... Si yo puedo evitar que Val se cambie es mejor, ¿No? -Sarah miró a sus padres.

- Bueno... Por eso la decisión es tuya. -Betty le sonrió.

- Yo prometo que te presentaré a mis amigos, Sari. -Valerie le dijo sonriéndole de lado.

Los adultos soltaron una risira y Sarah miró a sus padres. - Entonces me iré a la escuela de Val. -señaló a su hermana.

Ambos sonrieron. - Me encanta cuando se apoyan mutuamente. -Betty confesó.

- ¿Y empiezo mañana, mami? -Sarah le preguntó.

- No. -Betty rió negando. - Probablemente mañana tu padre y yo iremos a llevar los requisitos necesarios a la escuela de Val, yo creo que en al menos una semana ya podrás ir.

- Bueno... Me da tiempo de despedirme de mis amigos. -Sarah sonrió.

Luego de dejar a ambas niñas en sus escuelas y preguntar cuales eran los requisitos necesarios que debían llevar a la escuela de Valerie para hacer el cambio de Sarah, ambos iban ahora al hospital, para hacer la revisión mensual del pequeño Marco.

- Juggie... ¿Podríamos esperar un poco más para cambiar a Sarah? -Betty le preguntó a su esposo, con su bebé en brazos mientras el conducía.

El la miró confundido. - Pensé que estabas de acuerdo con transferirla. -frunció el ceño.

- Y lo estoy. -asintió. - Pero serán solo... Unas dos semanas -explicó. - Aún no puedo decirte, luego entenderás porqué.

Jughead se encogió de hombros, un tanto extrañado por su pedido. - Bueno, está bien, amor.

Betty, mientras Jughead tenía a su bebé y se encargaba de dormir a las niñas, estaba sola en el estudio de ambos en la casa.

Estaba ahí para hacer una sola cosa: llamar a su suegro.

Cuando el respondió, ella sonrió. - Hola, Betty. -el saludó amablemente.

- Señor Jones. -ella también lo hizo. - ¿Como está?

- Muy bien. -respondió. - ¿En que puedo ayudarte?

Betty suspiró. - Necesito que me asesore en una sorpresa que quiero darle a Jug, y que me de los contactos necesarios.

- Ok... Pero necesito que me expliques.

- Bueno, quiero que Sarah tenga el apellido Jones. -confesó. - Ella también lo quiere, de hecho, es algo que me pidió ella misma.

- Bueno... Eso era de esperarse. -Fp sonrió.

- Si. -Betty también lo hizo. - Ella solo tiene mi apellido, solo yo la presenté cuando era una bebé.

- Bueno, ahora mismo yo no sé que debes hacer para gestionar eso, pero hablaré con mi abogado y con amigos que puedan ayudarme, en unos días te enviaré toda la información.

- Está bien. Muchas gracias, señor Jones. -agradeció.

- No hay de qué, Betty. Está atenta a mis mensajes. -le pidió.

- Claro, adiós.

- Adiós, cuídate. -el cortó la llamada.

La rubia sonrió mirando a su esposo mientras este conducía.

- ¿Que pasa? -el soltó una risa.

- Nada. -desvió su mirada con una sonrisa. - Solo debes esperar, pero te va a gustar...

El suspiró. - Ya entiendo tu ansiedad ante las sorpresas, ¿Debería avergiuar? -cuestionó algo divertido.

Ella inmediatamente negó. - Ni lo intentes, Jones. -lo retó haciéndolo reír.


Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora