160 | Extrañar

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- Te amamos abuelo. -ambas niñas se pusieron de puntitas para dejar un beso en las mejillas de su abuelo, el cuál estaba en la camilla.

El sonrió. - También las amo, mis niñas.

- Los llamaremos cada día. -dijo Valerie sonriendo.

Betty se separó de su abrazo con su suegra y sonrió de lado al mirarla. - Estaremos en contacto.

- Si. -Gladys asintió. - Cuídense, y cuida de mi niño.

- Siempre, Gladys. -Betty rió y se alejó para despedirse de Fp.

- Te amo mamá. -Jughead abrazó a la castaña dejando un beso en su cabeza. - Organizaré otro viaje para venir todos, aunque sea solamente un fin de semana, ¿Si?

Ella asintió. - Está bien, hijo. Le pedí a Betty que te cuidara pero ahora te lo pido a tí, cuídala. -murmuró. - Ella es especial...

- Lo sé. -Jughead asintió. - Siempre la cuido, por eso no te preocupes.

La abrazó una vez más y se acercó a abrazar a su padre. - Te amo papá. -sonrió viéndolo. - Y te admiro.

Fp soltó una leve risa. - Eres tres veces más fuerte que yo, hijo. -sonrió. - Por favor, deja de preocuparte tanto, estoy bien y tu madre igual.

Jughead suspiró y asintió.

- Mis niños. -Gladys hizo un puchero y abrazó a sus nietas para luego tomar en sus brazos al más pequeño. - Los amo mucho mucho. Y los voy a extrañar.

Las niñas volvieron a abrazarla con fuerza.

Betty, quién ya estaba frente a la puerta suspiró, y Jughead se quedó a su lado tomándola de la cintura. - Ya debemos irnos, princesas. -le dijo Jughead a sus hijas.

Ellas suspiraron, y se encaminaron a la puerta moviendo sus manos en señal de despedida a sus abuelos y les dieron una última mirada donde ellos notaron un atisbo de tristeza.

Gladys se acercó para dejarle a Marco a Betty, y luego de dedicarle una última sonrisa, todos se fueron.

- Se fueron mis niños. -Gladys miró a su esposo con un puchero luego de cerrar la puerta.

El sonrió con algo de tristeza al ver sus ojos cristalizados, y levantó uno de sus brazos, entonces ella se recostó junto a él, dejando su cabeza en el pecho del pelinegro.

- Los veremos pronto, amore mio. -le susurró, acariciando lentamente su cabello, cuando las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de su esposa.

Jughead, Betty y sus hijos subieron al auto juntos, en total silencio, y es que la tristeza se notaba en el ambiente.

La tristeza de las niñas al saber que no verían por un tiempo a sus abuelos, la tristeza y preocupación de Jughead de no poder estar acompañando a su padre en su recuperación y la de Betty en parte por ambas cosas.

El único que parecía notarse feliz era Marco, y es que al ser un bebé de tan solo diez meses, no entendía nada de lo que pasaba.

Betty miró a su esposo, y comenzó a acariciar su brazo lentamente. - Te amo Juggie. -le murmuró.

El sonrió de lado. - Y yo te amo a ti, linda.

Llegaron al aeropuerto y bajaron del auto directamente al jet, donde ya los esperaban con todos su equipaje dentro.

Todos subieron, y Jughead se quedó abajo hablando con el jefe de seguridad de la casa de Italia. Le entregó las llaves de su auto.

- Déjalas con las demás llaves. -le pidió. - Y supervisa a los trabajadores que harán las remodelaciones de las habitacion, por favor.

- Como ordene, señor Jones. -el hombre rubio asintió.

- Muchas gracias, Gabriel. -eso fue lo último que dijo el pelinegro y subió al jet, entonces cerraron la puerta de este.

Al subir, vió que las dos niñas estaba recostadas al fondo, en asientos plegables. Marco en su silla para bebés, y Betty sentada en una mesa.

Se sentó frente a su esposa y entrelazó sus manos sobre la mesa.

Ella le sonrió. - Estás muy lindo hoy Juggie.

El se sonrojó levemente y luego la miró a los ojos. - ¿Solo hoy? -preguntó simulando estar indignado.

Betty rodeó sus ojos divertida. - Bueno, siempre estás lindo.

El se acercó a besar sus labios. - Tu también estás muy linda hoy. -le guiñó un ojo alejándose.

- Eso. -sonrió Marco al verlos y los señaló con su dedo, ellos rieron.





Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora