139 | Inocente

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Eran las 2:39 AM, y aún la fiesta seguía.

Y aunque ya mucha gente se había ido, los que quedaban seguían disfrutando junto a los esposos.

Algunos bailando y otros... En otras cosas.

Emily y Veronica bailaban bastante apegadas en el centro de la pista, Cheryl y Toni (como siempre hay una pareja calenturienta) estaban en una de las mesas al fondo besándose.

Habían otras personas bailando, otras en la barra y algunas simplemente comiendo en las mesas.

Pero Betty y Jughead ahora estaban tomados de la mano, acercándose a la barra a pedir otro trago; otro de tantos.

- ¿Y si nos vamos ahora? -ella propuso acercando su cara peligrosamente a la del pelinegro, luego de pedirle al bartender sus tragos.

- ¿Y fugarnos de nuestra propia fiesta? -cuestionó, algo divertido.

Ella se encogió de hombros. - Debemos tener nuestra noche de bodas, y en pocas horas va a amanecer. -sonrió.

El la tomó de la cintura y dejó un beso en sus labios.

- Pero ve en unos minutos. -le pidió ella pasando su dedo por el costado de sus labios. - Debo hacer algo antes.

Jughead sonrió de lado y asintió. - Subiré en cinco.

Ella le dedicó una mirada coqueta y se fue, saliendo del salón para subir en el ascensor hasta el último piso, donde estaban las habitaciones más lujosas.

Al entrar, vió que estaba justo como le pidió a los empleados, rosas en el piso, las luces en un rojo oscuro, casi vinotinto.

Había vino para ella y whisky para él en las mesas, justo lo que ordenó.

Se dirigió a sus maletas que habian dejado ahí y abrió una pequeña, de donde tomó unas esposas, un conjunto de lencería y condones.

Se apresuró a quitarse el vestido y se puso el conjunto de color rosa.

Se quedó en el baño, hasta que escuchó la puerta abrirse.

Jughead al entrar soltó una pequeña risa sin gracia y al ver el vestido de Betty en el piso, los condones y las esposas en la mesa, sabia lo que pasaría.

Comenzó a desatar el nudo de su corbata, y a desabrochar los botones de su camisa, sin quitarse el abrigo azul.

La puerta del baño se abrió y Betty le dió la mirada más inocente que logró en ese momento, aunque sabía muy bien que la excitación de ambos crecía con cada paso que ella daba hacia él.

Al estar frente a su esposo, el la miró de arriba a abajo, pero su mirada se quedó clavada en sus pechos ya que se veía gran parte de ellos.

Ella levantó su mirada hacia él y dejando su mano contra su pecho, separó sus labios. - Quiero que te encargues de mí, he sido una niña muy mala, señor...

Jughead enarcó una ceja y la miró, sus ojos azules se volvieron negros y su respiración se agitó levemente, así como los latidos de su corazón se aceleraron, de solo mirarla y sentir su mano en su pecho desnudo.

- ¿Estás segura? -el preguntó. - Porque yo realmente creo que te mereces un castigo, ¿No crees?

Betty mordió su labio inferior y negó, comenzando a bajar hasta estar sobre sus rodillas, sin dejar de mirarlo a los ojos.

- Ay, nena... -el sonrió cuando ella comenzó a desabrochar su pantalon y lo dejó caer, así como bajó sus boxers. - No creas que esto te salvará de tener el castigo que mereces.

Ella hizo un pequeño puchero, pero tomó su miembro en sus manos, el cual comenzaba a ponerse duro, y luego abrió su boca para tomarlo en ella.

Comenzó a mover su cabeza cada vez más rápido escuchándolo gemir su nombre y jadear con placer, hasta que se corrió en su boca.

La obligó a levantarse tomándola del cabello y la empujó hacia atrás en la cama, donde ella cayó con las piernas abiertas solo para él.

Jughead sonrió ante la vista y relamió sus labios, para quitarse el abrigo azul dejándolo por algún lado de la habitación, junto a la camisa blanca.

Luego se subió sobre ella y se metió en su cuello, comenzando a morder y a marcar.

- Aunque esto sea muy rosita e intentes verme de esa manera tan... Inocente. -el murmuró en su oído. - Se que no lo eres. -dijo con voz ronca y la miró a los ojos. - Deja de fingir.

Ella hizo un puchero y dejó su mano tras su cuello acercando su cara más. - Yo soy una buena niña... -murmuró en sus labios. - No estoy fingiendo.

El rió sin gracia y dejó un apretón en su muslo. - No lo creo.

El no dijo más nada y comenzó a bajar sus besos por su cuerpo, hasta llegar a su abdomen, donde desató el nudo de la cinta que cerraba el pequeño vestido de encaje.

Al abrirlo, reveló sus pechos completamente desnudos y la pequeña braguita del mismo material que el vestido.

Metió uno de sus pechos en su boca y estuvo encargándose un rato de ellos, dejando algunas marcas rojas y chupetones alrededor de ellos, que se borrarían luego de algunos días.

Continuó bajando hasta su entrepierna y estaba por bajar sus bragas, pero cuando ella dejó una mano en su cabello gruñó.

- Deja esas manos. -le pidió.

Ella no acató su orden, pero entonces recordó las esposas de la mesa y se levantó para tomarlas y esposar sus manos sobre su cabeza.

La tomó de las mejillas con fuerza y gruñó. - A ver si así comienzas a seguir mis órdenes, ¿Lo harás? -cuestionó con seriedad.

- Si. -ella murmuró como pudo separar sus labios, ya que el la tenía con fuerza.

- ¿Si qué? -preguntó serio.

- Sí, señor.

El sonrió y la soltó, dejando la marca de sus dedos en sus mejillas.

Bajó de nuevo a su entrepierna y se metió en ella luego de bajar sus pequeñas braguitas.

Rato despues, ambos se encontraban en su tercera ronda de la noche, con el tras ella y la rubia en cuatro, mientras salía y entraba apresurado, escuchando sus gritos.

- ¿Estás disfrutando esto? -el cuestionó apretando la piel de su cintura.

- Mhm. -ella gimió. - Contigo siempre disfruto.

- Eso es, nena. -murmuró complacido cerrando sus ojos. - Solo conmigo.


























El conjunto de Betty:

El conjunto de Betty:

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