187 | Envidia

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Las dos hermanas Jones ya tenían tres días en aquél campamento, y aunque había sido bastante cansado por las clases y ejercicios, siempre encontraban energía para disfrutar lo más que podían sus días ahí.

Justo ahora, estaban en su hora libre de la tarde, y decidieron ir a jugar Voley con el grupo de amigos que habían hecho.

Mientras la mayoría estaba divirtiéndose jugando, Sarah estaba sentada en una piedra a orillas del lago mirándolos con una sonrisa.

Estaba sumida en sus pensamientos hasta que sintió que alguien se sentó a su lado y llamó su atención.

Fingió una pequeña sonrisa al ver al chico pelinegro junto a ella. No porque no le agradaba o algo así, de hecho era agradable hasta que comenzaba a coquetearle y ella ya no hallaba como pedirle que parara de hacerlo.

Suspiró. - Hey, Michael. -dijo sin mirarlo.

El le sonrió mirándola fijamente. - Te vi bastante sola y quise venir a acompañarte... -confesó.

Si estoy sola aquí es porque quiero estarlo... ¿No crees? Sarah deseaba poder responderle así, pero le parecía algo bastante grosero y ella no era así.

Sarah suspiró. - Solo quería pensar.

- ¿En qué? O... ¿En quién? -enarcó una ceja coqueto.

Ella soltó una risa sin gracia. En ti no, pensó. - Nada... En mis padres y en... Un amigo. -hizo una mueca al decirle amigo a David, aunque realmente eso eran.

Michael sonrió de lado. - Entonces... ¿No tienes novio? -cuestionó con curiosidad.

Sarah reunió toda su paciencia para responderle de la mejor forma. - Estoy saliendo con alguien. -confesó.

- Oh... -el murmuró y desvió su mirada con una mueca. - Eeh, bueno, iré con los chicos. -habló levantándose y se apresuró a irse.

Cuando el se fue, Sarah soltó una risa. Esperaba que no se le acercara más en los días que le quedaban ahí.

Mientras ella estaba charlando con el chico sobre la piedra, su hermana los veía disimuladamente desde lejos. Ya sabía que el le estaba coqueteando, porque era bastante notorio y además porque Sarah se quejó de eso un par de veces con su hermana.

La miró con algo de molestia y culpa. Molestia porque no entendía como ella lograba atraer a cualquier chico siempre, y culpa por sentir eso hacía su hermana.

No es que le tuviera envidia, al menos no de la mala... O eso creía ella. Se alegraba por su hermana, sobre todo por lo que estaba comenzando con David y siempre la apoyaría si ella era feliz.

Pero por otro lado, ella también quería tener eso, quería poder encontrar un chico y que ambos se gustaran mutuamente, que fuera como ella siempre había soñado y se estaba cansando de esperar.

En su mente ella tenía una especie de repelente para los chicos, y no tenía nada que ver con inseguridades con su físico, ella sabía lo hermosa que era y no se avergonzaba, pero simplemente nadie se acercaba a ella de esa forma... Intentando invitarla a salir o conocerla... Nada.

Los que se atrevían siempre terminaban siendo unos patanes.

Sarah se levantó y se acercó a su hermana. - Val, ¿Estás bien? -preguntó al verla alejada de los demás perdida en sus pensamientos.

Ella la miró y asintió. - Si. -fue lo único que respondió antes de volver con los demás.

La rubia frunció el ceño confundida por su respuesta, pero decidió ignorar eso por el momento.

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora