149 | Pensativo

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Por la mañana, cuando Sarah despertó, se sorprendió al ver a sus padres en la cocina preparando desayuno.

Sonrió y con emoción corrió hasta ellos para abrazarlos. - ¡Mami, papi!

Ellos también la abrazaron y segundos despues se unió a su abrazo la otra niña.

- ¿Dormí tres días? -preguntó Valerie con confusión.

- No, linda. -Betty rió. - Volvimos anoche cuando ustedes dormían...

- Oh. -ambas se miraron.

- ¿Y ya Marco despertó? -preguntó Sarah.

- Si, pero se volvió a dormir. Está allá en la carriola. -señaló la sala, de la cual tenían vista perfecta desde la cocina.

Ellos continuaron preparando la comida juntos, cuando Gladys bajó las escaleras. - Buenos días. -saludó.

- Buen día, mamá. -Jughead dejó un beso en el costado de la cabeza de su madre. - ¿Como está papá?

- Bien, despertó y tiene hambre, debo aprovechar. -dijo sacando algunas cosas de los estantes. - Ultimamente no tiene mucho apetito.

- ¿Que le harás? -preguntó Jughead.

- Caldo de pollo. Tiene dieta y no puede comer cualquier cosa, pero si cosas nutritivas. -explicó.

Al rato, por primera vez despues de varios días, Fp bajó por las escaleras con lentitud.

- ¡Abuelo! -ambas niñas celebraron.

Estaban por acercarse a abrazarlo pero Betty negó. - Déjenlo bajar niñas.

- Bueno, mami. -Valerie asintió.

Fp caminó a pasos lentos hacia la mesada y sonrió al ver a Betty. - Es un gusto verte, Betty.

- Me alegra que se haya levantado Fp. -la rubia sonrió y se acercó a abrazarlo. - Ya casi estará su comida, estuve ayudando a Gladys a prepararla.

- Gracias. -sonrió.

Ella lo notó más delgado y sin fuerzas, pero entendía muy bien que era consecuencia de las quimioterapias.

Mientras todos comían en la mesa, Sarah levantó la cabeza con el ceño fruncido. - Abuelo... ¿Por qué no habías salido de tu habitación? -cuestionó.

Todos los adultos cruzaron miradas, mientras ambas niñas esperaban una respuesta.

- Niñas... Estoy enfermo, y puede ser que no me cure tan rápido. -explicó, pero les dedicó una leve sonrisa para calmarlas.

- ¿Pero vas a estar bien, abuelo? -cuestionó Valerie con preocupación.

- Claro. -Fp sonrió. - Voy a estar bien para verlas a ustedes y a su hermano crecer, y estaré presente en cada momento importante... -dijo con seguridad.

- Ahora su abuelo necesita apoyo. -intervino Jughead. - Puede ser que a veces no se sienta muy bien por una cura que le pone el doctor que vieron.

- ¿Si es una cura por qué no se siente mejor? -preguntó Sarah.

- Si hará que se sienta mejor, pero no tan rápido. -dijo Betty. - Debemos tener paciencia y ayudarlo, ¿Si?

Ambas asintieron. - ¿Y si te preparamos galletas, abuelo? -Valerie lo miró. - Mamá nos enseñó, y tal vez te curen.

- Bueno, vamos a intentarlo. -el mayor rió levemente. - Pero solo si son de limón

- Está bien. Hoy hacemos galletas Sari. -Valerie miró a su hermana y ella sonrió.

Al rato, las niñas estaban juntas en la sala de la casa mirando una película, Fp durmiendo en la habitación y Gladys, Jughead, Betty y el más chico de los Jones charlando en una mesa del patio trasero.

- ¿Se quedará aquí en casa durante todo el tratamiento? -le preguntó Jughead a su mamá.

- Tu padre quiere eso, así que vamos a acondicionar la habitación de invitados más grande, y tendrá aquí una enfermera las 24 horas del día.

Jughead suspiró. - Entonces debo encargarme de la empresa aquí. -afirmó.

- Si. No se por cuanto tiempo deba ser, pero sí...

- Mamá, las niñas inician en la escuela y en la academia en un mes, no puedo dejar que Betty vuelva sola con los tres. -Jughead frotó sus ojos con preocupación.

- Jug. -Betty dejó su mano sobre la del nombrado. - Deja de apresurarte, aún no sabemos cuanto durará el tratamiento de tu padre antes del trasplante. Además, si debes quedarte tu aquí un tiempo, yo podré con ellos, ¿Si? Relájate. -le pidió.

- No. -Jughead negó en un suspiro. - Lo mejor es que el tratamiento y la operación sean en Los Ángeles, mamá.

- Tu padre quiere que sea aquí. -ella se encogió de hombros. - Y yo también lo quiero así. De igual forma si nosotros nos vamos a Los Angeles, tu tendrás que quedarte aquí en Italia para llevar la empresa de aquí, mientras Toni se encarga en Los Ángeles.

El suspiró y miró a su hijo, que estaba sentado en su regazo contra su pecho. Sonrió y dejó un beso en su cabeza aún notándose algo pensativo.

Pensando en como se organizaría con su esposa para no separarse de ella, pero tampoco de su padre durante el tratamiento.


Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora