Capitulo 11

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Entramos en el Tequila sobre la una de la tarde. Perfecto, toda la atención puesta en mi. No era que no me gustase el que se fijasen en mi, pero porque me quedaba bien un vestido o por que les gustaba la última rola que había compuesto, no porque llevase un vendaje de diez centímetros de ancho (bien, igual y un poco menos grueso, pero poco más ¿eh?) que me llegaba prácticamente a la rodilla y caminase torpemente con un par de muletas. Omití las miradas de los presentes en el bar y me dirigí al refugio, seguida por un preocupado Ucker y una enojada Angelique. Cuando entré al refugio todo empeoró. Cuatro pares de ojos se abrieron de par en par nada más puse mi pie sano allí y entonces todos empezaron a preguntar cosas a la vez, por lo que no entendí ninguna, mientras se levantaban.

- ¿Qué te pasó Dul? – distinguí la pregunta de Aarón en medio de los gritos

- ¡Pero mira nada más como vienes, si parece que te quedaste sin pierna! – se exaltó Giovanni

- ¿Qué te hicieron Dul, te sientes mal? – llegó al límite de la preocupación humana Mai

- Ay no Candy, ¿ahora que hiciste? – me preguntó condescendiente Annie

- No se preocupen, parece mucho pero está bien – contestó a todos Ucker para que se callasen y lo miré agradecida

- ¿Ucker? – preguntaron todos a la vez, tan a la vez que me pregunté si no estaría ensayado

- Hola a todos... – saludó Ucker poniéndose a mi lado con su novia de la mano – esta es Angelique, mi novia...

- ¡Hola! – saludaron Aarón, Mai y Giovanni sin apartar la vista de mi pierna herida, cosa que supuse que a Angelique no le habría hecho mucha gracia

- ¿Angelique? ¿Angelique Boyer? – trató de asegurarse Annie

- Si...- asintió la interpelada con suficiencia, aparentemente orgullosa de que la reconociese – ¿nos conocemos?

- Eres la hija de François Boyer, ¿verdad? ¡El diseñador! – exclamó Annie con emoción

- Si, y tu eres... – empezó a preguntar mirándola con desdén

- Soy Anahí Puente, encantada – se presentó sonriéndole y acercándose hacia ella para darle los dos besos de rigor

- Encantada Anahí – le correspondió el saludo mientras chocaba sus cachetes contra los de mi guera, con una mueca que no me gustó nada

- Puedes decirme Annie – le dijo amablemente mientras se separaba de ella tras el saludo – de verdad super admiro a tu papá, tengo muchísimas prendas de su colección nueva, me encanta! – se admiró con los ojos brillantes y mi cerebro empezó a desconectar, pues cuando Annie empezaba con la moda...

- ¿A que se dedica tu familia? – se interesó Angelique estudiando de arriba abajo a Annie y seguramente suponiendo que no era del pueblo, como nosotros

- Son accionistas, dueños de diferentes empresas... bastante aburrido, la verdad – resumió Annie, pues no le gustaba mucho alardear y menos delante de nosotros

Angelique la miró con aparente aprobación, pero hubo algo en su mirada que me hizo recelar de sus intenciones... mientras tanto Ucker había estado saludando a los demás y por último a Annie, con quien tenía más contacto al coincidir en fiestas de la jet y esas cosas...

- Por cierto, ¿dónde está Poncho? – preguntó Ucker mirando a los lados y sentí un pinchazo de dolor que nada tenía que ver con mi pierna

Todos me miraron a la vez y yo me hice la desentendida, de repente muy concentrada en mi vendaje y en contar cuantas vueltas había dado a mi pie.

- Eh... Dul, mis papás no están, ¿te importa que vayamos a tu casa para pedirle a Alma si me puedo quedar contigo hoy? – me ayudó Mai justo a tiempo

- Claro, pero tenemos que irnos ya porque tendremos que recoger tus cosas en tu casa, ¿no? – le seguí el juego deseosa de salir de allí

- Pues si, la verdad chavos discúlpennos pero ya nos tenemos que ir – se disculpó Mai como toda una profesional, como si todo este choro no acabásemos de inventárnoslo

- ¡Pero chavas si Dul acaba de llegar y todavía no nos contó lo que le pasó! – argumentó Aarón viéndome preocupado...

Pero ni esa preocupación calmó el enojo que sentía contra él, todo se había complicado por su culpa, teníamos muchísimos años de ser amigos, ¿por qué tenía que venir a complicarlo todo ahora con una relación que ni al caso?

- Eso, además casi no hemos tenido tiempo de hablar Candy, si acabo de llegar y ya te me estás escapando... – gimoteó Annie, y la verdad ahí si medio tocó mi fibra sensible... suerte que tengo a Mai

- Annie, no te preocupes, ya tendrán tiempo para platicar todo lo que quieran, vas a estar acá todo el verano, ¿no? – Annie asintió compungida y yo sentí cierto alivio al comprender que su berrinche estaba injustificado

- Está bien, vayan, pero recuerden que luego tenemos la fiesta de la playa ¿eh? – anunció Giovanni

¡Chin! ¡La fiesta de la playa, me había olvidado por completo con tanto contratiempo! Pero ni ganas que tenía de ir la verdad, con una pata chueca y peleada con mi mejor amigo, teniendo en cuenta que todo me había pasado en menos de dos horas, a parte de que no tenía ánimo, lo más prudente sería quedarme en mi cama tumbada viendo alguna película.

- Ah, ¿la hacen hoy? – preguntó Annie medio desorientada... pero si siempre es el día que se acaba el curso!

- ¿Que ya no te acordabas guera? – se mofó Giovanni

- Pues no güero, perdóname... – le contestó fingiendo estar molesta

- Oigan, si, todo eso está muy bien pero ninguno de ustedes me ha contestado, ¿dónde está Poncho? – insistió Ucker, supongo que algo enojado de que lo hubiéramos ignorado tan descaradamente

- Nos vamos, ¡hasta la tarde niños! – se despidió Mai con alegría, que quedó medio empañada con su notable nerviosismo

- Si chavos, ¡hasta después! – le seguí la corriente mientras maniobraba con las muletas para darme la vuelta

- Oye Dul quieres... – rectificó en el último momento – ¿quieren que las lleve a casa? – nos preguntó Ucker a mi y a Mai mirando mi pobre pie

- No, no te preocupes, voy dando un paseo y si tengo dificultades Mai me ayuda – le aseguré tratando de sonreírle, aunque no debí de ser muy convincente por la cara que puso

- Dul, si no quieres molestar a Ucker yo te puedo dar un aventón hasta tu casa – me ofreció Aarón acercándose

- Perdón, Christopher mi amor, ¿cómo acaba de decirte este pueblerino? – preguntó Angelique con infinito desdén

- Ah, no, lo que pasa es que todos le decimos así por que fue como lo bautizó Dul la primera vez que escuchó su nombre completo, ¿verdad? – explicó Mai sonriendo diplomáticamente antes de que ninguno tuviésemos tiempo a contestarle por lo de "pueblerino"

- Que linda... – comentó sonriendo (aunque a mi me pareció más una hiena que una persona), la novia de Ucker

- Eh si.... la verdad no es necesario que nadie me lleve – le dije "no" a Aarón – y mejor ya vámonos por que mi mamá entra a trabajar bien temprano los viernes y a lo mejor no la encontramos en casa ya – apuré a Maite, que parecía que se estaba entreteniendo

- Tienes razón, ¡hasta la tarde chavos! – volvió a despedirse, pero yo ya ni me molesté, no iba a decirles lo mismo cinco veces, ¿no?

Volteé y con el paso más rápido que pude, salí del Tequila, escoltada por Mai, que caminaba con las manos extendidas cerca de mi espalda por si acaso tenía algún traspiés, y sintiendo la mirada de alguien clavada en mi espalda, que mucho temí fuera de Angelique, a la que, por si no lo había notado, no debí de caerle nada bien.


Hola niñas!! Como que Angelique ya empezó a caerme mal... Y creanme la van a odiar.. Pero mejor no les adelanto nada... Les voy a dejar otro capitulo porque el fin de semana voy a estar ocupada, si puedo el domingo les subo otro..

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora