Capítulo 145 "¿a dónde vamos?"

248 21 2
                                    

Dulce


<<Me voy. Nos vemos en casa. Llega puntual.>>, guardé el mensaje, para mandárselo a Diana cuando estuviera a una distancia prudencial y no tuviera oportunidad de tratar de disuadirme. Pero de que me iba, me iba. Había aguantado más de lo que podía, la verdad. Salí al pasillo que estaba cerca del balcón, buscando en la agenda del teléfono el número del taxi, cuando un chavo me interceptó. El chavo macabro de antes, que casi me provoca una angina de pecho. Traté de no demostrar nerviosismo, pero creo que no me salí demasiado bien.

- ¿Eres Dulce María? - preguntó con rapidez. Tuve que concentrarme bastante para entender lo que me estaba diciendo.

- Si – aunque en ese momento me hubiera encantado no serlo -. ¿Por qué?

El chavo se tomó un momento para apartar una maraña de grasiento pelo negro de su frente, también bastante grasienta. Fijó sus oscuros ojos enrojecidos ... digamos que por el humo, en mi un momento, antes de contestar.

- Derrick James te estaba buscando hace un momento. Parecía importante – respondió con tono monocorde, como si le importara una mi.er.d.a todo lo que estaba diciendo.

¿Derrick? Qué raro, no lo había visto, aunque claro, había estado ocupada observando otras cosas...

- Ok, ¿dónde está?

- Creo que cerca de la puerta.

- Gracias – musité, caminando rápido, y no solo porque Derrick me buscara. Digamos que el hecho de querer poner tierra de por medio con aquel individuo también ayudaba bastante.

Y si, lo intercepté cerca de la puerta principal, mientras guardaba su celular en su chamarra negra.

- ¡Ey! - exclamé a unos pasos, para llamar su atención. Me miró, desconcertado -. Aquí estoy.

- Ya te veo, ¿quieres que lo celebre? - me espetó. Algo me decía que no se había tomado demasiado bien el hecho de que me fuera, y aun menos que no le dijera ...

- Me dijeron que me estabas buscando – respondí, sin perder los nervios. Si empezaba por mandarlo a la c.h.i.n.g.a.d.a, no sacaría nada en claro.

- Pues te mintieron. Ahora, si me disculpas ... - dijo, con la mandíbula apretada. Pues no, no lo disculpaba, así que cuando trató de irse lo agarré por un hombro.

- ¿Qué te pasa? ¿Es por lo del otro día? Mira, siento haberte dejado plantado, pero Giovanni ...

- ¿Giovanni? ¿En serio, otra vez? - resopló, frustrado. ¿Otra vez?

- ¿Qué se supone que significa eso?

- Que no me iba apurado por no verte la cara. Para eso solo tengo que esperar a mañana, ¿no? - fruncí el ceño. Si, lo había adivinado, estaba molesto por eso -. Pero ese no es el caso. Aarón acaba de llamar. Al parecer Giovanni tiene algún que otro problema ...

- ¿Qué tipo de problema?

- Con el tipo de problema que podría acabar con nosotros dos en un velatorio, así que ... nos vemos – trató de zafarse otra vez.

- Nada de nos vemos, me voy contigo – lo corregí, echando a andar detrás de él.

- No, no vienes – se negó en redondo.

- Si, si voy, y entre más tiempo perdamos discutiendo aquí, peor será, porque de todas formas iré.

- Está bien – suspiró -, no soy nadie para andarte cuidando, pero estás en esto bajo tu responsabilidad, ¿está claro?

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora