Capitulo 40: "Halagada, no enamorada"

375 21 0
                                    

DUL

Desde el Tequila hasta su casa me tomó unos veinte minutos ir. Hubiera sido menos de no ser por el pie, que de vez en cuando me recordaba que no estaba completamente curado. Suspiré aliviada al ver que el carro de su papá no estaba. No sabía exactamente porqué, pero mi relación con Alfonso Herrera padre no era muy buena, él me miraba con recelo y a mi siempre me había dado desconfianza, no sabía porqué razón, pero mi sexto sentido siempre se activaba con él cerca.

Dejando de divagar, toqué el timbre de su casa, removiéndome en mi sitio muy nerviosa. No sabía como empezar... bueno si, supongo que disculpándome por decirle neurótico, aunque tenía que reconocer la verdad, de que era neurótico, lo era... En ese momento, su mamá, Elena, acudió a abrir.

¡Hola Dul! – me saludó alegremente, abrazándome. Al contrario que su marido, Elena me adoraba y el sentimiento era mutuo, era una mujer alegre y comprensiva, que se desvivía por sus hijos como nadie.

Hola Elena – respondí sintiéndome algo ahogada por la efusividad de su abrazo.

¡Que bueno verte por aquí! Hacía tiempo que no nos visitabas – me reclamó algo disgustada.

Lo siento, pero he estado con los finales, hace unos días terminé – me excusé. Bueno, en parte era cierto, la otra parte era que me deprimía tanto ir a esa casa cuando no estaba Poncho que evitaba hacerlo a toda costa.

¿Cómo fueron esas calificaciones? - preguntó sonriendo con complicidad. Mi mamá siempre le hablaba de mi poca voluntad a la hora de estudiar.

Al final no me quedó ninguna para extraordinarios – le aclaré un poco a la defensiva.

¡Qué bueno! Entonces me imagino que el próximo año entrarás a la Universidad ¿no? Ojalá y fueras a la misma que Poncho, o por lo menos que estuviera en el DF, se pondría feliz – parloteó Elena mientras ambas pasábamos a su casa. Sin valor para decirle que no, me disponía a inventarle algo cuando Loli me salvó.

Hola Dul – me saludó con una sonrisa.

Hola Loli – suspiré aliviada.

Que bueno que estás aquí, necesito hablar contigo – me confió bajando la voz.

Dolores, espero por tu bien que no te estés metiendo en problemas – la previno su madre, que estaba solo a unos pasos de nosotras.

Obvio no ma, simplemente quiero platicar con ella algunas cosas del acto de fin de curso, ya ves que ella es una de las organizadoras – se excusó inocentemente. La miré con las cejas alzadas, a causa de la sorpresa.

Está bien – aceptó Elena dirigiéndose a la cocina – estás en tu casa Dul.

Gracias Elena – respondí alzando un poco la voz.

Vamos Dul – decidió Loli jalándome por un brazo.

Subimos las escaleras y pronto llegamos a su cuarto, que estaba al principio del corredor. Eché una mirada al de Poncho, al fondo, cuya puerta estaba cerrada. Loli abrió la puerta de su cuarto y nada más entrar observé un póster de tamaño natural de Edward Cullen adornando una de las paredes.

Buen gusto – no pude reprimirme, además estaba mirándome de una forma tan... malévola... me encantaba...

Gracias – contestó sentándose sobre su cama.

¿Y de qué quieres hablar conmigo? - preguntó sin aguantar más la intriga.

Siéntate – me ofreció dando unas palmadas sobre su cobija.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora