Poncho
Media hora después, todavía no se había producido el apocalipsis. O si se había producido. No lo sabía. Y me daba igual.
Jamás creí que podría sentirme tan cómodo en una fiesta. No era tanto como decir que me sentía como pez en el agua, pero al menos no tenía la sensación de estar en medio todo el tiempo, estorbando, sin saber si dejar colgar mis brazos como si fuera tonto o meter las manos en los bolsillos con gesto de pasotismo. Los pies, sin duda, tampoco eran órganos fáciles de coordinar, de alguna manera siempre acababan enredados. Pero no esa noche.
No es como si hubiéramos reconocido abiertamente que estábamos juntos, pero tampoco estaba obsesionado con la forma en la que me dirigía a ella o actuaba, como si tuviera que medir mis movimientos para no levantar sospechas. Y curiosamente, nada de miradas suspicaces. Parecía que cuanto menos nos esforzáramos, mejor. Lo que solía pasarle a Aarón en los exámenes, para ser sinceros.
Tampoco habían abundado las oportunidades para estar solos. Dulce se había unido a un grupo en el que Allison, Hugo, Diego, Maite y Giovanni debatían sobre su próxima excursión. Era divertido observar como variaban los planes de unos y otros, como si fueran a sitios completamente diferentes. La responsable Mai se estaba interesando por posibles monumentos que estuvieran disponibles en la zona, pero Diego le aseguró que el único monumento en muchos kilómetros a la redonda era él mismo. Al contrario Allison y Hugo juraban que no saldrían de la habitación en todo el día. Considerando las miradas devoradoras que se echaban, supuse que hablaban de la misma habitación. Giovanni y Dul ya se habían retado en la alberca, a la caída del sol ... muy peliculeros ellos. Yo me divertía, pero por otro lado reprimía mis suspiros. Toda una semana sin Dulce sería como ... toda una semana sin comer, algo que se pasa, pero muy mal. Durante todo el año deseaba las vacaciones de verano, no porque yo fuera un gran fan de la fiesta y la playa, o la combinación de ambas, algo frecuente en Ikal por nuestra localización geográfica ... más bien era el hecho de poder estar con todos ellos. Con ella. Y este año con más razón. Pero no era un completo egoísta, entendía que ella había trabajado duro para conseguir el dinero y poder ir, así que me callaba. Esperaba pasar el resto de mi vida con ella así que ... ¿qué era una semana separados? Mejor que esos pensamientos no salieran por mi boca o no regresaría nunca de la excursión.
En un momento en el que salí de mis pensamientos me encontré que ella se adentraba en los suyos. Había dejado de prestar atención a la conversación que tenían los demás y su mirada vagaba por las docenas de jóvenes en diferente grado de borrachera que nos rodeaban. Al principio parecía no mirar nada en particular, dando ligeros toques con el meñique en el botellín de cerveza que tenía en la mano. Y que conste que yo aun no había protestado por ello. Luego me di cuenta, por la forma en la que fruncía el ceño, que estaba buscando algo ... o a alguien. Le di un ligero toque en el brazo para llamar su atención.
- ¿Qué pasa? - quise saber.
- ¿Por qué? - su ceño se alisó y enfocó su mirada en mi mientras sonreía ligeramente.
- Porque hace un momento estabas mirando como si esperaras que un ovni viniera a por nosotros – repliqué, sin creerme su expresión de "todo está bien la vida es maravillosa".
- No lo descartes – suspiró, subiendo las cejas hasta que quedaron ocultas por su flequillo -. Está bien – se inclinó hacia mi, con expresión de cautela, y bajó la voz -. Hace rato que no veo ni a Annie ni a Aarón.
- ¿Y eso es raro? Seguramente estarán detrás de algún árbol ... - no terminé la frase. Ella lo sabía y yo también. ¿Qué sentido tenía sonrojarme por nada?
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Un Verano para Recordar
RomantikEsta historia es una de las mejores que he leído, y me he leído muchiiiisimas.. La escribió una chica de España que se llama Miri (en el Foro de Univisión su usuario era chukypollito) y es simplemente hermosa, cuenta la historia de amor de Dulce y P...