Cap 59: "Se abre el telón"

289 17 2
                                    

PONCHO


- ¡ARRIBA FLOJO! - gritó mi mamá con entusiasmo, entrando en mi habitación.

Tardé un momento en comprender esto, pues todavía estaba adormilado. Me sentía como si me hubiera acostado hacía menos de cinco minutos.

- ¿Qué...? - farfullé sin entender porqué me despertaba. Normalmente en vacaciones nunca me molestaba, siempre me dejaba dormir hasta la hora que yo quisiera, a no ser que tuviera que ayudarla con algo de la casa.

- En menos de una hora es la graduación ¿no querrás que nos la perdamos verdad? - me preguntó sin perder ni un ápice de buen humor, abriendo la ventana de mi cuarto.

- Graduación – repetí mientras mi mente comenzaba a funcionar.

- ¡Ay hijo, un poco más de espíritu! - se indignó.

Me rasqué la cabeza, somnoliento, y al fin su paciencia pareció llegar al límite.

- Hazle como quieras, pero yo en veinte minutos me voy, con o sin ti, no voy a perderme la graduación de los muchachos por que andes trasnochando, sobre todo la de mi ahijada – y terminó su retahíla con un solemne portazo al salir.

Me senté sobre mi cama, con resignación. Precisamente ese era el problema, su ahijada. Me había pasado mitad de la noche dando vueltas, tratando de encontrar el equilibrio en mi relación con Dul. Ok, ni tan cercano como antes ni tan lejano como ayer. Parecía fácil, pero ¿dónde estaba la línea que no debía cruzar? Decidí que podría intentar comportarme con ella del mismo modo que Giovanni. Cercano, pero sin sobrepasarse, más que nada porque ella no le permitía sobrepasarse. Era una buena opción.

Me quité la playera gris con la que había dormido y la aventé sobre la cama. Justo en ese momento abrieron la puerta abruptamente.

- ¡Buenos días!

- ¡Ximena! - grité como una nena, tapándome los pectorales con los brazos. Acepto que fue una reacción un poco estúpida, pero que se le va hacer, uno no manda en los actos reflejos.

- Ay tranquilo, ni que fueras el primer hombre que veo – se rió cerrando la puerta tras ella – y no deberías armar tanto pancho, si no no se va a creer que seamos novios ¿crees que alguien en sus cabales se pondría así porque su novia entra a su cuarto cuando se está cambiando?

- Tú lo has dicho, en sus cabales.

Tomé mi playera de la cama y me la puse a toda prisa, escuchando sus risas amortiguadas por una mano.

- ¿Me vas a decir ya a que viniste? - le espeté.

- Si, he estado pensando. La gente va a hacer preguntas, que como nos conocimos, cuanto llevamos juntos...

- Cierto – admití. Yo no había pensado en esa posibilidad, pero conociendo a Annie... - ¿qué propones?

- Inventarnos una historia parecida a la verdad, para no confundirnos.

- Me parece buena idea.

- Oye, mientras platicamos puedes vestirte, escuché como tu mamá te gritaba.

- Estás tu aquí – insistí un poco maniático. Pero era muy pudoroso, seguro que era algún trauma infantil o algo así, no era mi culpa.

- Ok, volteo – accedió girando 180 grados sobre sí misma.

- Así si, pero quédate como estás – le ordené bajándome los pantalones, mientras la miraba con recelo.

- Controlaré mis instintos más básicos – se burló.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora