Capítulo 79 "Mi rabia le ganó a su orgullo herido"

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PONCHO


Me recosté en la banca. No recordaba haber estado tan cansado en mi vida. Dul tenía un talento especial para agotar a las personas, tanto física como emocionalmente. Pero la culpa en parte también era mía, si no le hubiera echado mentira tras mentira, no tendría que hacer trabajar tanto a mi pobre cerebro, y no estaría tan cansado. Lo peor era que seguramente no se había creído la mitad. No soy un buen mentiroso. Eso era una ventaja en algunos aspectos, pero de forma general, a uno le iba mejor en la vida si sabía... ya no digamos mentir, simplemente, adornar la verdad.

Por lo menos ya no estábamos peleados como antes, aunque no le había hecho demasiada gracia mi interrogatorio sobre la rosa. ¿Quién se la habría regalado? Me había dicho que Edgar no, y le creía, no tendría ningún problema en admitir que había sido él, no se molestaba demasiado en ocultar sus coqueteos. Dudaba entre Aarón y Hugo, pero me decantaba más por Aarón. Ucker descartado completamente, después de lo que había visto en el bosque, lo último que querría sería guardar algo de ese pendejo. Si, casi seguro Aarón. ¡Maldito asaltacunas! A parte de ponerle el cuerno a Annie se lo pone con Dul ¿Pero es que no tenía ni un mínimo de vergüenza? Aunque ella tampoco se quedaba atrás la verdad. ¿Cómo podía hacerle eso a su amiga? Respiré profundamente. A lo mejor Annie lo sabía, los había visto en la fiesta de la playa y no había dicho nada. ¿Sería una de estas relaciones sin compromiso? No me latía que Dul hiciera algo así, pero en fin, era su vida y su cuerpo, y podía hacer lo que quisiera con ambos... obviamente este último pensamiento era fruto de la tensión y el cansancio, a la mañana siguiente, sería incapaz de opinar lo mismo.

Me sentí un poco mal por haber dejado a Ximena sola con un grupo de desconocidos, a pesar de que ella no sufría de problemas para socializar, como yo mismo. Pero que bueno que lo había hecho. Quien sabe qué podría haber pasado si no me hubiera topado con el maldito Ucker. Creía conocerlo, jamás se me pasaría por la cabeza que pudiera intentar cometer semejante atrocidad. Pero por lo visto, uno nunca acaba de conocer a las personas. Me había pasado con Annie, con Aarón, Maite... incluso estaba conociendo facetas de Dul que ni siquiera imaginaba. ¿O es que simplemente había preferido inventarme una realidad en la que me era más fácil vivir, en lugar de darme cuenta de la situación en la que realmente vivía? Tampoco tenía ganas de replantearme mi vida entera en ese momento.

Cerré los ojos, aquejado de un incipiente dolor de cabeza. Y los golpes de la cara también me estaban doliendo lo suyo. A pesar de ello, y aun a riesgo de sonar arrogante... deberían haber visto como quedó él. Digamos que... pasará un tiempo antes de que vuelvan a reconocerlo sin que entregue su credencial primero. Noté como una mínima parte de la rabia que había sentido en ese instante, volvía a invadirme. Me bastaba cerrar los ojos para revivir esa espeluznante escena.

Salí del Tequila apurado, tanto que di unos cuantos trancazos completamente innecesarios. No sé, digamos que la testosterona me juega malas pasadas a veces. Una vez fuera, el panorama no había cambiado demasiado desde la última vez que había salido. Borrachos y gente fajando, y ya no digamos borrachos fajando, por todas partes. Traté de localizar a Dul, con la esperanza de que simplemente estuviera por allí fuera tomando el aire. Obviamente no. Esa niña siempre tenía que complicar las cosas, si no parecía que no estaba a gusto. Ucker, por descontado, tampoco estaba. Supongo que una explicación coherente y posible era que ambos se hubieran ido juntos para gozar de un poco de intimidad al hacer cosas que yo no quería que hicieran. Pero no sabía bien porqué, aquella explicación, más allá de los celos, no me convencía. Era evidente que si Dul le había pegado media hora antes, ahora no podía irse a retozar con él tan alegremente.

Estaba igual que antes. No sabía donde estaba ninguno de los dos, pero tenía el desagradable presentimiento de que estaban juntos. Guiado por algún instinto, empecé a caminar hacia el bosque, tratando de no ponerme nervioso. Había mil cosas que podían haber ocurrido. Dul podía estar con algún amigo o amiga (preferiblemente amiga) platicando en algún sitio y Ucker podía estar poniéndole el cuerno a Angelique con alguna que no fuera Dul.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora