Capítulo 156 "El plan".

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Dulce


Le lancé una mirada de puro odio al guardia, quien no necesitaba extender los brazos para cubrir la puerta con su gran anatomía. Le había pedido, lloriqueado y suplicado (con lo que eso implicaba para mi orgullo), pero nada. No me dejaba salir.

Maite, en cambio, si podía hacerlo, así que tan pronto Derrick soltó la bomba y el pesado del guardia lo mandó de una trompada fuera, lo persiguió para enterarse bien del chisme. Ninguno de los dos regresó. Y tampoco me dejaba a mi ir a buscarlos. Bien, técnicamente lo hacía por mi bien, porque el médico me había ordenado reposo y ... bueno, estar sentada en la cama aventando todo lo que tenía a mano, no era demasiado reposo.

Mi mente funcionaba a toda velocidad. Abril. Muriendo. ¿Cómo podía haber pasado? Ayer la recordaba perfectamente bien ... evidentemente no de la cabeza, porque a la pobre se le había zafado un tornillo hacía tiempo, pero si de salud. Allí tirada, tratando de reanimar a Aarón. Se me encogió el corazón al pensar en como lo veía, desesperada, pensando que lo había matado. Y cómo él la veía a ella cuando le pidió perdón por no haber sabido apoyarla. Todavía se querían. Después de haber pasado tantos años separados, de haberse perdido, parecía que últimamente habían dado un paso hacia la reconciliación, ¿no lo había dejado ella libre después de escucharle? Y él se había acostado con ella ... con todo lo que implicaba. Él me quería, mucho, ¿qué sentimiento entonces podría haberlo impulsado a traicionarme de esa manera? No era pura atracción, estaba claro. Pero nada de eso importaba, si Derrick tenía razón y Abril estaba en las últimas. Los trágicos amantes de Ikal tendrían el broche de oro a su dramática relación.

Decidí que me levantaría, agarraría el palo del gotero y dejaría inconsciente a ese gorila. Por abusar de su poder, poder que le había dado mi abuela. Aunque me lo merecía, ¿quien droga a su abuela?

Estaba quitándome las cobijas de encima con la mano en la que tenía la aguja, cuando escuché nitidamente la voz del gorila diciendo <<no se puede pasar>> lo remedé, poniendo los ojos en blanco. Qué sangrón. Luego me di cuenta, ¿alguien venía a verme? ¿sería Maite con novedades? Aceleré el proceso de levantamiento de peso muerto, el mío, y con esfuerzo bajé las dos piernas de la cama y las dejé colgando. Apoyé como pude las manos en el colchón y despacio puse los pies descalzos sobre el frío suelo. A ese paso saldría por la puerta para celebrar mi cincuenta cumpleaños.

Mientras me impulsaba hacia delante para levantarme de todo, escuché como se abría la puerta. O alcé la cabeza demasiado rápido o de plano tantos golpes no eran buenos, porque toda la habitación dio un giro vertiginoso y se empezó a mover a gran velocidad. No, más bien era yo quien se movía otra vez. Por suerte, así de patosa y poco estable como era, también era bastante oportuna a veces. O eso fue lo que pensé cuando alguien me agarraba a pocos centímetros de añadir a mis múltiples lesiones la fractura de tabique nasal.

- ¿Qué haces? - me preguntó alguien mientras recuperaba la verticalidad.

Una vez recuperada, la verticalidad no yo, enfoqué mi vista hacia la persona que me había atrapado. La última vez que hablamos me porté como una zorra con él, y podría haber sido la última de verdad si hubiera encontrado el lado malo de Abril, como lo había hecho Aarón. Y todo por mi culpa, lo cual resultaba irónico porque todas mis broncas con Abril, Aarón aparte, empezaron por mi deseo de protegerlo.

Así que no sé muy bien que fue. La adrenalina, la angustia, la alegría de verlo vivo o comprobar por mi misma el hundimiento del que hablaba Mai, las ojeras, la barba, el gesto cansado ... el caso es que me abalancé sobre él, rodeé su cuello con mis brazos (el derecho ocupando el doble de su tamaño normal gracias al vendaje) y omitiendo cada punzada de dolor que sentía, empecé a llorar. Pero a llorar en toda regla, no lloraba así desde ... la noche de la playa. ¿Por qué siempre tenía que acabar moqueándole encima?

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora