Capitulo 49: "María, San Herrera y Ximena"

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MAITE


Suspiré disimuladamente, incapaz de contener mi alivio, cuando vi aparecer a Derrick con las consumiciones. En honor a la verdad dudaba del autocontrol de Dul, no me hubiera sorprendido lo más mínimo que empezase a aventar las bebidas a todos nuestros amigos. Y es que normalmente hacía honor a su nombre y era una personita super tierna y dulce, pero debajo de esa piel de cordero había un genio endemoniado que cuando salía a relucir, hacía temblar al mismísimo diablo.

Poncho miró brevemente a Derrick pero no dijo nada. Dul tenía razón, todo estaba muy raro, de la noche a la mañana aparecía una chava de la que nunca nos había hablado cuando se supone que somos sus mejores amigos, y lo más extraño, se olvida completamente de Dul. Poncho siempre había adorado a Dul, era increíble como de repente la había hecho a un lado. Y eso me molestaba, en honor a la verdad, porque Dul quería muchísimo a Poncho y esa situación le dolía, a pesar de que tratara de enterrar ese sufrimiento bajo un montón de rabia.

Derrick se puso a platicar con Giovanni de deportes, conversación a la que pronto se unieron Aarón y Ucker. Annie me lanzó una mirada interrogante que entendí enseguida. Negué disimuladamente con la cabeza, dándole a entender que no sabía donde estaba Dul o si tenía pensado aparecer por allí. Por la integridad física de Poncho y Ximena, mejor sería que se tomase un par de tilas antes de regresar.

- ¡Chavos! - sentí la voz de Dul unos segundos antes de verla a ella acompañada de ¿Edgar?

Inconscientemente dirigí la mirada hacia Poncho, quien por un momento se quitó su máscara de indiferencia y parecía querer matarlos a ambos con la mirada. Aunque cuando se percató de que lo estaba observando, se recompuso y desvió la vista hacia sus zapatos. ¿Qué carambas estaba pasando?

- ¡Hermano! – se exaltó Aarón levantándose para abrazar a Edgar.

Dul vino hacia mi y Giovanni y con un rápido movimiento se insertó entre los dos. Por lo menos la visita inesperada de Edgar parecía haberla apaciguado. Me dirigió una elocuente mirada que significaba "mira que guapote está". Me sonrojé involuntariamente, dándole así una confirmación de los hechos. Había sido nuestro ídolo en la pubertad, de hecho si en las revistas hubieran venido pósters de el, habríamos empapelado con ellos nuestras habitaciones. Y su atractivo no había disminuido.

- Me alegro de verlos, ¿cómo están? - preguntó Edgar a todo el mundo en general sentándose al lado de Aarón.

- Para los que no lo conocen este es Edgar, mi antiguo compañero en el equipo de fútbol y además un buen cuate, ellos son Annie, Chris, Angelique, Ucker, Ximena, y bueno de los demás supongo que te acuerdas, Poncho, Giovanni, Derrick, Mai y Dul – terminó la presentación Aarón echándose hacia atrás para recostarse en el sofá.

- Mucho gusto – respondió con esa sonrisa irresistible – pues como le dije a la pateadora apenas llegué decidí buscarte, podríamos organizar unos partidos para el verano, ¿no? - le propuso a Aarón, aunque supongo que todos los chavos estarían entusiasmados. Hombres y fútbol.

- ¿Pateadora? - repitió Annie con una sonrisa de incredulidad. No sabía si realmente el sobrenombre que Edgar le tenía a Dul le había causado curiosidad o no quería perderse la oportunidad de coquetear con él, pero el caso es que consiguió que Edgar le sonriese, haciendo que todas contuviéramos un suspiro, por lo menos yo y Dul.

- Así le digo a Dul desde siempre – admitió Edgar. Dirigió su mirada hacia Dul, quien se tensó notablemente aunque no dio muestras de ello, solamente yo me percaté ya que al estar a su lado, percibir la rigidez de su cuerpo era más fácil. De pronto se me ocurrió probar a Poncho.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora