Capitulo 5

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Amanecí cansado. Eso de trasnochar no es buena idea para mi, soy muy poco vampiro, necesito mis buenas nueve horas de sueño, o sino me pongo de un humor insoportable cuando consigo espabilarme lo suficiente para saber a quien le tengo que gritar. Con una gran fuerza de voluntad por mi parte, abrí los ojos lo suficiente como para soltar toda clase de palabras por las que mi madre me hubiera dado un zape, por la luz que me dañó los ojos y miré el despertador, viendo todavía manchitas amarillas a mi alrededor. Las ocho y media de la mañana. Solo había dormido seis horas, me sentía como si un carro hubiese estado pisándome toda la noche. Gemí adormilado y tiré de la cobija para volver a dormir. De pronto recordé que Dul debía estar en media hora en el instituto para recoger sus calificaciones y que yo le había prometido llevarla en la moto, cosa que a nuestras madres no les hacía mucha gracia, ese "cacharro del demonio" como ellas le decían "cariñosamente", no era santo de su devoción. El saber que solo tenía unos minutos para prepararme no me inquietó, soy bastante rápido una vez que consigo que mis neuronas empiecen a trabajar de nuevo, además conociendo a Dul (la única persona en este mundo con un peor despertar que yo, por lo que le cuesta y el humor con el que lo hace), seguramente todavía estaría tirada en su cama sin escuchar los gritos de Alma.

Me senté sobre la cama bostezando ruidosamente estirando mis brazos todo lo alto que pude, me rasqué la espalda de tal forma que no pude dejar de recordarme a un mono quitándose los piojos y, ahora ya si un poco más consciente de que debía dejar mi apacible y calentita cama, retiré las ropas de mis piernas y me incorporé sin molestarme a buscar mis pantuflas, otra similitud con Dul, ambos odiamos estar calzados, supongo que por eso nos gusta tanto la playa.

Caminé dando tumbos por mi pequeña habitación abarrotada de maletas entreabiertas (aunque yo ni siquiera había empezado a deshacerlas) y supuse que Loli había estado buscando algún regalo que suponía que yo le traía, porque yo no le había comentado nada al respecto durante nuestra única conversación telefónica en los últimos meses. Si le traía algo, es mi hermanita, muy a mi pesar le tengo cierto aprecio... pero también sabía de su poco respecto hacia la propiedad privada cuando le interesaba, por lo que, en un ataque de prudencia, guardé el regalo en otro lugar, lejos de sus garras, un lugar donde sabía que nunca se atrevería a mirar.

Abrí la puerta y salí al pasillo del segundo piso, que era donde se encontraban los dormitorios. Todavía con los ojos legañosos, avancé buscando el baño para darme una ducha rápida y cuando llegué, mi hermana Loli estaba lavándose los dientes. Me detuve un momento cohibido. Supongo que es una reacción un poco estúpida, pero tiene 12 años, es una pre - adolescente y cada vez que la veo siento que es como una bomba de relojería a punto de estallar, nunca sé como vaya a reaccionar, aunque de momento no ha dado señales de que vaya a ser una adolescente problemática. Aunque claro, esos cambios empezaban de un momento a otro, incluso la dulce Mai tuvo una etapa hacia los trece años (que yo recuerde, apenas dos semanas), donde lo más civilizado que podía decirte era que te fueras a la mier.... ustedes ya saben, ¿no? aunque cuando esta fase acabó la pobre se sintió tan mal por su comportamiento que se la pasaba trayéndonos brownies que ella misma hacía para que la perdonásemos (fue una época muy mala para la línea de Giovanni).

Loli me miró sorprendida, seguramente de mi cara, mezcla de somnolencia y precaución, pero como yo soy muy malo para manejar situaciones que requieran cierto control de las relaciones sociales, dejé que ella diese el primer paso.

- Eh... ¿te vas a quedar ahí parado mucho tiempo? – me preguntó divertida. Me alegro de que ella y Dul se lo pasen tan bien con mi problema de socializar

- Yo... no quería interrumpir, si quieres voy al baño de abajo – contesté temeroso de su reacción

- Ah, ok, pero no creo que el lavabo te sirva como regadera – siguió riéndose de mi. Muy bonito, todos contra Poncho.

- No verdad... – admití avergonzado de que una niña de apenas 12 años se burlase de un universitario – ¿te falta mucho?

- No, de hecho ya acabé – contestó resueltamente mientras metía su cepillo en el vaso que había al lado del lavabo, pintado por mi en la escuela cuando tenía 7 años (está muy chido, de hecho si no lo hubiera firmado, hubiera pasado por un Picasso).

- Ok, ¿cuando bajes puedes decirle a mamá que me haga unas tostadas y me prepare un café? – le pregunté distraídamente mientras ella salía al pasillo y yo entraba al baño

- Claro, pero yo que tu me apuraría, no vaya ser que Aarón se te adelante y vaya a buscar a Dul para ir al instituto – me previno, y aunque no podía verle la cara, ese tonito de suficiencia delataba una sonrisa

- Pero... ¿cómo sabes tu eso? – me sorprendí pensando que mi hermana tenía poderes mentales

- La señora Valente vino a hablar con mamá hoy en la mañana, parece ser que quedaron para ir al instituto y luego a la playa besarse

- ¿Qué? – aluciné, olvidándome de pestañear. ¡Que imaginación y que oído más fino tiene esa mujer por Dios!

- Si, los escuchó, o eso dice ella – me informó Loli

- ¿Desde su dormitorio en el segundo piso? Debe ser mitad murciélago o tener super poderes...- comenté fastidiado

- No, nada de eso, simplemente como es taaaaaaan – enfatizó en la palabra – chismosa, se le ocurrió dejar el celular de su marido en la vereda, debajo de un bote de basura, luego le marcó desde el suyo y lo escuchó – me contó eficientemente. Se los dije, como chismosa no tiene precio.

- Mi mamá no le creyó nada, ¿verdad? – quise asegurarme, para saber a que atenerme en el desayuno

- No... aunque no tendría nada de malo que anduvieses con Dul, es super linda y yo la quiero mucho, ¿ya te conté que me ayudó a vengarme de mi maestra por...? – y se calló de pronto. Supo que había hablado de más

- ¿Te ayudó a que Loli? – inquirí con tono gruñón paternal. Ok, si hicieran una peli sobre mi vida sería la de un adulto atrapado en el cuerpo de un adolescente... aunque esperen, ¿todavía es uno adolescente con 19 años?

- En nada, en nada... – repuso inmediatamente, nerviosa.

- Ya hablaremos de eso, tengo prisa – recordé de pronto y me dispuse a cerrar la puerta del baño, cuando su mano me lo impidió

- Oye hermanito... la información no era gratis... – me advirtió sonriendo con malicia. Si que empieza esta joven a extorsionar, yo a su edad era una tierna palomita.

- Ok...- suspiré – ve debajo de mi cama – le ordené

- ¡¡¡¡¡¡¡Claro que no!!!!!!! guacala, pero si debes tener boxers y calcetines sucios como para que sanidad nos cierre la casa! – exageró. No está tan sucia... ¡solo cuando no la limpio!

- Está bien, tu no le toques a los calcetines de tu hermano, ni siquiera por cierto vampiro que se va a quedar allí mucho tiempo... – insinué fingiendo desinterés

- ¡¡¡¡¡¡¡Nooooo!!!!!!!!! – exclamó abriendo mucho los ojos

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora