Dulce
Los ojos de Diana se clavaban sobre mi nuca como dos taladros mientras yo cerraba la puerta, dejando del otro lado a mi vecino, antiguo mejor amigo, actual relación no definida y que seguramente era mi futuro momento incómodo. ¿Cuándo se habían vuelto las cosas tan complicadas?
- Voy por palomitas, ahora regreso – me advirtió Diana.
- ¿Vamos a ver una película? - pregunté, tratando de recordar cuando habíamos hablado sobre eso. Todavía notaba mi pensamiento algo lento y dificultoso en algunas ocasiones.
- ¿Qué película mensa? Me refiero a lo que hicieron hoy en la tarde – matizó, aunque con un tono que dejaba bastante claro lo que pensaba que habíamos estado haciendo por la tarde.
- Está bien ... - suspiré. Era una batalla perdida de antemano -. Pero antes tengo que hacer una llamada.
- ¿Ya lo extrañas? Qué lindos los tortolitos – se burló de camino a la cocina.
Pero no era al tortolito a quien iba a llamar. Saqué mi celular y marqué por inercia. Al segundo tono, me contestaron.
- ¿Dul?
- Si estás en el cine salte, también tengo palomitas aquí y lo que tengo que contarte es mejor que la babosada romántica que estés viendo ahora – le solté a Maite, recostándome contra la pared.
- De hecho nos quedamos en casa viendo Crazy Stupid Love, y es una comedia romántica con muy buenas críticas – respondió con tono resabido. Puse los ojos en blanco.
- ¿Quién se fija en las críticas con Ryan Gosling quitándose la camiseta? - repliqué con un suspiro.
- Me imagino que tu no – admitió con tono de resignación.
- No te hagas la santurrona, ¿acaso te tapaste los ojos?
- Diego me los tapó ... mientras yo le dejé – terminó riéndose. Me uní a su risa. Se sentía bien tener ese tipo de conversaciones inocuas y totalmente absurdas, sin dobles mensajes ni malas intenciones -. Pero se fue como hace media hora ... ¿me acerco a tu casa?
- Ok, te espero.
Y sin más colgué. No era una costumbre muy buena la de no despedirse nunca por teléfono ...
Me acerqué a la cocina, donde mi abuela y Alfredo estaban terminando de cenar, y Diana, como había prometido, tenía palomitas dando vueltas dentro del pequeño microondas. Como de costumbre últimamente, no había rastro de mi madre. Suponía que tenía bastante que ver con el hecho de que mi abuela estuviera por allí.
- Hola cariño, ¿quieres cenar?
- No, gracias abuela, no tengo mucha hambre – respondí, cometiendo el error de mirar a Diana. En su cara estaba dibujada la clara expresión "si ya está bien servida".
- Tienes que comer algo, no puedes meter las pastillas al estómago vacío – convino mi abuela.
- Está bien – accedí, agarrando una manzana del frutero.
- Quería que me llevaras de visita turística por el pueblo en la tarde, pero no pude encontrarte – agregó Alfredo, dando un gran bocado a un trozo de tarda de chocolate que tenía.
- He estado ocupada – murmuré, evasiva, concentrando mi mirada en la manzana.
- Y tanto ... - se sonrió Diana. Le lancé una mirada – cuchillo.
En ese momento terminó el microondas.
- Nos vamos a mi habitación, ¿ok? - informé a mi abuela, dejando mitad de la manzana.
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Un Verano para Recordar
RomanceEsta historia es una de las mejores que he leído, y me he leído muchiiiisimas.. La escribió una chica de España que se llama Miri (en el Foro de Univisión su usuario era chukypollito) y es simplemente hermosa, cuenta la historia de amor de Dulce y P...