Capítulo 162 "¿El final?"

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Todo el orgullo por haberme salido con la mía se desvaneció tan pronto como puse un pie en el cementerio. Solo había ido a un entierro una vez, el de mi abuelo, y a pesar de tener solo ocho años, todavía recordaba el ambiente opresivo en aquel lúgubre sitio, dónde muchos extraños me aferraban por los hombros y me daban el pésame por la pérdida de un hombre que la mayoría seguramente ni conocían, pero que sin embargo para mi había sido lo más parecido a un padre que jamás tuve. Los sollozos entrecortados de mi abuela, que sonaban como si su garganta se hubiera desgarrado, era el recuerdo que más persistía aun pasados casi diez años, aunque sabía que lo único desgarrado que había era su corazón. Mi madre, sin embargo, estaba triste, pero no como corresponde a una hija única que ha perdido a uno de los componentes de su ya menguada familia. Al principio lo interpreté como una muestra de entereza ante el dolor de la abuela, sin embargo con los acontecimientos recientes todavía frescos, supuse que el rencor que sentía hacia él por no haberle ayudado a impedir mi nacimiento, todavía pesaba, incluso en su funeral.

Estaba anocheciendo, supongo que habría sido imposible tenerlo todo listo para la primera hora de la tarde, a pesar de la ayuda de la varita mágica de Annie. Aunque estábamos casi en julio, sentía la piel de gallina. Caminaba junto a Maite y Diana, quien había decidido ir, a pesar de no tener una estrecha relación con Aarón, porque le tenía cierto cariño de los días que habían pasado juntos. Me sorprendió la cantidad de gente que allí había congregada, muchos de ellos chavos que vivían fuera del pueblo, terminando sus carreras universitarias o trabajando, y que yo recordaba de cuando era chiquita. Cierto que Abril había sido muy popular, pero eso era agua pasada. Aunque a juzgar por los chavos que allí había, no solo había cosechado admiradores en esos años, sino también amigos de verdad, que recuerdan tus horas buenas y no dudan en rendirte tributo por quien realmente eres, no por los momentos malos en los que te has perdido a ti mismo. Tampoco faltaban personas que quisieran apoyar a Aarón. Chris y Giovanni destacaban por su aire desgarbado entre los demás, que se veía acentuado por sus trajes negros, estaban situados junto a él. Annie se había recogido el cabello en una cola de caballo, y a pesar de su sobrio vestido negro, estaba muy guapa. Estaba junto a Chris, quien por una vez no parecía dispuesto a coquetear. Y Poncho. Allí junto a Aarón, sin hacer nada extraordinario, simplemente estando allí para él. Era todo lo que yo no podía hacer en ese momento.

- Ven, vamos con los demás – me susurró Mai, tomando mi codo despacio. A pesar de que había conseguido irme del hospital, todos me seguían tratando como si fuera a romperme de un momento a otro.

- Ve tú, yo me quedo aquí detrás – le respondí, con la vista fija en los hombros caídos de Aarón. No podía ver su cara, pero tenía la impresión de que ni así sabría lo que estaba sintiendo.

- ¿Estás segura? - insistió, interponiéndose en mi campo de visión. Tampoco es que yo pudiera mover la cabeza para seguir mirando a Aarón.

- Es lo mejor, estoy segura – asentí, apretando los labios luego. No quería cambiar de idea.

- Ok ... - volvió a suspirar. Me dio un último apretón en el hombro antes de irse.

- ¿Segura de que te quieres quedar aquí? - me preguntó Diana.

- Le seré de más ayuda aquí, créeme – murmuré convencida.

No añadió nada más. Me tomó de la mano, dándome un ánimo que necesitaba desesperadamente. Y la ceremonia comenzó.

Apenas escuchaba lo que el cura decía. No tenía sentido, un señor que hablaba de ella sin haberla conocido, quien alababa sus virtudes y lamentaba su temprana muerte. Ya se sabe que toda la gente es buena desde que se muere. Yo no sabía si lamentarlo, es decir, era un ser humano, pero un ser humano que sufría y que no había tenido la suficiente fortaleza para superarlo. Irónicamente, frágil era la mejor palabra para definirla. Me fijé en un hombre que no conocía, situado al lado de Aarón, aferrado a su hombro. Por la edad, podría ser perfectamente el padre de Abril. La lloraba después de haberla dejado morirse en vida, ¿qué sentido tenía eso?

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora