Capítulo 163: "Ve por él"

261 17 0
                                    

Poncho

Miré el reloj de nuevo. Ya habían pasado más de los cinco minutos que Mai nos había pedido, y Dulce seguía sin aparecer. Me removí, inquieto. En teoría un cementerio era un lugar totalmente seguro, es decir, ¿cómo va atacarte un muerto? Sin embargo ella era capaz de encontrar el peligro en los sitios más insólitos. ¿Qué tal que se había tropezado y se había caído en una tumba abierta? Por lo menos tenía la seguridad de que no estaba con Derrick, al menos en ese momento, porque antes los había visto hablar bastante arrimados como para ser una charla insustancial sobre el tiempo. Y mis peores temores se habían confirmado. Quizás hubiera preferido un poco de delicadeza de su parte, no sé, que me lo dijera a mi antes ... pero al parecer tenía mucha prisa de empezar su nueva etapa con Derrick. Así que yo le daba vueltas a la cabeza sobre lo que podía hacer ... quedarme en Ikal todo el verano no era una opción, porque no estaba seguro de poder soportarlo. Éramos vecinos, bastaba con que me asomara a la ventana de mi habitación para ver como Derrick iba a buscarla para salir, como la llevaba a casa, como se despedía de ella ... y estaba seguro de que no se despedirían con un amistoso apretón de manos. Además estaba el Tequila, dónde trabajaban los dos ... ¿ver como hacen manitas detrás de la barra ente Coca – cola y Coca – cola? No, gracias. Quizás pudiera irme con la abuela de Dul, ya que ella se iba a quedar en Ikal y tan a gusto.

- Creo que voy a ir a buscarla – declaró Mai en voz alta. Su novio le puso una mano en el hombro y con la otra señaló hacia la entrada del cementerio.

- No hace falta, ahí viene.

De pronto el suelo me pareció una vista magnífica, así que no despegué mis ojos de allí. Una piedra, dos, tres ... había contado casi veinte cuando vi sus pies pasar de largo ante mi. Bien, por lo menos no protagonizaríamos un momento incómodo delante de los demás.

Alcé la vista a tiempo para ver como se fundía en un cálido abrazo con Aarón. Y ahí me quedó claro que me había equivocado. Alejar a Aarón de Dulce no era necesario ni mucho menos apropiado, parecía que él era capaz de manejar la situación, es más, que le hacía bien tenerla cerca. Hundió la cabeza en el hueco de su cuello, y cuando sus brazos se enroscaron alrededor de su pequeña cintura, juraría que pude ver sus manos temblar.

- Aquí estás – susurró Aarón.

- Te dije que me quedaría, ¿no? - replicó ella en el mismo tono.

No entendí bien la conversación, parecía que tenía cierto significado más allá de esas palabras, pero no me molesté demasiado en pensarlo. Simplemente me di cuenta de que ahí tenía mi oportunidad para poner tierra de por medio, al menos por el momento.

- Deberíamos irnos, nos encontramos en la casa – musité, volteando inmediatamente hacia mi coche.

No esperé a ver si alguien me seguía, simplemente me encerré allí, seguro sobre esas cuatro ruedas, donde podía posponer un poco más lo inevitable. Poco después Mai se subió a mi lado, mientras que Diego, Ximena y el novio de ésta, Eduardo, se montaron atrás.

- ¿Podemos irnos? - pregunté con voz monocorde.

- Si, Aarón dijo que no era necesario, pero le insistimos – respondió Mai, mirándome fijamente. Sentía las miradas de los demás incrustándose directamente en mi nuca, pero no di muestra de ello.

- Ok – asentí resignado, encendiendo el coche.

A veces hay cosas que uno no puede evitar, por mucho que quiera.

***

Dulce

- ¿A dónde vamos? - tuve que preguntar. Es que se me hacía sospechoso que fuéramos en dirección contraria a su casa, y que hubiéramos perdido de vista a los demás hacía rato.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora