Capitulo 43: "Por mi estaría atado a ella toda la vida"

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PONCHO

Llegué a la casa de Mai en menos de diez minutos. Hubieran sido menos pero antes me llamó Annie para quedar más tarde en el Tequila y empezar a ver lo del cumpleaños de Mai. Al final de cuentas no quedaba demasiado tiempo y, conociéndola, querría hacer algo demasiado espectacular. Elisa me esperaba en la puerta con una sonrisa, como nos tenía acostumbrados a todos. Era una mujer increíble y ninguno le guardaba rencor a pesar de que ella había sido la encargada de ponernos todas las vacunas cuando éramos chiquitos.

Hola Poncho, bienvenido al pueblo otra vez – me saludó Elisa dándome dos besos.

Hola Elisa, tienes buen aspecto – me alegré.

Gracias, estoy mucho mejor, creo que me incorporaré a mi trabajo en poco tiempo – comentó alegremente.

Me alegro – dije sinceramente. Elisa trabajaba como enfermera en el consultorio del doctor Zaldívar y ambos eran como uña y mugre. Seguramente él estaría encantado con su vuelta.

Pásale, te están esperando, además no deberías perderte a Giovanni haciendo de enfermero – se rió benévolamente guiñándome un ojo.

¿Qué? - repliqué confundido.

Entré en la pequeña casa de Mai y a medida que me acercaba al salón, escuchaba las voces de Mai, Giovanni y Dul, esta última un poco nasal.

Giovanni, neta que eso no funciona – decía Mai.

Claro que si Maite, pones la cabeza hacia arriba y se te pasa – contestó Giovanni obstinado. Fruncí el ceño confundido y cuando llegué vi como Giovanni trataba de que Dul echara la cabeza hacia atrás en el sofá en el que ambos estaban sentados, mientras ella agarraba un pañuelo sobre su cara.

Así lo único que conseguirás es que se trague la sangre – objetó Mai.

Aún no eres doctora – le recordó Giovanni con acritud. Bien, antes de que llegara la sangre al río, nunca mejor dicho, decidí hacer acto de presencia.

¿Qué pasa? - pregunté y todos voltearon hacia mi a la vez.

Hola Poncho, ¿puedes decirle a Giovanni que no trate de ponerle la cabeza hacia atrás a Dul? - me pidió Mai mirando a Giovanni con mala cara.

¿Qué tienes Dul? - insistí sentándome en el piso frente a ella.

Esos dos atentaron contra mi vida – se quejó Dul con voz nasal.

Fue un accidente, nadie te manda ser como una cometa niña – protestó Giovanni.

Lo siento Dul – añadió Mai con pesar.

Me estamparon contra el closet y ahora la fuente esta no para – dramatizó Dul señalándose la nariz bajo el pañuelo ensangrentado.

Lo mejor que pueden hacer es mojarle la nariz y la nuca con agua bien fría – nos aconsejó Elisa desde la puerta del salón.

Yo me encargo – dije rápidamente al ver que Mai abría la boca.

Ustedes dos acompáñenme a poner la mesa, Poncho, si ves que no para avísame, ¿de acuerdo? - nos ordenó Elisa con tono firme pero amable.

Claro – asentí mientras Dul se levantaba.

Mai y Giovanni siguieron a Elisa chinchándose por el camino mientras yo acompañaba a Dul hasta la planta alta, donde estaban los dos baños, uno en el corredor que eran el que usaban los papás de Mai y otro en la habitación de ella. Nos dirigimos al de sus papás y una vez allí puse a Dul frente al lavabo, hice que dejara el pañuelo y a continuación abrí el grifo, dejé correr un poco de agua, hice con mi mano algo así como una cuchara y empecé a mojar la nariz de Dul, mientras que con la otra le sujetaba el pelo.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora