Capitulo 42: "Cosas de Dul"

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PONCHO


Volví a mi habitación luego de haber ido hasta la puerta de la de Loli, haber levantado la mano con la clara intención de tocar y luego la había bajado y casi corriendo me había regresado a mi habitación. Patético, lo sé. Lo peor es que llevaba en esa situación media hora, creo que había ido como cinco veces hasta su puerta y luego no me atrevía a llamar. Es que para mi no era fácil reconocer que a la misma escuincla que le había cambiado los pañales andaba ahora detrás del mentado Eric, aunque tenía que reconocer que al menos estaba aliviado sabiendo que tenía fama de buen chavo.

A parte de todo todavía estaba muy confundido, había sido una mañana demasiado rara, primero porque había dejado a Dul tirada fuera del consultorio, luego casi atropello a un gato y para rematarla el méndigo Coco vino a fregar cuando llegué a casa. Admito que siempre paga mis problemas el pobre perro pero...

Otra vez estaba enfrente de la habitación de mi hermana. Alcé la mano y luego volví a bajarla. Volví a levantarla y justo cuando estaba por bajarla, la puerta se abrió. Resumen, mi hermana me cachó comportándome como si algo en mi cabeza no hiciera conexión y no fuera del todo normal.

¿Qué haces? - me preguntó en tono hostil.

Quería hablar contigo – suspiré bajando mi mano.

No tienes que agradecerme que te cubriera anoche, ya te dije que lo hice por Dul – me soltó con crudeza.

No era por eso, pero ya que lo mencionas, gracias otra vez – dije con tono tranquilo - ¿puedo pasar?

Está bien – aceptó entreabriendo la puerta.

Entré en su habitación completamente perdido, sin saber como empezar ni que decirle, y sintiendo la mirada del odioso vampiro ese de su póster clavada en mi. Le di la espalda y miré a mi hermana, deseando con todas mis fuerzas que Dul estuviera allí conmigo para decirme que debía hacer.

Vas a decir algo o de plano te vas a quedar ahí plantado para siempre – bufó con exasperación.

Me da miedo que te hagas mayor demasiado rápido – solté de pronto. Las cosas era mejor no pensarlas mucho.

¿Cómo? - preguntó demasiado sorprendida como para mantener su actitud de frialdad.

Que eres mi hermanita pequeña y me salta una alarma en la cabeza cada vez que se te acerca un chavo, pero no puedo evitarlo, es natural – suspiré sentándome sobre su cama.

Poncho... - trató de interrumpirme sentándose a mi lado, pero yo proseguí.

Pero es que me pasa con todo el mundo igual, el otro día le hice lo mismo a Dul porque Aarón quería con ella, pero no es mi culpa, es el instinto protector... - me excusé angustiado.

Poncho, no creo que me protejas por las mismas razones que proteges a Dul... - dijo con una sonrisita. La miré con el ceño fruncido.

¿Qué quieres decir? - pregunté con recelo.

Nada... - me dejó con la intriga – más bien que quieres decir tú, ¿por qué viniste?

Supongo que... para decirte que por mí puedes andar con el tal Eric, que por cierto quiero conocer – abrió la boca para protestar pero se la tapé con una mano – y que como se le ocurra hacerte daño no le hará falta plan de pensiones porque se irá a la tumba mucho antes – añadí totalmente en serio soltando la boca de mi hermana.

¿Neta? - quiso asegurarse, con los ojos como platos.

Claro que lo mato, es más, podría empujarlo en un acantilado, así no dejaría... - empecé a maquinar.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora