Capítulo 179 "Meter y sacar. Mecanismo simple."

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Poncho


Tequila. Cuatro y cuarto de la tarde. Mai trataba de encontrar las palabras para contarnos lo que había sucedido en la mañana, aunque me hacía una idea. Más que nada por el "encantador" mensaje que había recibido de Aarón mientras comía. Entendía que pudiera estar frustrado por haber sido interrumpido, lo entendía mucho mejor de lo que él podía saber de hecho, pero de ahí a pagarla conmigo ... Mai inspiró de nuevo, con las manos fuertemente cerradas en el regazo. Giovanni palmeó una de ellas con gentileza. Mai le sonrió débilmente. Y entonces llegó Dul con el té de Mai, según ella para agarrar el ritmo de trabajo de nuevo.

- Aquí tienes – le dijo, pasándole la taza. Mai alzó las manos temblorosas para agarrar el platillo -. Déjalo, te lo pongo yo en la mesa.

- Gracias – musitó, aferrándose a la taza, una vez estuvo en una superficie más fiable que sus manos.

- Ahora puedes repetirnos que pasó desde que yo llamé al celular de Aarón – la instó Dul, sentándose sobre el brazo del sofá que estaba justo a mi lado. Con lo fácil que hubiera sido agarrarla por la cintura y tirarme sobre ella encima del sofá ...

<<Céntrate>>, me reprendí.

- Ya les digo que hay poco que contar – se encogió de hombros -. Le dije a Annie que se cuidara con Aarón y él salió bastante molesto. Luego le dije que no estaba con ella porque quisiera, sino porque estaba confundido, y ahí fue cuando nos mandó al diablo a los cuatro y se fue – terminó con un pequeño suspiro.

- Y después yo soy el poco sutil – rumió Giovanni. Lo fulminamos con la mirada.

- Esto nos complica las cosas, ahora si que se va a cerrar en banda – negó Dul con la cabeza.

- Oigan chavos ... ¿hasta que punto está bien que nos metamos? - reflexioné en voz alta. Todos me miraron -. Si, ya sé que todo va acabar mal, es decir, Aarón acaba de perder a Abril definitivamente ... y en cierta forma creo que usa a Annie para evadirse y no pensar en eso. Pero ella también tiene que saberlo, ¿no? Si se mete ahí conscientemente ... ¿qué podemos hacer?

- Creo que entiendo tu punto. La hemos avisado y es hasta dónde podemos meternos – asintió Mai.

- ¿Y los vamos a dejar que vayan hacia el desastre, así sin más? - preguntó Giovanni, abriendo los brazos, estupefacto -. ¿Dul? - miró hacia ella, expectante.

- No sé ... entiendo las dos posturas. Me duele que Annie se vaya a meter ahí y quiero ayudarla ... pero por otro lado no hay peor ciego que el que no quiere ver. Giovanni, ya le dijimos lo que le teníamos que decir, Aarón la está usando como podría haberse ido con cualquier otra ... ¿cuánto tardará en descubrirlo? Quién sabe. Supongo que solo nos queda estar ahí cuando eso pase, para apoyarla. Solo espero que Aarón recapacite y la deje antes de lastimarla realmente.

Todos asentimos a la vez, con la cabeza gacha. Era una buena síntesis de todo lo que estaba pasando, así que solo nos quedaba esperar. Me sentía fatal por Annie, sobre todo porque no se lo merecía, pero tampoco podíamos encerrarla en una torre hasta que cumpliera los treinta.

- ¿Hago un último intento de hablar con Aarón? - preguntó Dul.

- No sé ... me dejó muy claro que no quería que el equipo A se metiera ... y creo que estás dentro del equipo.

- Evidentemente soy el negro grandote – bromeó, tratando de sacar un músculo del brazo, que no existía.

- Evidentemente – repliqué con incredulidad. Fingió indignarse antes de darme un codazo en las costillas -. ¿Qué hablamos de las agresiones? - protesté.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora