Capítulo 152 "¿No se tarda mucho la caballería?"

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No había podido mirar de quien era la llamada que no había contestado, pues Abril no me quitaba ojo de encima y no quería hacer ningún movimiento brusco que la hiciera usar a su afilada amiga, pero podía tener claro que estaba fuera de mi lista de postales por navidad. Me había concentrado durante todo el viaje en observar mi regazo, intercalado con miradas furtivas a Aarón, por si quisiera hacerme algún gesto que me indicara que tenía algún plan. Al parecer, no lo tenía. Se dedicaba a mirar hacia fuera con gesto gélido, como si fuera el rey del hielo, distante y controlando la situación. ¿Pero qué demonios iba a controlar si estábamos en el carro de su ex – perra psicópata a punto de ser ejecutados de la peor manera posible que ella pudiera discurrir? (y mucho me temía que tenía una gran imaginación). Miré hacia fuera. No sabía a dónde nos dirigíamos exactamente, pero el oscuro camino que estábamos siguiendo se parecía alarmantemente al que llevaba a Kessel. Noté un pinchazo en la sien y de pronto sentí como si todo el cansancio se me hubiera acumulado. No estaba recuperada y jamás debería haber salido del hospital. En ese momento yo era para Aarón un lastre más que una ayuda. Me recliné hasta apoyar la espalda sobre los asientos traseros y cerré los ojos, ¿tampoco es que pudiera matarme mientras manejaba, no?

- ¿En serio te vas a echar una siesta? - resopló con desdén. Me obligué a abrir los ojos.

- ¿Hiere tu ego el que no estemos mirándote todo el rato? - se burló Aarón. Inconscientemente, cerré mi puño con fuerza.

- Obviamente no, si no te habría matado por todas las veces que has mirado hacia atrás esperando refuerzos – respondió ella, dejándome atónita. ¿Refuerzos? ¿Cómo había podido avisar a nadie? La sorpresa de Aarón era menos evidente, pero ahí estaba -. Por favor ... si fuera *beep* no habría sobrevivido tanto tiempo en Kessel ... no llamas a alguien que odias para rememorar viejos tiempos ... supuse que era algún tipo de trampa, aunque no sabía si involucrarías a alguien más ... pero viendo como miras por el espejo, yo diría que si ... ¿me equivoco?

Aarón no respondió, pero por la forma en la que los músculos de su mandíbula se tensaban, Abril no se equivocaba en nada.

- Siento decepcionarte, pero no eres tan discreto como tú te crees. Como era de esperar la escuincla les contó que nuestro pequeño ... encontronazo, por una vez, era un mandado, pero que realicé con mucho gusto – volteó brevemente para sonreírme, y mi corazón se paró en seco -, por lo que intuyo que ahora querrán saber quien es.

Como nadie más decía nada, ella continuó con su monólogo, supongo que sintiéndose como una siniestra Sherlock Holmes.

- Lo que me lleva de nuevo a pensar quien puede ser tu cómplice ... el *beep* que viene a meterse a Kessel está descartado, no creo que tenga valor suficiente después de la última vez que nos vimos.

No, ahí estaba de acuerdo, tenía la impresión de que Giovanni podría desmayarse solo con escuchar hablar de Abril.

- Luego pensé en Derrick ... y me pareció la opción más lógica, no me tiene miedo y haría lo que fuera por la mosca muerta, aunque no es tan *beep* como para ir a meterse a la boca del lobo ... - miré interrogante a Aarón, ¿sería Derrick? Pero no hizo el más mínimo intento de establecer contacto visual conmigo. Traté de respirar hondo ... porque si no era Derrick, tenía que ser ... - aunque luego recordé otra persona que haría lo que fuera por la mosca muerta, incluso meterse hasta el estómago del lobo ... así que te sugiero que le digas a Poncho que se mantenga a distancia, si quieres que al menos alguien sobreviva.

Fue como si esas palabras prendieran algo en mi cerebro que anulara totalmente mi parte racional, porque de pronto y sin ser del todo consciente de lo que hacía, me abalancé sobre Abril, rodeando su cuello con mis brazos con toda la intención de, no sé si ahogarla, pero si de hacerle todo el daño posible.

- ¡Estoy harta de tus amenazas, para el maldito coche! - le exigí, apretando su garganta.

- ¡Suéltame i.d.i.o.ta! - o algo así me gritó Abril.

- Dul, suéltala, nos vamos a matar – me gritó Aarón, quien por fin parecía haber vuelto a la vida.

Si, era una posibilidad teniendo en cuenta los tumbos que el coche daba de un lado a otro de la carretera. De hecho, de haber sido un sitio más transitado, ya nos hubiéramos dado contra alguno.

- ¡Para el coche! - repetí, medio histérica.

Jadeando para respirar, finalmente accedió a mi petición y se echó al lado derecho de la carretera, frenando de manera brusca. Como no me había puesto el cinturón, el frenazo me hizo darme contra su asiento, lo que pareció devolverme el sentido ... y darme cuenta de lo que había hecho. Espantada, abrí la puerta, que milagrosamente no tenía el cierre de seguridad, al parecer no nos consideraba tan desesperados como para aventarnos del coche en marcha. Salí en tan poco tiempo como mi cuerpo torpe y magullado me permitió. ¿Mi idea? Escapar, a dónde fuera, me metería en medio de los bosques y viviría como una ermitaña el tiempo que me quedara, que con lo mal que me sentía no podía ser mucho. Porque sabía que la había enojado de verdad, si antes tenía alguna duda de que me mataría en cuanto tuviera oportunidad, ahora ya no.

Tras de mi escuché otra puerta abrirse, y mucho me temí que no era la de Aarón. La confirmación me la dieron el jalón de brazo que me hizo darme la vuelta y el certero golpe en mi mandíbula que me tiró al piso sin demasiada dificultad.

<<Otra vez>>, pensé con resignación.


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