Capitulo 12

353 15 5
                                    

Caminábamos por la vereda en silencio, sin que se oyese ningún sonido más que el traqueteo de mis muletas, las cuales no sabía manejar demasiado bien, por cierto. Mai caminaba pendiente de mi, alargando sus brazos hacia mi cuando oía algún ruido extraño, pero siempre falsas alarmas de caídas, realmente no tenía tan mal equilibrio como parecía. Rehusó preguntarme nada sobre lo que había pasado con Poncho a pesar de que yo sabía que se moría de curiosidad, no por chismosa, simplemente por que nos quería mucho a los dos y el saber que podríamos estar peleados era algo que la angustiaba, porque nadie mejor que ella sabía lo que significaba para cada uno nuestra amistad. Mi tierna y fiel Mai, la verdad si me iba doler cuando se acabase este verano el separarme de ella, pero sabía que ir a la universidad para hacer medicina era su sueño y deseaba de todo corazón que lo alcanzase, era una de las personas que más quería en este mundo, juntas en clase desde los 3 años pero conociéndonos desde antes de tener uso de razón... prefería no pensar en eso, ya tendría tiempo a deprimirme cuando se acabasen las vacaciones. Era mejor ir arreglando los problemas poco a poco, y lo primero, sin duda, era ponerla al corriente sobre lo que había pasado con Poncho, pues a pesar de que teníamos la misma edad, Mai era mucho más madura que yo y estaba segura que podría serme de ayuda.

- Si, nos peleamos – le confirmé las que deduje que serían sus sospechas de pronto, deteniéndome, haciendo que sus bonitos ojos estuviesen a punto de escapar de su cara

- ¿Neta? – quiso asegurarse incrédula, quedándose justo a mi lado

- Si, y no sé si vaya haber otra porque no sé si volverá a dirigirme la palabra... – continué con la voz quebrada mirando abajo con los ojos húmedos

- Dul yo... – empezó con tono de sufrimiento poniéndome la mano sobre un hombro – ¿quieres contarme como fue? – me instó a que me desahogase, cosa que agradecí

- Pues la verdad ni yo misma sé muy bien... – le confesé rechinando los dientes intentando contener las lágrimas

- La verdad yo no entendí, tan pronto Aarón dijo que quería hablar contigo Poncho te agarró y te sacó del Tequila... ¿será que sabía sobre que te quería hablar? – aventuró atando cabos

- Si, si que lo sabía – afirmé con voz segura, controlando mis lágrimas – estuvo hablando con el en lo que nosotros estábamos recogiendo las calificaciones

- ¿Y te dijo de que hablaron?

- Pues si, me dijo que Aarón... pues que me iba pedir que anduviésemos – le solté con rabia, pues por culpa de su maldita idea ahora estaba peleada con mi mejor amigo

- ¡No! – exclamó Mai incrédula... ella al igual que todos se había dado cuenta de nuestro coqueteo y me lo había comentado un par de veces, pero nunca hubiese creído que fuese en serio – pero por qué te sacó Poncho, no entiendo, si a él le cae muy bien Aarón...

- Te acuerdas de cómo se saludaron Aarón y Annie cuando se vieron, ¿verdad? – le pregunté y ella reaccionó al instante, viendo por donde quería ir

- Poncho sintió que quería jugar con las dos y por eso quiso hablar contigo antes – adivinó

- Si y no – lo aclaré al ver su cara de desconcierto – si pensó que Aarón quería jugar con dos barajas, pero no me lo quería decir, entonces yo me enojé por que sentí que me estaba tratando como una niña y...

- Y tu genio te jugó una mala pasada, ¿no? – intuyó con condescendencia

- Le dije que estaba amargado porque no tenía el valor de hablar con Annie – musité tan avergonzada conmigo misma que deseé que el perro de la señora Valente acudiese a rematarme

- ¡Pero Dul! – se escandalizó Mai – ¡como pudiste haberle dicho eso si tu sabes lo que le cuesta a Poncho expresar lo que siente! – me recriminó y no pude objetar nada, pues me merecía todo lo que me estaba diciendo e incluso un escupitajo

- Créeme que no me vas hacer sentir peor de lo que ya me siento – le aseguré ahora si, sintiendo como las lágrimas se precipitaban desde mis ojos

- Yo... lo siento Dul, no quería regañarte, supongo que bastante mal lo estás pasando ya... – comprendió Mai abrazándome mientras yo me desahogaba sollozando en su hombro – pero no te pongas así, Poncho no es nada rencoroso y seguro que si vas hablar con él te perdona todo y siguen siendo tan amigos como siempre – intentó consolarme, pero ella no había visto su cara, no podía saber como lo había herido con mis palabras

- Mai, no creo que esta vez sea tan fácil, lo hubieras visto – le dije con voz entrecortada – me miró con una expresión tan herida que no supe ni que decirle...

- De acuerdo, quizás se te fue la mano y fue más la impresión del momento que otra cosa... pero Poncho también tiene su genio y yo creo que el sabrá comprender que en ciertos momento que uno se enoja no dice lo que piensa... ni piensa lo que dice

- ¿Tu crees? – le pregunté dubitativa ingeniándomelas para sujetar una de las muletas al tiempo que me enjuagaba las lágrimas

- Estoy segura Dul, y si no quiere perdonarte, no te preocupes, yo voy a su casa darle unas nalgadas, de que te perdona, te perdona – me dijo en broma tratando de que me riese, pero no funcionó - ya quita esa carita por favor... – me pidió angustiada pasándome delicadamente dos dedos por los cachetes para limpiarme la cara, pero ya era inútil, de seguro todo el maquillaje se había corrido y ahora parecería un africano

- Ok, entonces después de comer voy hablar con él... – decidí con la voz todavía algo afectada, pero dejando de llorar

- Eso me parece muy bien, aunque la verdad si era cierto lo de que mis papás no están hoy y te quería preguntar si me puedo quedar contigo... – me confesó sonriendo tímidamente – y me muero de hambre...

- Claro que te puedes quedar mensa, mi casa es tu casa, ya lo sabes... – le dije como si el mero de hecho de preguntarme estuviese completamente de lugar, pero es que nos conocíamos desde hacía casi 18 años, no era preciso tanto protocolo...

- Gracias Dul... a todo esto, ¿qué te pasó en tu pierna? – preguntó de pronto mirando mi pobre tobillo

- Ah, eso... – musité mientras empezaba a caminar de nuevo (en fin, caminar... por decirle de alguna forma) – pues un pequeño accidente, pero no te preocupes, nada grave – le aseguré sonriéndole levemente para apoyar mis palabras

- ¿Te caíste o que? – insistió caminando a mi lado

- No, me mordió un perro – le conté resueltamente

- ¿Qué? – se espantó seguramente pensando en una muerte inminente o algo así...

- Pero era un perro chiquito, el de la señora Valente – le aclaré inmediatamente temiendo que llamase a una ambulancia – sabes quien es, ¿no?

- Pues si, tu vecina la chismosa – asintió con naturalidad. No le decíamos chismosa con malicia, simplemente era la constatación de un hecho

- Esa misma, tiene un perro muy lindo que me ató con su correa, me hizo caer y luego, aún encima de que me caí en la mier... coles, de un amiguito suyo, por su culpa, como ves, se molestó porque sin querer le pisé la pata y me mordió! – llegados a este punto de la historia ardía en indignación... maldito perro! ¡¡¡Cuando pase por su lado en bici me aseguraré de pisotearle la cola!!!

- Ay Dul, lo que no te pase a ti... – suspiró en medio de las risas. Muy bonito, como a ella no estuvieron a punto de ponerle la vacuna de la rabia (suerte que, por lo visto, ya estaba vacunada y mis protestas habían disuadido al doctor de ponerme otra dosis) – ¿y como que te encontraste con Ucker?

- Me oyó cuando estaba luchando con el perro – expliqué saltándome un trocito de la historia (concretamente que los había estado espiando a el y a su novia)

- ¿Y te llevó al doctor y todo? – preguntó poniendo una sonrisita de "uyuyuy..."

- Pues si, la verdad es que estuvo bastante amable... – admití temiéndome que Mai empezase a ver cosas que no eran - a la creo que no le caí muy bien fue a su novia... – comenté para dejarle claro que tenía novia

- Angelique se llamaba, ¿no?

- Eso creo – afirmé distraídamente, así que aunque me hubiera dicho que se llamaba Ambrosia le hubiera dicho que si también

- No sé Dul, creo que todavía no hemos tenido tiempo de conocerla, ni ella ha tenido tiempo de conocernos...

- Pues si Mai, pero lo de "pueblerino"... a mi ya me lo dice todo la verdad – recordé su expresión de arrogancia al pronunciar esa palabra

- No seas mala onda, dale chance de darse a conocer, ¿qué harías tu si estuvieses en una habitación llena de desconocidos...?¿no estarías también un poco a la defensiva? – trató de justificarla. Así era Mai, no diría nada malo de nadie incluso aunque le estuviese clavando un cuchillo en medio del pecho.

- Puede que tengas razón... ya llegamos, ¿estás segura de querer morir a manos de una de las recetas de Alma? – le pregunté en broma, mientras cojeaba por el último tramo de vereda antes de llegar a mi casa, justo enfrente de la casa de Poncho, y al darme cuenta de ese detalle mi cara cambió

- Después de comer... – me recordó Mai percatándose de mi cambio de expresión, apretándome fuerte un hombro.

- Eso espero... – suspiré. ¿Qué iba hacer si Poncho decidía que había ido demasiado lejos y no me perdonaba?

Será que Poncho si la perdona?? Ojalá que si porque no me gusta verlos peleados... Y ya se dieron cuenta que van 12 capitulos pero en la historia solo ha pasado 1 día desde que llegó Poncho?? jajajaja pues acostúmbrense porque esta historia está escrita tipo guión de telenovela.. Es más en el foro de Univisión duró un año desde el 1er cap hasta el ultimo que publicaron..  y la autora actualizaba casi diario y hasta hacía maratones!!! Así que hay historia para raaaato.. Cuídense.. Bye!!!

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora