Capítulo 82 "Podría haber sido increíble"

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PONCHO

Abrí los ojos lentamente, como si me costara una barbaridad despegar los párpados. Desorientado, alcé un poco la cabeza para mirar por la ventana de mi habitación y saber si era de día ya. Seguramente si, casi lo era cuando me había acostado y de eso habían pasado unas cuantas horas. No pude averiguarlo, porque en el lugar en el que debería haberse encontrado la ventana de mi cuarto, había una pared blanca inmaculada. Que raro. Entonces los demás detalles que empezaba a captar mi pobre cerebro, acabaron de completar la idea principal: no estaba en mi habitación.

Ni siquiera parecía estar en mi época. Por el mobiliario y la decoración en general, aquella habitación habría encajado perfectamente en una casa de dos siglos de antigüedad. Y lo peor era que me resultaba familiar. ¿Dónde podría haber visto yo una casa así antes? Miré fijamente la cama de una madera oscura, que no pude identificar, tallada laboriosamente. Deslicé un dedo por unos de los dibujos que recorrían el cabecero, cuando el sonido de una puerta abriéndose, hizo que saltaran en mi cabeza todas las alarmas.

Volteé a tiempo para ver como una mujer cerraba la puerta con lentitud, como asegurándose de que quedaba bien cerrada. Que raro, aquel gesto también me resultaba familiar.

A pesar de que no podía verle la cara, parecía joven y si, también terriblemente familiar. Era de complexión delgada, acentuada por el apretado corsé negro que remarcaba su cintura de forma evidente y hacía que prácticamente la mitad de sus pechos sobresaliesen de la prenda. La falda del vestido era vaporosa y ocultaba completamente las piernas de la desconocida. Observé como los oscuros mechones ondulados bailaban sobre su pálida espalda, solo un segundo antes de que reaccionara y recordara donde había visto esa escena antes.

¡LA OBRA DE TEATRO! ¡Claro! De hecho yo en ese instante estaba en el mismo sitio donde se encontraba Derrick, era la misma cama, la misma habitación y la misma situación. Bueno, no igual del todo, ahora no era un decorado, si no una lujosa habitación de verdad. Pero si aquello era todo lo mismo, entonces ahora lo que tocaba era...

Efectivamente, Dul se había dado la vuelta y avanzaba hacia mi con cara de loba, pero cuando digo con cara de loba, quiero decir que nada que ver con la loba de Shakira, esta era mucho peor. Parecía querer devorarme con la mirada. Y... aunque sabía que estaba mal, me encantaba que me viera así.

Me senté sobre la cama, aunque no sé muy bien ni para qué. Como era de esperar, puso su mano en mi pecho y me empujó, dejándome tumbado de nuevo. Lástima que no hubiera por ahí nadie con una cámara en ese momento, estaba seguro de que mi cara de pasmo era digna de fotografiarse.

- ¿Qué? - logré balbucear, en medio de mi asombro. No era que estuviera incómodo, nada más lejos de la realidad, pero no daba crédito a lo que estaba pasando.

- Shh – chistó mientras ponía un dedo sobre mis labios -, no tenemos mucho tiempo – susurró deslizando ese mismo dedo, en forma de caricia. Y me sentí arder. Dios, si podía hacer eso con un solo dedo...

Se echó sobre de mi de la misma forma que había hecho con Derrick, dejando nuestros rostros prácticamente pegados. Antes de darle la oportunidad de hacer nada, tomé su cara entre mis manos y la atraje hacia mi para besarla con desesperación, como si sintiera que fuera a desaparecerse de un momento a otro.

Con gran satisfacción, comprobé que ella me devolvía el beso con la misma fiereza que yo. Me agarró por el cuello de la camisa y me atrajo hacia ella misma, de forma casi violenta, mientras sus labios húmedos y cálidos se movían contra los míos con insistencia.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora