Capitulo 41: "Con estrella y estrellados"

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¿Siempre si arreglaron las cosas? - preguntó Maite nada más abrí la puerta de su habitación.

Digamos que fue la reconciliación más corta de la historia – contesté ante su cara de confusión, mientras me sentaba a su lado en la cama.

¿Por? - replicó automáticamente.

Pues porque luego luego empezamos a discutir otra vez porque el muy necio no quiere dejar que Loli ande con Eric – le solté con tono indignado dejándome caer de espaldas.

¿Cómo no? Si hacen muy linda pareja, además se nota que se quieren un montón – suspiró alzando la mirada. Mai era una apasionada del amor, su habitación estaba inundada de novelas románticas y libros de medicina... una extraña combinación, la verdad.

Dice que son muy jóvenes para eso... - repuse sacándola de su ensoñación.

Menuda tarugada – bufó Mai, defensora del amor a capa y espada.

Y hablando de juventud... - traté de sacar el tema sutilmente, mientras volvía a sentarme - ¿a qué no sabes a quien recordé platicando hoy con Loli?

Pues no Dul, ¿a quien? - preguntó intrigada.

A Óscar – respondí haciendo que pusiera la misma cara de asco que con el Cocafe.

A ese idiota – escupió una a una las palabras.

A ese idiota – confirmé con resentimiento.

Pero... no le contaste a Poncho que había intentado forzarte, ¿verdad? - preguntó con una mezcla de enojo y susto.

Claro que no Maite, ni que estuviera mensa yo... - negué inmediatamente - no quiero la tercera guerra mundial, gracias... además, tampoco fue tanto, no más se propasó un poco... - mentí sin mirarla directamente a los ojos.

Dul, recuerdo perfectamente como llegaste esa noche a mi casa en medio de un ataque de nervios... no fue por robarte un beso, precisamente – me contradijo, obstinada. A quien quería engañar, tenía razón.

A los catorce años uno es muy impresionable Mai – suspiré sintiendo un escalofrío al recordar la escena.

Sigo diciendo que deberías habérselo dicho a Poncho para que lo pusiera a su lugar... - insistió abrazándome - es más, también a Aarón y a Giovanni, que entre los tres le hubieran dado una buena golpiza – maquinó entrecerrando los ojos.

Órale, ¿de cuando acá tanta agresividad? - me sorprendí.

Ya sabes que contigo soy como una mamá leona defendiendo a sus leoncitos – se rió revolviéndome el pelo.

Pues eso mismo hice yo contigo hoy y casi me muerdes guey – protesté recordando como se había puesto cuando le eché por encima la cerveza a Chris.

Porque como bien dice Giovanni "una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa" - matizó mientras yo la miraba, sin entender nada.

Ok... - acepté por no darle más vueltas al asunto.

Por cierto, quedamos en empezar hoy en la tarde con las clases de mate, tu también puedes venir si quieres, Annie dijo que vendría, que por nada del mundo se perdía a Chris y Giovanni haciendo ecuaciones – me contó con cara de confusión. Seguramente no entendía la retorcida mente de Annie, quien querría ver sufrir a Chris y al pollo por culpa de las incógnitas y las equis sin despejar.

Chido, aquí estaré, pero me voy a traer a Poncho, lo quiero a mil metros de su hermana... creo que vas a tener la casa un poco ocupada – reflexioné luego de contar mentalmente cuantos estaríamos.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora