Capítulo 132 "Empieza la cuenta atrás"

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Poncho


Me di otra cachetada mental mientras veía a Eduardo acercarse a la esquina donde yo lo estaba esperando, justo enfrente de la casa de la señora Valente. Si, lo sé, podría haber encontrado un sitio más discreto, pero no tenía el día yo como para pensar. Todavía me sentía abotargado por el alivio de saber que aquella prueba de embarazo era de Annie. Ahora me quedaba pensar si debería decírselo a Aarón o no, si Annie que era la interesada no había dicho nada, no era necesario que yo lo dijera. Pero si no lo decía seguiría pensando que era de Dulce, y ella en algún momento podría aclarárselo, así que de todas formas se enteraría. Eso si que era complicado, no los huesos y los músculos.

Finalmente, aquel pedazo de alcornoque, que había estado haciendo sufrir a una buena chava como Ximena durante todo el verano (ok, lo poco que llevábamos de verano más bien), me alcanzó.

- Creí que habíamos quedado en el Tequila – me reclamó.

- Cambio de planes – contesté quedamente. La verdad era que me había quedado tan shockeado que ni me había acordado de él hasta que había regresado a mi casa.

- Eso ya lo había intuido yo – respondió, tendiéndome una de sus maletas. La agarré de malos modos -. Ok, ya lo entiendo, ahora soy el malo. No me condenes sin saber a que he venido.

- No has contestado a sus llamadas durante días y de pronto tienes algo muy importante que decirle. No hace falta ser un genio – bufé. Y Ximena no se lo merecía.

- Pequeño cachorro, no te metas en las cosas de los mayores, mejor dime donde está Ximena – me recomendó, palmeando mi hombro. Su tono era amable, pero cuando me llamaba "pequeño cachorro", o estaba bromeando o estaba enojado. Y no tenía cara de chiste.

- Por aquí – le indiqué, adelantándolo.

Solté un suspiro al pasar por delante de la casa de Dulce, algo que no le pasó inadvertido.

- Por cierto, mientras esperaba a que nunca llegases he conocido a cierta persona...

- Me imagino a quien.

- Es simpática, irónica y con carácter. Parece demasiado para ti, te manejaría como quisiera – comentó. Le hubiera dado con la maleta en la cabeza.

- Digamos que sabemos manejarnos mutuamente.

- Entonces ... ¿ha habido algún tipo de avance este verano? - preguntó con aparente desinterés.

- Tú también sabías que me gustaba, ¿no? - entendí, con exasperación. ¿Por qué nadie me había dicho nada?

- Estaba seguro al cien por cien – asintió, situándose a mi lado -, si tanto oír hablar de ella se me escapó llamarla por su nombre y todo ... se le quedó cara de expediente X – se empezó a reír. Cualquiera diría que estaba a punto de romper con su novia de toda la vida.

- Pues hoy no era el día para molestarla, precisamente – suspiré, dejando la maleta sobre mi jardín.

Abrí la puerta. Mis padres estaban trabajando y mi hermana seguía durmiendo después de la fiesta,y por nada del mundo querría enterarme de lo que había estado haciendo. El plan era simple, que ellos dos platicaran en la habitación donde se hospedaba Ximena y yo, mientras hablaría con Aarón en mi habitación. Por supuesto no iba a ser tan fácil.

Porque cuando llegamos al piso superior, Aarón estaba abrazando a Ximena, y Ximena estaba muy acurrucada con Aarón. Y apenas si reprimí el impulso de golpear mi cabeza contra la pared.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora