Capítulo 133 "Los ojos bien abiertos y las piernas bien cerradas"

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Poncho


Era el día. El Cumpleaños de Maite. Así, con mayúsculas, no se merecía otra cosa, después de lo que todos habíamos esperado este día, por distintas razones. El mentado acto empezaba a las diez de la noche, más o menos, y Annie había insistido en que no quería por allí a nadie que no fuera estrictamente necesario (que era una versión amable de "no quiero a nadie estorbando"), y como ella había designado a sus ayudantes y yo no estaba en la lista, decidí aprovechar mi buena suerte. Eran las siete de la tarde y estaba tirado en mi cama, con el atlas de anatomía sobre las piernas, haciendo acopio de valor para dar algún paso esa noche. Sería una pérdida de tiempo acercarme a casa de Dul en ese momento, Giovanni me había dicho que estaba casi secuestrada por Annie. Mientras trataba de releer los huesos de los miembros inferiores, escuché unos golpes asquerosamente rítmicos en la habitación de al lado. Malhumorado, golpeé la pared con la palma de la mano varias veces. Me parecía estar en el DF, la única diferencia era ... no, de hecho no había diferencia, yo estudiando en una habitación y ellos fajando en la otra. Pero todo lo que conseguí con mis golpes fue que sus risitas subieran de volumen. Esperaba que al menos se controlaran cuando alguno de mis familiares regresara a la casa.

Volviendo a lo del día anterior... si, podría haberse derramado sangre si no fuera porque a Eduardo no le convenía demasiado. Era más o menos de la misma estatura que Aarón, pero con unos cuantos kilos de musculatura menos. Digamos que lo suyo era más le trabajo intelectual. Así que después de limitarse a fulminar con la mirada a Aarón mientras este sacaba las zarpas de encima de su todavía novia, no supe nada más. Ellos se fueron para el cuarto que ocupaba Ximena, y Aarón y yo bajamos al salón, donde él se tomó una cerveza, yo una coca – cola y nos dedicamos a jugar partidos de futbol en la Play la mayoría de la tarde. De vez en cuando me comportaba como una persona de mi edad.

No había hablado con Ximena desde entonces, pero suponía que la cosa había ido mejor de lo que ella esperaba. O eso, o había parejas que desde luego, se separaban muy amistosamente. Con un suspiro, dejé el atlas de anatomía a un lado y eché un vistazo a mi celular. Si, dentro de un par de horas tenía que ir en busca de Angelique. Todavía me pesaba el haber caído en su juego, pero, desgraciadamente, era muy tarde para rectificar.

De hecho, era muy tarde para rectificar en muchas cosas.

Dulce

- ¡NO, AHÍ NO PEDAZO DE INÚTIL!

No supe bien para quien iba dirigido ese grito en particular, pero me escondí todo lo que pude detrás del tremendo altavoz que estaba ayudando a conectar. Annie podía ser muy tirana cuando se lo proponía. Apenas faltaban dos horas para la fiesta, y según ella, quedaban mil cosas por preparar. Yo no podía contar más de cuatro o cinco, pero oye, ¿quién era yo para rebatirle nada a la organizadora del gran evento? Cuando escuché sus tacones perdiéndose hacia el exterior, respiré aliviada y me descomprimí, para seguir a lo mío.

Como no me dejaba tocar demasiado, me mandó a la zona de la música, dónde había estado ayudando a Diego a conectarlo todo ... o bueno, hacía que ayudaba. De hecho había estado haciendo más que eso, digamos que iba a hacerme un encargo muy especial, en pago a lo que yo había hecho por él en la fiesta del Tequila. Ojo por ojo. Además había tenido la amabilidad de no presionarme para hablar de Maite, y estaba segura que sabía toda la historia desde el principio hasta el final. Maite disimulaba fatal, seguramente él se habría dado cuenta de que le pasaba algo y luego ... era fácil presionarla para que echara la sopa. Yo siempre había sabido hacerlo.

- Oye Dul, tengo que ir a cambiarme y luego pasar a por Mai, te dejo aquí, ¿ok?

- ¿Qué? Sabes que tengo un serio problema de compenetración con las tecnologías ... - gimoteé, mirando el montón de cables que había almacenado en mis manos.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora