Capítulo 154 "Regreso al pasado".

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Aarón


Le di otro trago a mi chela, sin preocuparme demasiado por no tener la edad legal para beber alcohol. Había como unas cien personas más, de las cuales tres cuartas partes bebían y aproximadamente solo un cinco por ciento tenía la edad para beber. Estaba sentado sobre una toalla que había encontrado extendida y aparentemente desocupada. Por lo menos nadie había ido reclamarme por el momento, y tenía como media hora allí sentado. La fiesta de la playa siempre era un acontecimiento, se celebraba todos los años al terminar el año escolar, cuando la pérdida de neuronas era menos trágica. Resoplé, aburrido. Siempre me habían encantado las fiestas y no había que no organizara o acudiera, pero desde que estaba con Abril, ir solo ya no era lo mismo. El punto de las fiestas es beber, ligar y bailar. Ligar no podía hacerlo ni quería, bailar, si quería mantener mi estatus social, tampoco era muy recomendable, así que solo me quedaba lo que estaba haciendo, tumbarme en una esquina de manera patética, bebiendo y observando como los demás se la pasaban bien.

De hecho no habría ido si Poncho no hubiera sido tan irritantemente insistente. Tendría que buscarle una novia o de plano acabaría fregando mi relación. Él no quería perder de pasar una excitante noche con sus libros, pero tampoco quería descuidar a Dulce, así que yo tenía que hacerle el favor. No me costaba demasiado de paso que iba yo, lo malo había sido cuando la mamá de Abril se sintió mal y decidió en el último momento quedarse con ella. Lo cual chocaba frontalmente con mis planes. De todas formas, como ya se lo había prometido no me quedó de otra que ir. Hablando de eso, la había perdido de vista. Alcé un poco el cuello. Ya, ya estaba localizada de nuevo, en medio de un grupo de chavos un par de años mayores, planeando sobre ella como buitres. Relajé el cuello. No eran un gran peligro. Lo entendía, era muy guapa a pesar de ser tan joven y era buena chava, aunque me sorprendió un poco su recién estrenada ..."exhuberancia" ... además de lo divertido que era enojarla. Todavía recordaba lo del motel ... ¿cómo se le ocurrirían cosas así? Estaba por asegurar que la mera idea de quedarse a solas con un chavo la asustaba, o peor, no la asustaba porque no sabía de que asustarse ... se me hacía raro pensar que había sido mi primera chava. Y me había ganado mi primer guamazo por su culpa. ¿Quién iba a pensar que Poncho tenía tan mal genio? Suerte que con los años se había ido calmando ...

Se me escapó una sonrisa que sofoqué dándole otro trago a la chela. Vacía. Bueno, eso me obligaba a levantarme a por más, y no perdería el viaje, le haría una visita de cortesía a Dul. Me aparté de un balón de playa que alguien había dejado por ahí y me acerqué al círculo que había visto antes. Mai también estaba allí, con la cabeza agachada y manteniendo una conversación con sus pies. Dul era bastante más sociable, tanto por ella misma como por el evidente efecto del alcohol. Vaya, al parecer no había hecho muy bien mi papel de mentor por la vida sana. En fin, por una vez su hígado no se iba a ver demasiado perjudicado. Me puse justo detrás de ella y antes de que pudiera reaccionar, le arrebaté la cerveza y le di un trago.

- Ag, está caliente ... ¿cómo le haces para tragar esto? - le pregunté en tono burlón. Enseguida vi como sus ojos brillaban de ira.

- ¿Qué haces aquí? - me espetó. Sonreí con indulgencia.

- Me encargaron la chamba de canguro así que ... aquí me tienes.

- Pues lo siento, pero no lo necesito ...

- Eso es lo que tú te crees, no sabes ni beber, las chelas están mucho mejor frías – respondí burlón. Supe que me estaba ganando un guamazo y de los fuertes.

- Hay muchas por allá ... - respondió, señalando con un dedo tambaleante un punto del horizonte bastante lejano -, ¿por qué no vas y me dejas en paz?

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora