Capitulo 3

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Ya por la noche, me sentía tan a gusto entre los míos que casi me pareció que nunca me había ido, que era un día normal para mi. Luego del recibimiento en el Tequila fui a mi casa, donde celebraron mi llegada como si fuese un héroe de guerra, aunque mi mamá estaba un poco enojada porque no había avisado de que llegaba ese día. Aún así mi papá abrió una botella de tequila para celebrar, y aunque yo no tomé, mi hermanita estaba feliz porque había podido probar su primer trago, cosa que no gustó nada a mi mamá.

Luego de toda la tarde viendo de nuevo a la gente, respondiendo al interrogatorio de mi mamá sobre estudios, novias y demás, y sabiendo que el cotilleo estrella de ese día era "el mayor de Herrera, el universitario, regresó y parece que le va bien", llegó la noche y con ella nuestra reunión. Debido a los trabajos era difícil que por el día coincidiéramos todos, pero por la noche siempre nos juntábamos en el Tequila, en un rincón del local que habíamos acondicionado para nosotros y en el que teníamos cierta intimidad.

Lejos de las miradas indiscretas de los adultos, teníamos un par de sofás viejos, uno de mi casa, que mi mamá nos había donado muy desinteresadamente (o no, pues a cambio tuve que bañar al perro durante un mes) y el otro nos lo había regalado Chris. Nuestro refugio en cuestión estaba en una pequeña habitación que había dentro del mismo bar, (no es que tengamos una cama entre las mesas, es una estancia que antes servía de almacén pero que ahora no se usa ya) donde podíamos estar tranquilos sin constantes interrupciones. Otras veces, sin embargo, no nos importaba estar en el bar, por ejemplo, cuando había partidos de fútbol (cosa que Mai odiaba, decía que incitaban a la violencia) o cuando eran estas horas, la una de la mañana de un jueves, cuando todos los mayores estaban en sus casitas durmiendo.

- Sigo pensando que eres un tarado, ¿por qué no avisaste de que venías? – me reclamó Dul por quinta vez, y aunque no podía verle la cara porque estaba abrazada a mi y solo tenía una buena panorámica de su pelo, supe que no estaba enojada

- ¿Y perderme sus caras de catatonia cuando me vieron? Ni lo sueñes... – contesté en broma apretándola más contra mi pecho

- Es que justo estábamos hablando de ti y oímos a Luisa gritar tu nombre – me dijo Mai sonriéndome dulcemente

- Ya sé, la verdad es que los estuve espiando un ratito... – confesé con algo de vergüenza – por cierto Giovanni, ¿como está eso de la Paris Hilton eh?

- Luego te explico – me aseguró Giovanni sonriendo traviesamente

- Oigan y hablando de gente que llega... ¿los riquillos no vienen este año o que? – quiso saber Aarón, y aunque usó la palabra "riquillos" ninguno se molestó, pues era así como les decíamos entre nosotros.

- Pues no sé, yo hablé con Annie por teléfono hace unos días y me dijo que estaba en la semana de la moda de no sé donde, pero no me comentó nada de que no viniera – explicó Dul mirándome de soslayo, aunque yo desvié la mirada disimulando. Condenada niña, me conocía como si me hubiese parido.

- Y Chris obviamente vendrá si viene la güera, además creo que sus papás te van a pedir que le des clases particulares Mai... es que verás – empezó a explicar al ver la confusión de Maite – parece ser que tuvo muy bajas calificaciones y como yo les comenté a mis tíos que buscabas chamba para el verano... no te importa, verdad?

- ¡Claro que no Giovanni, gracias, era justo lo que andaba buscando! – dijo Mai muy contenta

- Igual y tu también puedes ir Giovanni, porque un 3 en matemáticas no es como para festejar... – le dijo Aarón riéndose

- No te preocupes porque aunque esa méndiga maestra me mandó a extraordinarios no me voy a rendir, ¡voy a sacar un 10 en al examen! – declaró solemnemente

- Nadie duda que si el examen es sobre 100 saques un 10 Giovanni – bromeó Dul

- Oye pelirroja, ni te rías tanto porque tu no reprobaste historia por muy poquito – le recordó Aarón a Dul, quien le echó la lengua

- ¿Como estuvo eso? No me digas que anduviste de floja otra vez estudiando el día antes del examen – quise saber, y aunque intenté no sonar como una madre, no lo conseguí

- ¡Claro que no! – me contestó indignada. Estaba adorable cuando se enojaba – lo que pasa es que esa vieja me tiene manía, puse exactamente lo mismo que Sergio en la segunda pregunta y a el le dio los dos puntos y a mi solo 0, 25! – protestó

- Ah, y como sabes que escribiste lo mismo que Sergio? – pregunté perspicaz

- Bueno... igual y... pues igual y quise asegurarme de que mi respuesta era la correcta... y miré por encima lo que el había escrito... – murmuró con cara de niña chiquita a la que cachan en una travesura

- Le copiaste – afirmé sonriendo a mi pesar

- Si, es otra interpretación de los hechos... – asintió devolviéndome la sonrisa

- Ya ardillos ya estuvo bueno – dijo Giovanni sentándose del otro lado de Dul – ¿y que pasa con el Ucker eh? ¿A poco no viene?

- Ah, estuve hablando con él el otro día y me dijo que si que vendría – recordé de pronto

- Pues que bueno, me caía bien el guey, medio tarado al principio pero bueno... – comentó Giovanni

- Pffff – bufamos despectivamente a la vez yo y Dul

- ¿Qué? – se extrañó Mai, seguramente por nuestra reacción

- Nada – volvimos a responder yo y Dul a la vez. Caray, si que estamos compenetrados.

- Ah, ¿entonces el bufido ese es porque quieren dejar de ser ardillas y van a ser gatos? – bromeó Giovanni

- No, siempre ardillas ¿verdad? – me preguntó Dul estirando la mano hacia mi

- Claro – aseguré agarrándole la mano. Siempre saca mi lado más tierno.

- ¿Aplaudimos ya o van a declararse su amor en breve? – bromeó Aarón, aunque evidentemente ardido

- ¿Creo que ya te encargaste tu hace tiempo de que eso no pasara no? – le respondí siguiéndole la broma, viendo como Dul ponía los ojos en blanco.

- A ver, ya par de sangrones, como ya veo por donde sigue esto mejor cambiemos de tema, ¿va? – sugirió Dul apartándose un poco de mi, pero yo llevaba mucho tiempo de soledad y la atraje hacia mi para sentarla en mi regazo, a lo que no se resistió

- Es cierto, mejor dígannos porque pusieron esa cara al mencionar a Ucker – insistió Mai, preocupada por que existiese algún motivo de discordia en el grupo

- No es nada Mai... – le aseguré sonriéndole para tranquilizarla

- Lo mismo digo, simplemente era por decir algo – desvió el tema Dul, apoyándose contra mi pecho.

Un Verano para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora