AAAHHHHHH por fin llegó ester capítulo!!!! QUE LO DISFRUTEN....
Y espero muuuuuchos comentarios...
Poncho
Con tanto contratiempo, cuando me acordé de mirar el reloj de nuevo eran las dos de la madrugada. Habíamos dejado a Giovanni en unas condiciones más o menos aceptables en casa de Aarón, y aunque era un poco tarado no tenía duda de que estaba en el mejor sitio posible, dadas sus circunstancias. Aarón ni siquiera nos acompañó hasta la puerta, nos dio la llave de su casa y nos pidió que cerráramos y la dejáramos escondida debajo de la raída alfombra que había junto a la puerta de entrada, y que decía "Bienvenidos". Eso si que era hospitalidad.
Cerré y, siguiendo sus instrucciones, dejé la llave ahí escondida, esperando que recordara donde me había mandado dejarla. No tenía tan claro que no fuera a olvidarse.
Y allí estábamos. Fuera, y solos ante el peligro. Que éramos nosotros mismos y nuestra mutua compañía. Triste pero cierto. La miré, temeroso de que fuera echarse atrás, a pesar de que la idea de irnos solos había sido suya. Se había sentado en el jardín de Aarón mientras se ponía los zapatos. Se apartó el pelo de la cara con un manotazo descuidado y fue cuando pude ver de nuevo aquel arañazo en su mejilla. ¿Cómo se lo habría hecho? Ya me había dado cuenta antes, pero no me había atrevido a preguntar.
Se puso de pie, dando un par de pasos para probar la estabilidad de los tacones en aquel terreno. No pareció demasiado conforme por el mohín de su cara, pero supe que no aceptaría ayuda. En lugar de eso, me decidí a preguntar otra cosa.
- ¿A dónde vamos?
Me miró pensativa durante unos segundos, y luego se encogió de hombros.
- ¿Qué te parece la playa? - sugirió.
- Por mi está bien – asentí, notando una opresiva sensación en el estómago, aunque nada relacionado con el vómito. O eso esperaba.
Dado mi visto bueno, empezamos a caminar. No es que hubiera una distancia exagerada hasta la playa, pero íbamos ralentizados por el paso de Dul. No me importó, era la primera vez en mucho tiempo que disfrutaba tanto tiempo de su compañía, sin puñetazos ni gritos de por medio, quiero decir. Al principio no hablamos y caminábamos a una distancia prudencial el uno del otro. Aun así podía sentir como electricidad cada vez que se producía un roce "accidental" entre nosotros. Como el día en el que desparramamos la leche del desayuno.
Ella parecía concentrada. Al parecer pensar la manera de mandarme por un tubo educadamente requería pensarlo detenidamente. ¿O estaría pensando en Derrick? Por lo que yo sabía lo había dejado tirado en la fiesta ... pero podía ser que hubieran quedado de verse en otro momento, sabía muy bien que las escapadas a altas horas de la noche les gustaban bastante. Llegados a ese punto, noté un punto palpitante en la sien y me obligué a calmarme, o la noche no acabaría bien.
- ¿Puedo preguntarte algo? - me forcé a decir. Se me hacía rara tanta ceremonia con ella.
A ella al parecer también, porque me miró con los ojos muy abiertos.
- Supongo que si ...
- ¿Cómo te hiciste ese arañazo?
Suspiró y algo parecido a una sonrisa contenida apareció en sus labios.
- Me lo hizo Maite – respondió, negando con la cabeza con cierta incredulidad.
- ¿Qué? - me sorprendí. ¿Maite? ¿La misma que odiaba la violencia tanto que prácticamente estaba en la lista de los Nobel de la Paz?
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Un Verano para Recordar
RomanceEsta historia es una de las mejores que he leído, y me he leído muchiiiisimas.. La escribió una chica de España que se llama Miri (en el Foro de Univisión su usuario era chukypollito) y es simplemente hermosa, cuenta la historia de amor de Dulce y P...