(Si niñas, Maite también narrará la historia de vez en cuando!! jajajaja)
Volví a mirar el reloj, preocupada. Ya hacía como quince minutos que Poncho y Dul deberían estar en la playa, sin embargo, no había ni rastro de ellos. Y por lo visto era yo la única preocupada, ya que los demás estaban bien tranquilos, Aarón y Giovanni observando a un grupito de chavas que yo reconocí de mi salón y que se estaban echando protección solar unas a otras, y luego Annie, quien estaba tumbada sobre su toalla con el Ipod a todo volumen y concentrada solamente en absorber radiación solar.
- Ya, Mai, por Dios, como sigas mirando el reloj lo vas a desgastar, déjalos que vengan cuando quieran – bufó Annie mientras le bajaba el volumen a su Ipod para poder escucharme.
- Ay Annie, algo les tuvo que haber pasado, acuérdate que vienen en la moto ¿Qué tal que se accidentaron? – me espanté llevándome las manos a la cabeza.
- Mai, estoy de acuerdo en que Dul tiene muy mala suerte, pero tampoco es para tanto, no inventes... - y acto seguido le subió el volumen al Ipod de nuevo.
- Gracias por escucharme ¿eh? – me indigné, pero ya no podía oírme ni verme.
Nerviosa, me quedé mirando como a Aarón y a Giovanni se les caía la baba por aquellas chavas, cuando de repente, sentí la voz de Dul y de Poncho, evaporándose así mi angustia.
- Ahí tienes a tus ardillas, ¿ya ves como no había nada de qué preocuparse? – me preguntó Annie con suficiencia, mientras se ponía los lentes de sol en la cabeza.
- Está bien, tienes razón, a veces me paso de mamá gallina, lo siento – admití suspirando. Ni crean que es fácil ser así, vivir preocupada las veinticuatro horas del día no es muy agradable.
Mientras tanto, Poncho había ayudado a Dul a bajar de la moto y la traía hacia nosotros cargada sobre su espalda. Aarón y Giovanni los vieron llegar, dejando momentáneamente sus comentarios, que aunque yo no podía escucharlos no eran muy difíciles de adivinar, y se acercaron también a donde estábamos Annie y yo (donde estaba también la comida).
- ¡Al fin llegaron! – exclamó Giovanni con tono de reclamo cuando estuvieron parados frente a nosotros.
- No exageres pollo, tampoco nos tardamos tanto – le quitó importancia Dul mientras se sentaba conmigo en mi toalla.
- Cierto, todavía no tenemos canas – bromeó Aarón sonriéndole a Dul.
- De seguro te quedaban muy bien – le aseguró Dul con tono insinuante.
- No lo dudo – fanfarroneó él, haciendo que Giovanni y Poncho pusieran los ojos en blanco a la vez, mientras Annie, supongo que sin ganas de escucharlo, subió de nuevo el volumen al Ipod y volvió a ponerse los lentes de sol.
- Ya bájale carnal, si cada vez que dices algo sobre ti mismo me dieran un peso, ahorita podría comprarme todo el pueblo – bromeó Giovanni, y muy a mi pesar estuve de acuerdo con él, Aarón era muy buen amigo y siempre se podía contar con él, pero también era demasiado engreído en ciertas ocasiones.
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Un Verano para Recordar
RomansaEsta historia es una de las mejores que he leído, y me he leído muchiiiisimas.. La escribió una chica de España que se llama Miri (en el Foro de Univisión su usuario era chukypollito) y es simplemente hermosa, cuenta la historia de amor de Dulce y P...