Dul
Todavía no había anochecido cuando llegué a mi casa. El camino me había llevado un rato, entre otras cosas porque no estaba yo aún para hacer una maratón, pero me había dado la oportunidad de reflexionar sobre varias cosas. Primero, todavía estaba algo sentida con Poncho por su insinuación, pero tampoco me haría mucho tiempo la difícil antes de perdonarle. A fin de cuentas era comprensible su desconfianza, no es como si nunca nos hubiera cachado besándonos ... y si, debería confiar en mi porque yo ya había elegido, pero también sabía la fama que tenía, así que en ese aspecto no podía culparle.
Segundo. Estaba claro que la normalidad de Aarón era todo fachada. No es que nunca hubiera sido el romanticismo hecho hombre, pero de ahí a tratar a Annie como si fuera una vagina con un cuerpo como accesorio, pues tampoco. No solía durar mucho con las chavas, pero tenía en cuenta sus sentimientos. Aunque he de reconocer que ahí era tan culpable ella como Aarón. ¿Es que no sabía cerrar las piernas o qué? O en caso de que no quisiera tenerlas cerradas, ¿no había más chavos en el mundo? En serio, Aarón estaba muy bueno, lo sé, pero cuando algo no es sano, no es sano. Esperaba que al menos esta vez si usaran condones, no podría soportar otra mirada escrutadora de la farmacéutica.
Y tercero ... se me fue de la cabeza tan pronto como puse un pie en nuestro pequeño jardín y capté a Poncho sentado en el escalón principal, mirando su celular de forma distraída. Me olía a que alguien quería disculparse, así que fingí seriedad e hice ruido a propósito para que se diera cuenta de que había llegado. Quizás no lo había hecho muy bien durante el ensayo, pero lo iba a compensar con creces.
- Hola – saludé, algo seca.
- Hola – replicó, poniéndose de pie -. ¿Cómo ha ido?
- ¿Mi charla con Aarón o la ardua tarea de reprimir mis instintos básicos delante de Derrick? bufé, parándome frente a él. Pasó de preocupado a incómodo en cuestión de segundos.
- Ok, lo siento, no debería haber dicho eso, confío en ti ... pero entiende que esté un poco susceptible ... ahí mismo los encontré devorándose – recordó, señalando algún punto impreciso del jardín.
-Creo que devorarse no es el término que yo usaría – respondí. Ahora la incómoda era yo.
- Créeme, a mi tampoco me gusta usarlo – suspiró. Adiós a mi plan de hacerme la difícil.
- Olvídalo ... yo ya lo hice – cedí, sentándome en el escalón que él había ocupado antes.
- ¿Así de fácil? - desconfió, incrédulo.
- ¿Quieres pelear? Seguro que encontramos algún tema – le pregunté, dejando claro que no era lo que yo quería.
- No, déjalo, bandera blanca – se rindió, sentándose a mi lado -. ¿Cómo fue la charla?
- Rara – admití.
- ¿Rara bien o rara ... ?
- Básicamente seguirá con Annie digamos lo que digamos, lo único que le importa en este momento es lo que le dice el p.e.n.e ... espero que su cabeza vuelva en algún momento. O la de Annie – respondí, frustrada. Era desquiciante ver como se acercaba el desastre sin poder hacer nada para evitarlo.
- Hemos hecho lo que hemos podido – suspiró, agarrándome la mano. Era lo más que podíamos hacer en un lugar más o menos público y a plena luz del día. Aunque teniendo en cuenta a la señora Valente, era ya demasiado arriesgado.
- Lo sé. Solo nos queda esperar.
- Ajá ... oye, había una nota en la puerta, tu abuela está de paseo con su novio y no van a regresar hasta la hora de la cena – me informó. Traté de todas las formas no imaginar que quería decir con "paseo".

ESTÁS LEYENDO
Un Verano para Recordar
RomanceEsta historia es una de las mejores que he leído, y me he leído muchiiiisimas.. La escribió una chica de España que se llama Miri (en el Foro de Univisión su usuario era chukypollito) y es simplemente hermosa, cuenta la historia de amor de Dulce y P...