DULCE
Y allí estaba otra vez. ¡Bravo Dul! Como si no fuera suficiente adentrarse una vez en la noche en un solitario y oscuro bosque, para hacerlo dos. Efectivamente, en un intento de actuar como una buena amiga, había tratado de seguir a Giovanni para consolarlo. Todavía se me estrujaba el corazón al recordar su rostro desencajado, viendo como la chava que el quería se aventaba, literalmente, en brazos de otro. Me hubiera gustado decirles que controlaran un poco su lívido, pero con la racha que llevaba, capaz que me acusaban de quererme ligar a Diego o de querer seducirlo por su lana, porque a pesar de que no tenía el poderío económico de Ucker, su padre y su madre eran abogados y no precisamente de los pobres.
Aventé uno de mis zapatos al piso, con desesperación, pero de inmediato me arrepentí. Eran un regalo de mi abuela, no debería haberlos tratado así. Lo recogí, sintiendo mis pies doloridos, aunque no sabía bien si era por las piedras que se me estaban clavado en ese momento, o por las interminables horas subida a aquella tortura.
- ¡GIOVANNI! - volví a gritar, con la voz ligeramente enronquecida por gritos anteriores. Nada. Obtuve la misma respuesta que si me hubiera puesto a gritar "¡WILLIAM LEVY!". Desolador.
No había podido alcanzarlo a pesar de descalzarme para correr más rápido. Aarón me había retenido al principio, pero finalmente entendió lo que ocurría y me dejó marchar. Nadie más que yo lamentaba perderse parte de la gran noche de Maite, pero no podía ser tan egoísta, si había contribuido a causarle un dolor a Giovanni, también era mi responsabilidad tratar de mitigarlo. Lo malo es que esquivar borrachos no estaba entre mis escasas habilidades, tales como clavarme cuchillos o tropezarme constantemente, así que cuando salí, no había rastro de mi amigo el pollo. Corrí hacia la dirección que probablemente el habría seguido, pero al parecer mi intuición había fallado.
Me dejé caer contra un árbol, agotada. Y de pronto fui consciente del ambiente que me rodeaba.
La música y los gritos de la gente se oían preocupantemente lejanos. Todo lo que se escuchaba a mi alrededor eran búhos, que sonaban bastante más siniestros que en los cuentos infantiles, ramas crujiendo al partirse, y mi alterada respiración. Ok, con Derrick no me había dado cuenta, pero ese bosque realmente era aterrador. Los árboles formaban una cúpula que apenas permitía distinguir el cielo, por lo que la luz de la luna que se filtraba a través de las ramas era más bien escasa. Había caminado por inercia, pues conocía bien el camino al haberlo recorrido muchas veces de día, no porque realmente yo estuviera viendo por donde pisaba. Solo alcanzaba a ver tres o cuatro pasos delante de mí.
Tuve que admitir que había sido una malísima idea ir allí. Me regañé mental y verbalmente por tal ocurrencia, mientras retrocedía. Avancé unos pasos abrazándome a mi misma, no tanto por frío como por el miedo que estaba sintiendo. Me agaché cuando algo, mucho me temí, un murciélago, voló a ras de mi cabeza. Era un bosque realmente espantoso de noche. A medida que caminaba, la arboleda era menos espesa, lo que aumentaba la visibilidad. Me sorprendí de lo mucho que había recorrido. Y aquella no fue la única sorpresa.
A lo lejos vislumbré una silueta. Era alto y de complexión bastante fuerte, así que, por desgracia, descarté que se tratase de una mujer. Era un hombre, y no el que había estado hablando antes con Derrick, pues aquel era más bajo. Noté como el vello de la nuca se me erizaba de puro pánico. Recé para que fuera algún chavito buscando un lugar en el que retozar con su recién adquirida conquista. Pero cuando se acercó más, supe que otra vez, Dios había desechado mis súplicas. Era Ucker.
El panorama no parecía demasiado alentador. Repasando los hechos de esa misma noche, había golpeado a Ucker dos veces, lo había ridiculizado y por mi culpa Derrick se había burlado de él. Teniendo en cuenta su recién descubierto carácter de machito dominador, estaría un poco enojado conmigo. Y que se enojase conmigo alguien que quería comprarme como si fuera un objeto sexual, no se me hacía algo demasiado bueno.
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Un Verano para Recordar
RomanceEsta historia es una de las mejores que he leído, y me he leído muchiiiisimas.. La escribió una chica de España que se llama Miri (en el Foro de Univisión su usuario era chukypollito) y es simplemente hermosa, cuenta la historia de amor de Dulce y P...