Narra Alondra Ferreyra
Caminé por todo el vestidor para ver dos espejos enormes para verte de cuerpo completo y poderme dar cuenta de que me veía espantosa. Estaba toda desgreñada y ojerosa, todo debido a todo el tiempo que estuve llorado el día de ayer. Seguí recorriendo su enorme vestidor y vi cientos de pares de zapatos acomodados por colores y del otro lado lo mismo pero de puros tenis. No cabía duda que David tenía más ropa, de la que yo podría tener en mi vida entera.
Él me miraba mientras yo analizaba cada rincón y cada centímetro de su recámara y entonces al terminar de recorrer el inmenso pasillo de su vestidor pude ver el cuarto de baño, el cual era de mármol y era el baño más elegante con el que me había encontrado en esta vida. Tenía un jacuzzi hermoso y grande, con varios niveles de masaje, varios tipos de shampoo y de geles de baño, además de un hermoso lavabo que hacía juego con ese elegante lugar. Cuando por fin terminé de estudiarlo todo, sorprendí a David mirándome a los ojos. Por lo que, aunque yo no era mucho de iniciar una charla, ese día si lo hice así.
Me quedé asombrada, esa habitación era como las que salían en los anuncios de televisión, tenía un diseño de ensueño, podría vivir en esta habitación sin salir de ella, parecía como si estuviera en un gran hotel, bueno me imaginaba que así eran las habitaciones de los hoteles cinco estrellas, de los muchos que hablaba mi mamá que había conocido.
–David, tu recámara es hermosa. Me ha encantado cómo la tienes diseñada y ordenada y el baño es algo totalmente fuera de serie – Comenté emocionada sin salir todavía de mi asombro – Sin duda me gustaría algún día tener algo así.
Solté sin medir mis palabras, no estaba siendo envidiosa, creo que muchos, alguna vez habían tenido esa clase de sueños, poder tener grandes comodidades sin preocuparse de nada.
–Y lo tendremos, esto y todo lo que tú quieras mi amor. Te lo prometo, te lo juro que nos espera a partir de ahora sólo felicidad – Me miró con mucha ternura y después despacio me besó en los labios, dejándome su dulce y azucarado sabor.
–David, tus labios son lo más dulce que he probado – Me atreví a decirle dándome cuenta después que fue una cursilería absoluta – Lo digo en serio, eres encantador.
–Tú también lo eres Alondra, encantadora, inteligente y única. Ya que estamos conociéndonos, quiero saber si tú de casualidad coleccionas algo.
–La verdad es que no, antes coleccionaba llaveros pero luego cuando ya crecí más dejé de hacerlo, ¿Tú si coleccionas algo, David?
–Sí mi consentida, colecciono corbatas y relojes ¿Quieres ver mi colección?
–Claro que sí.
David me mostró su colección de corbatas primero y debo decir que ni mi papá que tenía demasiadas le hacía justicia y al ver después su colección de relojes, me quedé muda. Con razón no le afectó en absoluto regalarme uno si tenía de todos los tipos y de todas las marcas de relojes. Yo sólo pensaba, ¿Para qué gastar tanto en uno de esos si cualquier reloj sirve para dar la hora?, cuando por fin salí de mi asombro.
David me tomó en sus brazos y me regaló un beso suave y tierno que definitivamente me dejaba con ganas de mucho más, pero no se lo haría ver, ni se lo diría no quería que el supiera entonces de mi pasado sombrío, dónde miles habían tocado y usado mi cuerpo sin que yo sintiera nada por nadie. De pronto él puso un poco de música en la radio y comenzó a sonar la balada rock de Bon Jovi “Always”, esa canción me gustaba mucho y comencé a cantarla a pesar de no saber inglés, la letra la conocía a la perfección.
–Vaya, eres una caja de sorpresas, Alondra. Me encanta todo lo que he conocido de ti, veo que te gustan diferentes tipos de música, ¿De casualidad algún género no te agrada?
–Sí, de hecho varios no me agradan. No me gusta ni el reggaetón o cómo sea que se diga, ni la música clásica, tampoco el rap, ni el hip-hop. Fuera de ahí puedo escuchar lo que sea. Ahora dime tú si es que no toleras algún género.
–A mí no me gusta para nada el reggaetón, ni la música grupera tampoco la música de banda.
–Está bien, pues cada quién sus gustos. Oye David, ahorita que caminaba por tú recámara pude ver que tienes un restirador y quería saber si no es mucha molestia que me lo prestes. Tengo tarea que ayer no hice y ya que no fui hoy a la prepa pensé en hacerla aquí si no te molesta, claro está.
—Así que, mi consentida necesita del restirador, eso me lleva a darme cuenta que estudias un bachillerato orientado a alguna Ingeniería, pues deduzco que llevas dibujo técnico yo también lo llevé el año pasado – Manifestó David dando en el clavo con lo que había dicho – Claro que te lo presto, si necesitas hojas, plumas o lo que sea ahorita te paso todo lo que necesites, mi consentida.
—Muchas gracias, mi amor y perdóname por lo que voy a preguntarte pero es que me saca de onda que seas tan bueno conmigo. En toda mi vida, nadie me había tratado así, menos alguien del sexo opuesto, ¿Por qué eres tan amable conmigo?
—Porque siento algo por ti Alondra, algo inexplicable desde el primer momento en que te vi, supe desde que empecé a tratarte que vives tú vida con muchas tristezas y al conocer a tu madre puedo imaginarme el motivo, pero descuida que no espero que me cuentes nada hasta que tú así lo quieras, pero déjame estar contigo y enseñarte que sí se puede ser feliz – Me respondió David mientras me estrechaba en sus brazos y entonces sentí que había encontrado a la clase de amor por el que luchas y a la clase de chico por el que te la juegas.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...