Narra David De María
Yo lo que más quería, era que, Alondra se calmara. Pero al ver que nada daba resultado, la tomé de la mano sin decir nada, por el resto del camino a mi casa. Al llegar mi madre, cómo siempre, nos recibió con los brazos abiertos, era algo que admiraba demasiado de mi madre que, siempre estaba de humor, para ayudar a los demás.
–Hola chicos, bienvenidos – Nos saludó mi madre – Pasen por favor. Alondra, déjame darte un abrazo, hija.
Mi madre adoraba a mi chica, eso no se lo tenía que decir, ellas se llevaban muy bien, y mi madre se había preocupado la noche de ayer, cuando estuvo Alondra en la Delegación.
–Hola Carmen – Alondra abrazó a mi madre – Gracias, por todo lo que hiciste, por mí, supe que anoche, estuviste también en la Delegación.
–Hola madre. – Nos abrazamos y nos dimos un beso.
–Sí hija, tenía que estarlo, pero no recordemos eso, pasemos a comer.
Mi madre era de las que no le gustaba traer a colación, recuerdos que nos afectaban, que esos se quedaran, allá en el pasado.
–Claro, madre.
Pasamos a la casa y olía delicioso, yo conocía perfectamente ese aroma y era de los tacos dorados que preparaba mi madre, los cuales no era por nada, pero le quedaban deliciosos. Alondra y yo, ya no seguimos hablando más del tema, pues mi madre estaba demasiado sería, como si quisiera decirnos algo, pero no encontrara la manera de hacerlo.
– ¿Sucede algo, madre? – Pregunté sin poder aguantarme – Por favor, sí es así. Te pido que nos lo digas.
Si se trataba de algo malo, que nos lo dijera, para saber cómo solucionarlo, si se quedaba callada, nada podríamos hacer. Se notaba que no quería preocuparnos.
–Sí, sucede algo David – Respondió – Me enteré por Fina Morgan que, Petra, volverá en dos semanas a Morelia y cómo saben, no podemos estar huyendo toda la vida. La pregunta es, ¿Qué quieren hacer ustedes dos?
Vi de inmediato que Alondra se tensó, pues era en definitiva una muy mala noticia, no podíamos estar huyendo, nosotros teníamos nuestra vida aquí y aquí nos íbamos a quedar.
–Madre, eso no tienes ni qué preguntarlo. Nosotros queremos estar juntos siempre Alondra y yo, es lógico que ella vuelva a esta casa conmigo, cuando Petra regrese a Morelia – Dije convencido – No puede quedarse, en casa de Don Manuel, con esa loca ahí.
No era una opción de que mi chica, se quedara en la casa de su padre, era un peligro que llegara Petra y la encontrara ahí.
–Además no me recibirá, cuando me salí de esa casa, ella me ha dejado muy en claro, que era para no volver, nunca jamás – Dijo Alondra – Así que, si tú me recibes Carmen, yo regresaría aquí.
Desde luego, que ella siempre iba a tener un lugar en esta casa, ni mi madre ni yo permitiríamos, que tuviera esa preocupación.
–Claro que sí hija. Qué bueno que han decidido eso, tengo que hablar con Manuel y decirle las cosas, antes que se dé otro problema y para que él esté enterado, de la decisión de que Alondra viva aquí, una vez que Petra vuelva.
No había de otra, pues nadie se iba a querer quedar con Alondra, para no meterse en problemas con esa señora, era seguro que ninguno de sus familiares, la iba a recibir en su casa.
–Gracias madre, por siempre apoyarnos en todo a Alondra y a mí, desde que empezamos a ser novios. Te quiero mucho – Abracé a mi madre – Espero que, ya no tengamos problemas con esa mujer.
–No todo el problema es Petra – Alondra seguía deprimida – El problema, soy también yo. Petra no tuvo que ver nada, en lo que hice yo de lo de Lola y, sin embargo, ustedes pagaron las consecuencias, de mis tonterías. Ya no quiero ser más, una carga para nadie. Ya no quiero serlo.
Abracé a Alondra para tranquilizarla, podía entender muy bien, cómo se estaba sintiendo ella, pero lo que yo más quería era, que ella supiera que la amaba a tal grado que, jamás cambiaría lo que siento por ella, por estar con ninguna otra mujer.
–Alondra, tú no eres ninguna carga – La abrazaba mi madre – No quiero que sufras hija, te quiero mucho y esta, siempre será tu casa y David y yo, seremos siempre tu familia.
Seriamos una familia amorosa para ella, ya que de parte de sus padres y en especial de su madre, solo había recibido malos tratos.
–Te lo agradezco Carmen, pero la verdad es que, no me siento bien, después de lo que pasó con esa mujer – Alondra empezó a llorar – A David, le gusta convivir y yo, no puedo permitir que lo haga, porque me muero de celos y de inseguridad.
–Lo sé mi amor y lo que yo menos quiero es que te sientas así – La consentía mucho – Te amo y si el problema es que yo socialice, no lo haré más. Quédate tranquila, quiero que seas feliz Alondra y lo demás poco me importa.
–Suban a descansar un rato, chicos, y yo, me veré con Manuel en el casino – Dijo mi madre – Ya hemos quedado, así en el calor del juego, él puede portarse más accesible, con todo esto.
–Tú si te las sabes madre – Me reí – Muchas gracias. Vamos arriba, mi consentida.
–Gracias de nuevo, Carmen – Alondra volvió a abrazar a mi madre – Claro, vamos arriba, mi amor.
Tomé a Alondra de la mano y subimos a la planta alta de mi casa. De inmediato nos acostamos en la cama, para descansar. Ya no se tocó más el tema de Lola, ni de nada. La abracé cómo siempre lo hacía y ella al poco tiempo se quedó, profundamente dormida.
Yo pensaba muchas cosas, que en todos mis planes estaba ella, quería que pudiéramos dar un paso más y así ella se iba a sentir más segura y además podríamos dormir y despertar juntos todos los días, sin tener la preocupación, de tener que pedir permiso, para que se quedara en mi casa. Obviamente, no se lo pensaba decir, era una sorpresa.
DOS SEMANAS DESPUÉS
Ese día Alondra, me había ido a buscar a las asesorías y yo, no cabía en mí de emoción y de alegría. Hoy la llevaría a nuestro nuevo departamento, el que había comprado para nosotros y lo había decorado y amueblado también, sólo faltaba que nos fuéramos a habitarlo, lo cual sería esta noche, con la cena que le iba a preparar.
Todo iba a estar perfecto, además mi madre y Don Manuel, estaban ya de acuerdo en este paso que, yo pensaba dar con ella y así iba a ser, tendríamos que afrontar esa responsabilidad.
–David, esta tarde ¿Podrías pasar por mis cosas a casa de mi papá? Para llevarlas con Carmen – Me preguntó mi consentida – Por favor, amor es que, tengo que ir a la biblioteca a sacar una guía, para un examen de mañana.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...