Capítulo 109.-

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Narra David de María 

Cuando terminó ese terrible altercado que tuvimos con mi madre, Alondra y yo nos quedamos callados y sin saber que decir. 

–Y ni piensen que se van a a quedar esta noche juntos – al escuchar las palabras de mi madre, por supuesto que no estaba de acuerdo.

–No es justo madre.

Mi madre ni siquiera se molestó en contestarme, se dirigió a Alondra y le dio sus indicaciones.

–Alondra, tú te quedaras en la habitación de David.

Bueno por lo menos no la mandó al cuarto de afuera, lo más probable es que ese me tocara a mí, conociendo a mi madre la separación, sería significativa.

–Muy bien Carmen.

Mi novia aceptó sin rechistar, no como yo que para todo tenía que manifestar mi inconformidad. Cosa que no le agradaba a mi madre.

–Y tú David, te quedaras en la recamara de aquí abajo.

Mi madre nos mandó a recámaras diferentes, quitándonos el celular y dejándonos sin comunicación exterior por un buen rato con la finalidad de que pudiéramos estar un rato con nosotros mismos y pudiéramos pensar las cosas. 

Nos fuimos cada uno a la habitación que nos habia asignado, pues no me quedó más de otra que obedecer. Si Alondra aceptó lo que le dijo, yo como su hijo tenía que hacer lo mismo que mi novia. La escuché llorar un buen rato hasta que dejé de escucharla por completo. 

Más tarde cuando mi madre ya estaba más tranquila, escuché que subía a la planta alta seguramente había subido a ver cómo estaba Alondra, se demoró un rato allá arriba y después bajó y fue directo a la recámara dónde me encontraba yo.

–Hola David, ¿Cómo estás?, ¿Has podido pensar las cosas? – Me preguntó mi madre muy seria – Espero que sí, porque esto no puede seguir así. 

–Hola madre. Sí las he pensado y te pido por favor que me dejes ir con Alondra a mi recámara. Ella debe estar mal, estuve escuchándola llorar un buen rato.

–No David, yo acabo de bajar de tu recámara y ella está bien. Se quedó dormida y la cobijé, por eso no te preocupes.

–Voy a subir con ella.

–No hijo, déjala que descanse. Vamos a la sala a comer alguna botana o algo mientras Alondra duerme un rato. Tenemos que seguir hablando de cosas.

–Cómo digas madre.

Mi madre y yo preparamos unas botanas en la cocina, eran carnes frías y cuadros de quesos. Mi madre al parecer, estaba más relajada pues abrió una botella de vino. Que le ayudé a abrir y serví en dos copas. Nos sentamos en la sala para platicar con más calma, tomar vino y comer botana.

–David en serio hijo, no quise ser tan dura con ustedes – Me dijo mi madre – Lo que me preocupa ahora, es que Alondra puede estar odiándome.

Mi madre a pesar de todo no conocía a Alondra, ella estaba llorando porque mi madre la regañó y de seguro pensaba que la iba a regresar a Morelia con Petra, ese de seguro era su temor.

–No madre, no digas eso Alondra no te odia, ella te quiere mucho y es en serio que ella nunca se había portado así –Dije defendiendo a mi novia – El tipo ese resultó ser insoportable.

–Lo entiendo hijo, pero vivimos en una sociedad y una cosa es que Alondra sea una persona de pocos amigos y otra cosa es que no se integre a la sociedad en la que vive. Debemos de ser tolerantes con los demás. Lo digo por su bien, porque no siempre se encontraran con gente que sea buena y se pueden llevar una sorpresa muy desagradable.

Lo entendía a la perfección, casos se han escuchado de personas que reaccionan mal y llegan a cometer algunas locuras.

–Sí madre, pero me siento mal por Alondra. Ella está muy afectada y por eso es que reacciona tan mal, por cómo ha sido Petra con ella toda su vida.

–Petra le hizo mucho daño a Alondra David, sin embargo Alondra no puede toda la vida estarse portando del modo en el que lo está haciendo, porque la única perjudicada será ella y teniendo toda su vida por delante debe ver por su futuro.

–Te prometo que hablaré con ella madre y que nos vamos a corregir y a comportar mejor y de mi cuenta corre, que Alondra se tranquilice y se pueda comportar mejor.

–Está bien hijo. Dime ¿Qué piensas hacer con lo de tus asesorías?, ¿Ya tienes una fecha de cuando debemos volver a Morelia para que comiences con eso? –Preguntó mi madre preocupada.

–No madre, aún no tengo fecha para darlas sólo sé que al término del curso, me avisarán. Pero te prometo, que sacaré adelante ese compromiso y todos los demás que tenga.

–Eso no lo dudo ni tantito hijo y me da gusto, que quieras hacer mejor las cosas.

En ese momento mientras estábamos tranquilos con mi madre, se dejó venir una tormenta terrible y con ella Fina Morgan llegó toda empapada a nuestra cabaña, tanto que no escuchamos el timbre mi madre y yo, hasta que Fina la llamó al móvil y mi madre salió a abrirle.

–Fina, ¿Pero dónde te has metido que vienes empapada? – Le preguntó mi madre a Fina.

–Nada Carmen, venía para tu casa y me agarró por sorpresa la tormenta. Pasé a comprar algo para preparar una pizza casera aquí contigo, todo debe venir hecho un desastre – Le respondió Fina.

–Pasa por favor, no te quedes ahí parada mojándote más.

–Gracias, Carmen.

Fina y mi madre entraron a la cabaña, yo me levanté del sillón de la sala para ayudar a Fina con las bolsas, las cuales cargué y las subí a la encimera de la cocina, en dónde las sequé completamente. 

–Hola y gracias David por ayudarme con las bolsas – Me dijo Fina.

–Hola Fina, no ha sido nada.

–Tomen asiento por favor, les voy a preparar un té – Les dije a Fina y a mi madre. 

–Gracias hijo, mientras tanto subiré con Fina a mi recámara, para que se seque y se ponga ropa limpia y seca.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora