Capítulo 167.-

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Narra Alondra Ferreyra

Pasamos días increíbles juntos, después de eso David y yo, a pesar de tener, que vernos poco tiempo, porque mi papá me había enviado, al taller mecánico de mi tío Juan a ayudarle. Una de esas noches, en que nos veíamos, noté que mi chico iba a verme, mucho más arreglado, de lo normal y no pude evitar preguntarle, antes de que se fuera, de la casa de mi papá.

–Te amo, mi consentida – Me decía mi chico – Quisiera quedarme contigo, pero la veo difícil, aquí está tu hermana Anastasia y tus sobrinas.

Así era con mis sobrinas aquí, era difícil que se quedara, ya que ellas, en cualquier momento podían entrar y lo iba a encontrar y a decirle a mi papá, mejor que evitáramos eso.

–Sí mi amor y he quedado de jugar con ellas un rato, tenía tiempo sin verlas. Se las había llevado su papá.

–Sí mi princesa – Me besó con ternura – Espero que la pasen bonito jugando hoy. Ellas te adoran, pero más que yo, nadie.

–Amor, hoy has venido más guapo de lo normal ¿Saldrás hoy? Es viernes por la noche – Pregunté con miedo, de saber su respuesta – Sí es así dime, por favor. Yo de todos modos, no puedo salir y no puedo impedirte que salgas, ya lo sabes, desde el principio de la relación.

–Sí mi consentida, es el cumpleaños de un amigo y le harán la fiesta, en casa de una amiga en común, iré un rato y te aviso, cuando llegué a mi casa ¿Te parece bien, mi muñequita?

Le sonreí, como si no pasara nada, pero en realidad estaba pasando todo, mis celos se activaron, no me gustaba nada, que apenas me estuviera diciendo. 

–Sí mi amor, me parece muy bien – Mentí, estaba furiosa por dentro – Que te vaya bien en tu fiesta y espero tu mensaje.

–Claro mi amor.

David y yo nos despedimos y antes de que él se fuera, llegaron a mi casa, Julio y Javy mis mejores amigos, ellos saludaron a mi David y él a ellos. Tenía el plan prefecto, él a mí, no me iba a estar engañando. Eso de que una fiesta de un amigo, no me lo tragaba, cuando se despidió de mis amigos.

Yo me quedé con ellos y apenas vi que mi chico, se arrancó en su auto y les pedí a mis amigos, sin pedir permiso de salir a mi padre, ni nada que siguiéramos a mi chico. A esas alturas los celos, me estaban matando ¿A casa de qué amiga iba David?, ¿Por qué, no me había dado nombre?, ¿Qué era lo que me ocultaba?

–Julio, Javy, vamos a seguir a David – Les pedí – Irá a una fiesta a casa de una vieja y traigo el estómago revuelto, espero que no sea, a dónde estoy pensando que va.

Mi intuición, me decía a donde se dirigía, pues fue demasiado simple en su contestación, a mí no me iba a hacer tonta, si eso era, lo que él pensaba.

–Vamos Alondra – Respondió Javy – Pero si haremos esto, es por amistad. Creo que exageras, David te ama y aunque vaya a divertirse, cosa que tú no haces, no tienes de que preocuparte.

Pero no solamente era eso, no estaba loca para pensar nada más así y ya, porque él me escondía las cosas, cuando se trataba de esa mujer, si sabía que me molestaba, porqué seguía viéndola, o era que todavía le gustaba, que me lo dijera de frente.

–Más vale ser precavido, que ser cornudo – Dijo Julio – Yo apoyo que lo sigamos ¿Qué se cree? Además si no lo seguimos nosotros ¿Quién ayudará con esto a la tóxica de Alondra?

Así era, yo ahorita como estaba la situación con mi papá, ni siquiera tenía permiso para salir, mucho menos tenia auto.

–Gracias amigos, por eso los amo. Miren, acaba de dar vuelta en la esquina, hay que esquivar el semáforo – Les sugerí – No quiero, que se nos pierda.

–Modo rápido y furioso, aquí vamos – Dijo Javy.

Seguimos a David, por dónde les dije y llegamos a los pocos minutos después de él a su destino. En ese momento, el coraje, lo traía hasta saliendo de mis ojos, de mis oídos de todos lados. Me jalé el cabello enfurecida… era la casa de la vieja imbécil, de Dolores y me extrañaba, que David estuviera ahí en la fiesta del amigo, que parecía una fiesta de vecindad con globos y estupideces, que solo hace la gente de bajo estrato social, para nada era una fiesta de categoría, como a las que yo, alguna vez llegué a ir, o como las que hacían mis amigos del Tec.

Espié a David, por algunos minutos y cuando lo vi abrazarse, ahí en la entrada con un chico y darle un regalo, al menos, supe que no me mintió en lo del cumpleaños del amigo, pero después Lola, salió a abrazarlo y ahí sí, que se me prendió el fuego. Sin decirles nada a mis amigos, me bajé del auto de Julio, como un toro al que le abren la puerta, para salir a matar al torero y con esa furia, los embestí y los derribé al suelo a ambos, a mi chico y a esa arpía.

– ¿Se puede saber lo que haces con mi novio, naca muerta de hambre, pobre diabla? – Cuestioné a esa desgraciada – No tienes derecho de abrazarlo, poca cosa, come cuando hay.

–Él vino a mi casa, estúpida a festejar a nuestro amigo – Respondió jactándose, de no sé qué, si nada tenía pobrecita – Así que te pido, que te largues o llamo a la policía y David me abrazó porque le sigo atrayendo.

–Eres un imbécil, pendejo y joto – Le di una cachetada a mi chico, delante de todo el mundo, estaba demasiado enojada – No me dijiste, que vendrías a reunirte con la basura, que si no, yo no te hubiera dejado.

David se quedó callado, sobándose la cara. En ese momento, lo que le faltaron eran huevos, para rebatirme algo, sabía que tenía razón de estar enojada, porque no se sinceró conmigo del todo y solo me había dicho, parte de la verdad, pero le salió mal la mentira. 

Lola por su parte, se estaba riendo, como una verdadera idiota y eso me sacó más de quicio, sin pensarlo, me le dejé ir a golpes, ante el asombro de todo el mundo. Nos quisieron separar y nadie pudo y para esto, mis amigos, cuando vieron el relajo, que se armó en la entrada de la casa de esa, se bajaron a ver de cerca el pleito.

–Dale Alondra, duro, duro, duro – Me alentaban ellos – Golpe al pecho, golpe al pecho.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora