Capítulo 160.-

17 2 0
                                    

Narra Alondra Ferreyra

–No Carmen – Lo que dijo, me asustó demasiado – Mi papá es muy necio cuando se enoja y no quiero afectarlo. Lo quiero mucho y también a ti. David y yo, ya estamos bien y estamos mejor que antes. En serio, no hay que hacer esto más grande.

–No lo hago porque se haga más grande Alondra, tú papá quiere que pases tiempo en tu casa y todo esto que pasó, tiene que ver con muchas cosas, no solo por lo que pasó en ese evento – Carmen se veía preocupada – Ustedes, no están viviendo un noviazgo de manera normal, los novios normales, no pasan las noches juntos, al menos no todas y cada uno tiene una vida que hacer además de su relación. Por eso este problema se salió de toda proporción, porque no están viviendo bien la relación, debe cada uno darse su tiempo y su espacio.

–Sí madre, tienes razón pero yo no quiero que Alondra vuelva a su casa, tengo que estar bien porque tengo que dar asesorías y ella es mi motor para vivir – Dijo David, abrazándome mucho – No quiero perderla mamá, no quiero que ella se quedé en su casa, pudiendo estar aquí, en mi cama y en mis brazos.

Yo estaba de acuerdo con lo que proponía David, yo no quería regresar con mi papá, o que nos dejara ver por más tiempo, y a mí quedarme en casa de Carmen con David.

–Lo siento mucho, pero eso no lo deciden ustedes dos. Con todo lo que pasó, yo quedé con Manuel que Alondra pasará en su casa el tiempo que Petra no esté, su papá quiere tenerla con él y no lo podemos culpar por eso – Sentenció Carmen – Además, tienen que tener como he dicho, ambos su propia vida además de su vida de pareja en conjunto.

–Sí, ambos las vamos a tener, eso es seguro Carmen, pero si vamos a ir a ver a mi papá, yo quiero seguir viendo a David. No puedo vivir sin él.

–Se seguirán viendo – Dijo Carmen – Pero por un tiempo, que cada uno esté en su casa, no tiene por qué pasar nada.

Estaba de acuerdo con Carmen, porque solo sería hasta que regresara Petra, porque en cuanto volviera, tendría que salir de su casa y solo me quedaría irme a vivir a algún otro lugar. Pues no me quedaría volver a esa vida de regaños y maltratos.

–Está bien madre, se harán las cosas a tu manera – Dijo David – Ya te hemos causado, nosotros dos, demasiados problemas. Te quiero mucho madre, descansa y gracias por el té y por todo.

–Buenas noches David, también buenas noches para ti Alondra – Carmen nos dio un beso y un abrazo a cada uno – Los quiero mucho y por favor, duerman para que te puedas sentir mejor Alondra.

–Está bien Carmen. Muchas gracias y descansa por favor – Respondí – Gracias, por el té y por todo.

–Por nada chicos. – Se despidió de nosotros.

David y yo al encontrarnos solos y terminando de tomar el té, nos acomodamos para dormir. Era innegable que yo, dentro de mí sentía más que nada demasiado miedo, miedo a que mi papá ahora después de todo lo que había pasado, no recibiera a David de nuevo en mi vida y yo, solo quería estar con él. 

Me sentía mal, por un arranque tonto, todo lo que he venido a ocasionar y la verdad, me sentía culpable y con muchas cosas que no me dejaban dormir. David, lo sintió, pues de inmediato me comenzó a consentir, más de lo normal.

–Alondra, mi amor. No tienes nada de que tener miedo – Me decía mi David – Esto que está pasando, no pasará a mayores. Mi madre es muy buena hablando con la gente y convencerá a tu padre que nos deje vernos y yo, le debo una disculpa también a Don Manuel, por la forma en la que me comporté, no fue la correcta.

Esperaba que Carmen si lo convenciera mejor a él, para que pudiéramos estar tranquilos, para que no tuviera que estar huyendo todo el tiempo, y que mi papá se quedara tranquilo.

–Lo sé mi amor, los dos nos comportamos mal y de mala manera pero espero que mi papá lo pueda entender, lo pueda comprender y lo pueda asimilar. Quiero que todo, mejore para nosotros dos David y que podamos vivir todo lo que nos amamos – Abracé más a mi chico – Además mi papá no se puede poner en ese plan, siendo yo, la principal culpable.

–No pensemos en eso de las culpas mi amor, te amo mi princesa y mi muñequita. Estaremos juntos de una o de otra manera y si no podemos el tiempo que no esté Petra dormir juntos, ya se nos ocurrirá algo a ambos.

Sí, no podíamos vivir sin estar uno al lado del otro, ya nada nos podía separar, y encontraríamos la manera de vernos todos los días. 

–Sí, espero que ese algo sea, algo fantástico y extraordinario para que podamos estar juntos que no puedo ni dormir sin ti. Solo tú me arrullas y me calmas.

Cuando estaba en sus brazos era una maravilla, era cuando mejor me sentía, podía descansar y dormir plácidamente, me olvidaba completamente de todo a mí alrededor, todo dejaba de importarme, solo él me importaba. 

–Tranquila Alondra, yo te quiero bien. Te amo y sé que dentro de su corazón de tu padre entrará la razón y se dará cuenta que lo que tenemos nosotros, no lo tiene cualquier pareja. Él debe darnos la oportunidad de seguir y la vamos a aprovechar para bien.

Así era, porque nosotros vamos a estar juntos toda la vida, éramos una pareja muy enamorada, y pasara lo que pasara estaríamos siempre juntos. Aquí lo importante, era permanecer siempre juntos. 

–Tienes razón mi amor, la vamos a aprovechar para bien y si tenemos que convencer a todos que lo que sentimos es real. Así va a ser mi amor, te amo, David de María.

Mi corazón le pertenecía a mi novio, a mi chico, nunca me había sentido tan enamorada como hasta ahora, debíamos salvar esto que sentíamos los dos contra viento y marea, todos se tenían que convencer, de que lo nuestro era muy fuerte y real, que una pequeña desavenencia no nos iba a poder separar y que lucharíamos con uñas y dientes.

–Te amo Alondra Ferreyra, te amo mucho mi princesa. – Me dijo muy amoroso.

David me envolvió más en sus brazos y poco a poco como siempre que estábamos juntos, me fui dejando llevar por el sueño hasta que en su totalidad me alcanzó y me transportó a otra realidad en la que soñaba que lo nuestro, era para siempre y con esa paz, me pude dormir al fin.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora