Narra David De María
–Hola mi princesa, es para ti – Le entregué la rosa – Te ves preciosa.
–Hola mi príncipe – Ella me abrazó – Gracias por la rosa, pero sigues metiéndote en problemas amor. Es de las de aquí del Tec, espero no te vayan a regañar.
Eso no me importaba, les compraría todas las rosas que quisieran, con tal de ver a mi princesa contenta. Nada podían hacer, si les dejaba las jardineras sin rosas, mi preciosa la merecía todas.
–Por mí, que venga, que me caiga un rayo ya mismo y que me mate. Si muero a tu lado, con eso sería, más que afortunado.
–Amor, te amo mucho, pero me tengo que ir a clases. Sé que tú tienes hora libre, pero yo no puedo faltar. Recién hoy retomamos ambos, las clases presenciales, así que nos tenemos que ver más tarde.
–Sí, lo sé mi princesa y por mí no te apures. Yo me iré a la biblioteca, quedé de verme en esta la hora libre con el profesor, que me dará el temario de las asesorías y nos veremos ahí al rato.
–Sí, ahí estaré profesor. – Me miró coqueta.
Alondra me besó y yo la abracé y nos dejamos llevar por el momento, como nos pasaba siempre que nos acercábamos demasiado, no sé cómo pude vivir tantos días sin ella, había sido un tonto absoluto y total. Nos tomamos de las manos y la fui a llevar a su salón de clase, saludé de lejos a sus amigos, quienes ya estaban sentados en sus lugares y volví a besar a mi princesa, hasta que nos quedamos sin aire, luego me separé de ella y me retiré, cuando entró a su salón.
Entré a la biblioteca y el profesor, me llevó el temario, busqué lo de la primera clase, de la de hoy y volví a mis clases. El día se me fue muy lento, pero cuando me fui a las asesorías, empezó a irse más de prisa y yo sabía el motivo, porque mi amada, Alondra, iba a llegar en cuestión de tiempo. A la 1.30 en punto, ella tocó en mi cubículo para asistir a su clase.
–Buenas tardes, vengo a buscar al tutor de matemáticas a David de María Ramírez, ¿Se encuentra? – Preguntó con voz coqueta – Es que tengo problemas con esa materia.
–Sí, adelante señorita. El profesor ya está aquí – Le dije siguiendo el juego – Ven preciosa, pasa.
Entró conmigo al cubículo y nos besamos muy apasionadamente, ella soltó sus cosas en la silla y yo sin pensarlo, cerré las persianas del cubículo y la cargué para sentarla en el escritorio. Ella se comenzó a quitar la ropa y yo hice lo mismo, en milésimas de segundo, ambos estábamos así, desnudos y a punto de hacer el amor. Lo malo fue que tocaron ahí afuera, qué gente tan inoportuna.
–Amor, no respondas – Me susurró Alondra – No quiero que nos interrumpan.
Me dijo en un tono de voz muy bajo, le entendía, pero no podía simplemente quedarme callado, era un riesgo mucho mayor, si me encontraban con ella aquí, si no les abría la puerta. Pues podía ser el profesor encargado, o el mismo director, para cerciorarse, de que si estaba empezando con las asesorías.
–Mi princesa, es que, si no lo hago y alguien trae la llave, entrarán de igual modo, no te puedo exponer.
–Está bien – Dijo ella con desgano.
Nos vestimos rápido y Alondra tomó su lugar. Yo abrí la puerta del cubículo y era un chico, que venía a pedir informes de las asesorías.
–Sí, en un momento abro. – Dije en cuanto estuvimos listos.
Tuve que decir, para que no sospecharan nada, pues a esta hora estaba indicada, que se iniciaban las asesorías, así que abrí la puerta como si nada. No tenían, por qué sospechar si estaba encerrado dando clases.
–Hola, este, buenas tardes, profesor, estoy aquí porque me han mandado para que me anote para unas asesorías – Dijo el chico – Soy de primero de ingeniería civil.
Era un chico de primer ingreso, se notaba a leguas, no había necesidad que me lo dijera, se le veía bastante desorientado y nervioso, no sé por qué pensaban, que venir a asesorías sería algo malo.
–Hola buenas tardes, yo ahorita estoy dando una asesoría, pero te paso el block, para que te anotes, ahí vienen los horarios que tengo disponibles, para que escojas alguno – Respondí amablemente – Esta semana está llena, pero para la otra, como puedes ver, hay más días libres.
Tomó de mis manos el block, con algo de nervios, vio lo que le había indicado, así que buscó la hoja para anotarse en el espacio, que mejor le convenía, dejé que lo hiciera, yo no tenía problemas, si se anotaba dos días seguidos, sólo que las evaluaciones serian esa misma semana, tenía que verificar que efectivamente, estaba ayudando con esos dos días, en que se había anotado.
–Muy bien me anoto, soy Federico – Se presentó – Ya llené los espacios, muchas gracias.
Me entregó el block de vuelta y estaba deseando, que se fuera de una vez por todas, nos había interrumpido, pero ahora no sabía si podíamos continuar, donde lo habíamos dejado, no quería que llegaran otros a anotarse, le diría al profesor, que él se hiciera cargo de los alumnos que querían asesoría y que luego, me pasara las anotaciones.
–Por nada, que pases buena tarde. – Dije con toda la calma del mundo.
Apenas se retiró el chico y fue como si el fuego, volviera a consumirnos del deseo que sentíamos Alondra y yo, la besé nuevamente y ella a mí. Me senté en mi lugar y a ella la senté en el escritorio, le acaricié las piernas y más arriba de ellas, colocó los bazos en el escritorio, arqueó su espalda y la cabeza la echó para atrás.
Llegando a ese lugar en el que, su cuerpo se encendía al mínimo roce de mis dedos, ella se empezó a convulsionar, del deseo que sentía y decidí liberar a mi amigo del pantalón y quitar el de ella, para después despojarla de su ropa interior y hacerla mía, ahí sentados en la silla de mi cubículo de las asesorías.
Después de algunas embestidas, la tomé de la cintura y el vaivén de nuestros cuerpos, era lo único que importaba, luego después, llegamos al cielo y tuvimos que darnos prisa, para recomponernos y volver a abrir las cortinas del cubículo. Eso no debía de pasar ahí, pero con ella a mi lado, no me podía ni tampoco, me quería controlar. Éramos tal para cual, porque cuando estábamos cerca el uno del otro, nada nos podía detener.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...