Narra Alondra Ferreyra
Y ahí estaba de rodillas y arrastrándome en el suelo, rogándole y suplicándole amor y un perdón, al único hombre al que había amado en mi vida, a mi güero, a mi David de María. Pero nada parecía funcionar, él estaba como poseído, como fuera de sí mismo y no quería escucharme ni saber nada más de mí, siendo Carmen quién me levantó del piso, mis lágrimas no paraban y ya no sabía, más que hacer.
–Alondra, levántate hijita por favor. Te hará daño estar así – Carmen, me abrazó una vez que estuve de pie – Vamos a tomar un té y esperemos a que David se calme.
Sentía como si no estuviera en mi cuerpo, desvanecida, como si me hubieran quitado toda la fuerza, como si esta no fuera yo.
–No me calmaré madre, no me puedo calmar – Decía David – Por favor, yo necesito salir un rato, sin que nadie me moleste.
–Está bien hijo, sólo te puedo pedir, que no hagas más tonterías David, por favor – Le pidió Carmen – Piensa bien las cosas antes de actuar, por favor.
–Sí madre, regreso en un rato. – Ni siquiera me dirigía la mirada.
David se salió de su casa y en cuanto me encontré sola con Carmen, me puse a llorar como nunca antes, ella se sentó a mi lado en el sillón de la sala y me abrazó un buen rato. No podía calmarme, por un impulso estúpido lo había perdido todo, absolutamente todo con mi David. Me sentía la mujer más estúpida del mundo.
–Alondra, por favor platícame ¿Cómo estuvieron las cosas? – Me pidió Carmen – Me desconcierta mucho, la actitud que David, está tomando.
–Carmen, pensé que David ya te lo había contado todo – Le respondí resignada – No sé, porque me preguntas a mí.
–Sí, él me ha contado pero su versión y en toda historia siempre hay dos versiones, quiero que ahora por favor, me des la tuya hija.
Pues iba a ser la misma versión, aquí la única culpable seguiría siendo yo, David no había hecho nada, solo reaccionar a lo que vieron sus propios ojos. Nadie le contó, porque las cosas habían sucedido al frente de él.
–Carmen, gracias por seguirme considerando como tal, David ya no me ama – Me tapé la cara con mis manos y seguí en esa crisis de llanto terrible – Lo primero que debes de saber, es que he sido yo, quién tuvo la culpa Carmen.
–Platícame, por favor Alondra ¿Cómo pasaron las cosas? Nunca había visto así a David, en algún pleito o diferencia, que tuviera con alguna novia.
–Yo tuve la culpa Carmen, no tengo excusa alguna. Yo causé está horrorosa situación, es que yo besé al cantante, producto de la emoción del momento y ahora sé que estuvo mal, pero él me abrazó y me siguió el beso y luego me arrepentí, pero ya era tarde para eso, ya no podía hacer nada, no podía regresar el tiempo – Seguí llorando – Carmen, si pierdo a David, me muero.
Ya para qué quería la vida, si no la iba a vivir al lado de él, David era mi todo y por mi comportamiento, habia terminado con el amor que decía sentir por mí. Lo arruiné de una manera, que ni yo misma lo podía creer.
–Sí hiciste mal hija, lo siento Alondra, pero si has tenido la culpa tú en está ocasión, pero David, también está exagerando al ponerse como se puso. Vamos a tomar un té, vemos algo en la televisión y te calmas por favor. No quiero que te vayas a poner mal, como te nos pusiste apenas hace unos días.
–Sí, lo sé Carmen, pero quisiera que al menos me dé la oportunidad de que hablemos como dos personas civilizadas que se aman y me deje pedirle perdón.
–Alondra, yo conozco a David y con seguridad te digo que él te ama mucho, pero si estuviste mal y yo, hablaré con él, una vez que se calme. Solo porque veo que en serio, estás arrepentida, pero quiero que me prometas que esta situación, no se repetirá jamás.
–Te lo prometo Carmen, sólo quiero recuperar a mi David. Es todo lo que quiero – Dije llorando – Quisiera que regrese, por favor Carmen, ve a buscarlo no quiero que le pase nada en la calle.
–No Alondra, no puedo ir atrás de él, todo el tiempo y así como estás, no puedo dejarte sola. Vamos a darle su tiempo a David, por favor.
–Está bien, Carmen.
Con el corazón destrozado y sintiéndome muerta en vida, tomé té con Carmen y después me traté de distraer de pensar en mi güero, haciendo mis tareas del Tec y las de mis clientes y Carmen mientras tanto preparaba cosas para comer, yo no sé ni cómo iba a hacer, porque no tenía hambre. Pero tampoco podía despreciar las atenciones, que Carmen tenía, para conmigo.
Ese día no llegó David a la cabaña y llegada la noche, tanto Carmen como yo, estábamos muy preocupadas, cuando tocaron muy feo la puerta de la cabaña, yo tenía miedo, solo me faltaba que fuera Petra y si era ella, mejor que me encontrara y que me matara, sin David yo no quería vivir y no quería nada, me puse nerviosa y Carmen enseguida lo notó.
–Alondra, metete a la cocina hija – Me pidió Carmen – Iré a ver quién es, no vaya a ser de nuevo Petra, como aquella vez.
Carmen había pensado lo mismo que yo, entonces no lo pensé más y le hice caso. Pues si se presentaba Petra, estaba más perdida que nunca.
–Sí Carmen.
Entré a la cocina y pasé segundos angustiantes y después cuando escuché que Carmen abrió la puerta, algo dentro de mí se aligeró y se iluminó. Pues había calma y si fuera Petra ya estuviera armando un gran escándalo como siempre lo hacía. Y pensé por un momento que podía ser mi David que olvidó sus llaves, pero cuando escuché la voz de Lisa que iba a buscarme, se me fue esa ilusión.
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Mi Consentida
Roman d'amourAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...